T
tunolta
Novat@
Sin verificar
Ese extraño comportamiento debe ser más habitual de lo que pensáis, yo mismo lo he sufrido varias veces. Es sencillo, te gusta mucho un reloj, lo admiras en el "sancta santorum" que es el brillante escaparate de la joyería, piensas que poseerlo te dará un "trozo" de felicidad, que serás alguien mejor... pero eres una persona de recursos limitados. Tras gastarte tu dinero en decenas de sustitutos que no te llenan, un día das el paso, y cuando lo tienes en tu casa, en tus manos, te das cuenta de dos cosas.... 1º, en casa no "brilla" tanto, en la muñeca no se ve tan bonito como en las estudiadas fotos del catálogo, no te da la felicidad, es tan solo un reloj, y 2º has enterrado un monton de dinero en algo perfectamente inutil. Has gastado lo que no tienes en algo que no necesitas. Empieza a rondar por tu cabeza la posibilidad de deshacerte de él, devolviéndolo o vendiendolo.... en cualquier caso, eso te impide usarlo, ya que podrías dañarlo, por lo que no llegas a disfrutarlo. Cuando ya no lo tienes y te ha pasado el remordimiento del gasto, al cabo de un tiempo, empiezas a arrepentirte de haberlo vendido/devuelto y empieza otra vez el ciclo.
El problema es que ningún sustituto te llenará nunca...
El problema es que ningún sustituto te llenará nunca...
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