Buen tema de charla, si señor. Y además se puede extrapolar a cualquier ámbito.
La sociedad actual busca apariencia, postureo, reconocimiento de permanencia a una “élite”, fachada… frente a lo verdaderamente importante y para aquello que fue creada cada cosa o elemento?
Vivimos en la fábula del Traje del Emperador y no somos conscientes de que realmente vamos desnudos.
El que te gastes una cantidad irracional de dinero en un reloj, que, por mucho sello de Ginebra, de la marca o certificado que lleve, no de la hora de forma correcta, me parece que es una tomadura de pelo, si lo que queremos en tener un reloj. Otra cosa es, como se ha apuntado, que pretendamos dar una imagen de exclusividad, de “conocimiento” o de status, pero entonces cómprese usted un diamante, por ejemplo.
Que nos vendan, o pretendan vendernos que en la AR priman los acabados a la precisión, la historia a la precisión, la tradición a la precisión… me hace preguntar para que se crearon los relojes y si realmente se conoce la historia? Cual era la finalidad de un buen reloj? Ya que nos venden su historia y su tradición, vayamos a ella; los relojes se desarrollaron y perfeccionaron para calcular la longitud geográfica, por medio de una sextante y la comparación horaria en dos relojes, gracias a esa precisión, se desarrolló la relojería mundial. Por lo tanto, si apelamos a esa historia, trayectoria… por qué no se le da importancia a la precisión?
Se ha perdido el norte del por qué de las cosas.
Ahora se compran relojes por cantidades irracionales de dinero porque lo llevan cocineros, “artistas”, músicos, famosos y famosillos, de los cuales, un porcentaje ínfimo sabe lo que lleva en la muñeca, lo que ha representado “Un Buen Reloj” en la historia. Y caemos en esta patochada por aparentar.
Pongo un ejemplo simplón, pero creo que muy gráfico: tengo tanto “status”, que me voy a pasar 15 días en una isla apartada de la Micronesia comunicada por un hidroavión que sale cada semana a las 12:00 del día que sea. Como voy sobrado, llevo un reloj de AR estupendísimo, con unos acabados increíbles, artesanales todos y que demuestran que soy “un tío importante”, pero que retrasa 1 minuto a la semana. El día de mi partida, que ha de ser ese porque si no no llego a la reunión importante de negocios que me permite llevar esa pieza de AR, como he estado 15 días descansando, llego al muelle donde debería estar el hidroavión a las 12:02. El hidroavión se ha ido, no tengo reserva en el megácomplejo donde me he hospedado y a ver qué hago yo ahora, con mis maletas de tal marca y mi reloj de AR en la muñeca.
Es un tema delicado, pero, en mi opinión, merece un análisis en profundidad, y extrapolarlo a la forma de vida actual.