El Banco Europeo de Inversiones veta la entrada de Antonov en Saab, que cada día está más perdida
por
Alberto Ballestin de 28 de Jul del 2011
Esperpento es la única palabra válida para describir la situación de
Saab, y ridícula, la posición de las autoridades.
Como bien te hemos estado contando durante los últimos meses,
Vladimir Antonov, un banquero ruso que durante los últimos años ha extendido sus tentáculos a la industria de la automoción, anunció hace años su intención de rescatar a Saab entrando como inversor con un buen saco de millones en sus manos a cambio de un porcentaje próximo al 30% del fabricante. Su participación en Saab es vista por muchos como la última esperanza de la compañía, dado que hasta ahora prácticamente todo el dinero que ha ido llegando a sus arcas ha sido en concepto de
encargos (que sólo dejan un pequeño porcentaje de beneficios) y el
arrendamiento de su fábrica en Trollhattan.
El gran problema para Saab es que
Antonov fue relacionado hace años con el crimen organizado, y aunque él mismo encargó una auditoría para demostrar su inocencia, el Banco Europeo de Inversiones tomó secretamente la decisión en 2009 de bloquear su posible compra de acciones
mientras daba falsas esperanzas a Saab.
Según ha declarado el BEI, el préstamo extendido a Saab se realizó bajo la condición de que Antonov no podía formar parte de la compañía. A todo esto el gobierno sueco se hace el ídem, y dice que no tomará una decisión hasta que el BEI diga lo que tiene que decir y General Motors, ex-propietaria de Saab, dé su visto bueno al banquero ruso. Aparentemente, GM (que todavía mantiene un importante interés en Saab por las patentes que comparten ambas empresas, por no mencionar la producción en México del
9-4x) se mostró convencida hace tiempo por el informe que Antonov exhibió para demostrar su inocencia, pero el BEI se ha cerrado en redondo, y afirma que mientras Saab le deba dinero, el ruso se queda fuera.
Lógicamente, Antonov anda de peores pulgas que Iván el Terrible, y ya ha declarado que esta pantomima ha costado millones de euros a Saab, y no hablemos ya del daño infligido a la imagen del fabricante, que durante todo este tiempo seguía negociando imposibles con el BEI y el gobierno sueco. En consecuencia, ha anunciado que investigará la posibilidad de llevar el asunto a la Comisión Europea, tomando si hace falta medidas legales contra los responsables de esta situación.
Hay que recordar que en todo este embrollo también están metidas
dos compañías chinas, cuyo plan de compra y rescate aún no ha sido aprobado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma. Supuestamente el mes que viene se presentará toda la documentación para ser revisada, pero el gobierno de Pekín es muy puntilloso, y no acepta sin más cualquier plan para invertir fuera de China,
como bien puede atestiguar la difunta HUMMER. Si recibiera luz verde, las consecuencias del veto a Antonov serían mucho menores.
Saab, por su parte, lleva tiempo tratando de sacudirse los 217 millones de euros que tiene que devolver al BEI, pero
sin dinero para pagar a sus propios empleados y algunos de sus acreedores pensando en forzar la bancarrota para resarcir sus deudas, la cosa pinta cada vez más morada. La única esperanza podría estar en una nueva línea de crédito que se estaría negociando en estos momentos, con la que por fin Saab podría devolver el préstamo del BEI y eliminar el único obstáculo que evita la entrada de Vladimir Antonov como accionista.