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Magister Collector
Sin verificar
Rolex, Submariner, y Yo. (Una historia de 50 años de pasión)
Hola amigos!
Deseo compartir con vosotros, esta pequeña historia de mi larga relación “de amor” con la marca Rolex, y particularmente con el modelo Submariner, el cual me viene acompañando en el pulso con uno u otro modelo, desde hace ya 45 años, aunque mi pasión por la marca, fuera adquirida mucho tiempo antes, como explico a continuación.
Siempre deseo dejar en claro, que no me considero un coleccionista de relojes en el sentido cabal de la palabra, pues ni poseo una cantidad importante de relojes, ni los conocimientos que un verdadero coleccionista debe tener sobre el tema.
Pero sí soy un amante de los mismos, desde mi ya lejana niñez, habiendo recibido mi primer reloj -un pequeño ejemplar de marca desconocida que aun conservo- a los 9 años de edad. (ya haré una presentación de dicho verdadero “sobreviviente de guerra”, como suelen ser los relojes de niños, en alguna otra ocasión)
Cuando me preguntan cómo se inició mi fanatismo por la marca Rolex, suelo repetir este relato que sigue, en el que yo creo encontrar las raíces de mi pasión por la marca de la coronita.
Mi padre me presentó la marca “Rolex”, hacia alrededor del año 1960 o 61, cuando yo contaba 12 o 13 años de edad, en ocasión de acompañarlo a una visita que él realizara a una tienda de joyería y relojería.
Mi padre ya era por entonces, un ferviente admirador de la marca, aunque en aquel momento poseía como único reloj, un Omega de vestir, con caja y armis de oro, que era la moda por entonces.
Fue en aquella ocasión, la primera vez que le escuché decirme: “Algún día voy a comprarme uno como aquél” mientras me señalaba un reluciente Date Just de acero, entre otras muchas maravillas que se exhibían en una vitrina. Y allí mismo me dio una clase, explicando con entusiasmo, sus muchas virtudes.
Al terminar su discurso, declaré con orgullo: “¡Yo también tendré uno algún día! Y no me quedan dudas que, en aquel preciso día, mi padre me contagió la pasión por la marca.
Mi padre compró su primer Rolex en Febrero de 1966, (un DJ de acero, con el bisel de oro) durante un viaje que realizáramos juntos a los EE.UU..
Llevo grabados en la memoria, los detalles de la ocasión en que lo acompañé a una tienda de un CO de la marca, en la Avenida Segunda y Flaggler, en el “Downtown” de la ciudad de Miami, donde la compra fue casi una ceremonia, que recuerdo perfectamente, como también la expresión de orgullo y satisfacción de mi padre, cuando salimos de la tienda con su flamante reloj en su muñeca.
Pero el Rolex que yo deseaba tan fervientemente, no era un DJ, sino un Submariner.
Por aquella misma época, yo había comenzado a dar mis primeros pasos en el submarinsimo, y el Rolex Submariner era el reloj de buceo más hermoso que yo había visto jamás. Y sin duda alguna, el más prestigioso.
Devoraba yo, todos los libros de Jacques Cousteau (que todavía no había alcanzado por entonces, la fama de la que gozó posteriormente), quien en algunas de las fotografías, lucía en su pulso una de las primeras versiones de este reloj.
Para completar mi “locura” por el Submariner, por el año 1964 ví mi primer film de un entonces novedoso personaje de la pantalla: James Bond. ¿Adivinais vosotros, qué reloj llevaba en el pulso, aquel super agente británico…?
Claro que un Rolex no era algo al alcance de todos en aquella lejana época, y mucho menos para un jovencito de 14 o 15 años. De manera que tendría que esperar un poco para llegar a poseer uno propio.
Fue por fin, en 1966, y en ocasión de cumplir yo mis 18 años, que mis padres me obsequiaron en la ocasión, el más bello reloj que yo pudiera soñar: un Submariner referencia 5513, que comencé a llevar en el pulso desde la mañana de mi cumpleaños, cuando al despertar, descubrí una cajita verde esperando sobre mi mesa de noche.
Era una sorpresa que mis padres me habían preparado secretamente, para la ocasión.
¡Ni para dormir o ducharme me lo quitaba! Tal mi entusiasmo.
Tengo ahora 62 años, y mi entusiasmo y pasión por los Rolex, y por los Submariners en particular, no ha bajado un ápice, sino todo lo contrario, creo que ha aumentado, y por cualquiera de sus muchas variantes, vintage o modernas, pero con una “pequeña debilidad” por los vintages.
Quiso el Destino, que mi 5513 que me acompañara en mis primeras inmersiones con escafandra autónoma, y en cada uno de los instantes de mi vida, (incluyendo en la ceremonia de mi casamiento) no durara mucho tiempo en mi pulso, pues en el año 1977, sufrí un asalto a mano armada, durante el cual me fue arrebatado por los asaltantes.
Pasado el susto inicial, después del incidente, fue tal mi desolación por la pérdida de aquel objeto amado –fundamentalmente por haber sido un recuerdo muy apreciado de mis padres- que mi esposa (pues ya estaba casado para aquella época) con la intención de consolarme, concurrió a un CO sin decirme nada, y adquirió un 1680 para reemplazar a mi reloj perdido en un hermoso gesto y gran sorpresa.
Este 1680, me ha acompañado fielmente desde entonces, habiendo cumplido ya 34 años conmigo, y habiendo sido revisado por el service oficial Rolex en sólo dos ocasiones, para mantenimiento de rutina, una en 1992, y otra a principios del 2010. En esta última ocasión, y a pesar del tiempo transcurrido, únicamente requirió un trabajo de limpieza y lubricación, y el reemplazo de sus sellos, su plexi, y el tubo roscado de la corona.
Todo lo demás, está original, incluyendo su bisel, con algún pequeño deterioro, y muy esfumadas sus inscripciones, como puede apreciarse. Su dial y agujas son los originales, y sus índices han adquirido con el tiempo, una bella pátina, que tanto aprecian los coleccionistas.
Durante muchos, muchos años, este 1680 fue el único reloj que yo poseía, y ni se me ocurría adquirir algún otro reloj, pues éste colmaba todas mis expectativas y deseos en la materia.
Me ha acompañado en todas mis circunstancias, incluyendo buceo autónomo deportivo, mi trabajo diario en una oficina, viajando por el mundo, y como el anterior, ni para dormir o ducharme me lo quitaba.
En los últimos años, decidí “pasarlo a retiro con honores”, y utilizarlo en muy especiales ocasiones. No porque el mismo dejara de gustarme, o de funcionar como se espera de él, sino porque lo considero muy valioso para mí, y temo perderlo en similares circunstancias que el otro.
Fue reemplazado por un 14060M, moderno, que cumple perfectamente su función, y sigue siendo un Submariner, aunque creo que sin el mismo encanto de los vintages, aunque no dudo que, técnicamente, ha de ser superior a las versiones anteriores.
Hace algunos pocos años, tuve oportunidad de adquirir un 5513, que es el que aparece en las fotografías de este post.
Muy similar al que me fuera robado, incluyendo su bello armis con remaches. Considero al 5513 un reloj muy clásico, con un dial muy sencillo y “limpio”, al no poseer las largas inscripciones (COSC) de los demás Rolex (inscripciones que realmente no me gustan para nada).
Posiblemente, el dial del 5513 sea el más bello de todos los Submariners.
Lamentablemente, este 5513 no es del mismo vintage de mi original de 1966, ya que fue producido en 1978, pero es lo mejor que pude encontrar, dentro de mi presupuesto, y en excelente estado de funcionamiento y conservación, como puede verse en las fotos.
Finalmente, hace unos pocos años, y acicateado por mi “pasión rolexística” y también por ser un “Bond fan”, desde que viese aquellas primeras películas del inefable 007 allá por los años 1964 a 1966 (sin haberme pedido absolutamente ninguna de sus posteriores films), mis deseos se volcaron hacia la búsqueda de un Submariner del tipo más antiguo, es decir, aquellos que no poseían guardas o defensas para la corona.
Es sabido, que los coleccionistas consideran al “verdadero Bond Submariner” a los de las series 6500, sin guardas y con corona grande, pero los valores que éstos alcanzan, y la rareza de encontrarlos, hizo que, finalmente, me decidiera por un 5508, en muy buen estado general, con movimiento calibre 1530, y de vintage 1959, con el que me tropecé en una feliz circunstancia, y a un valor que se encontraba en mis posibilidades.
Este ejemplar, venía equipado con un armis de acero con remaches, típico de la época, aunque en algunas ocasiones, he jugado con él y su “imagen Bond” dotándolo provisionalmente de una Nato.
Deseo comentar, que comprendo perfectamente la mejora notable en calidad y fortaleza, de los armis Oyster que equipan a los Submariners de la serie 16610 y posteriores cerámicos, pero en mi opinión, los armis remachados, son mucho más bonitos estéticamente, aunque admito que son de menor resistencia, tendientes al estiramiento, y a aflojarse muy rápidamente, ante un uso diario prolongado.
Otro detalle, que rescato de los Submariners vintage, es el empleo del chanfle o biselado en los bordes exteriores de las asas, un detalle que se ha abandonado (muy lamentablemente, en mi opinión) en todos los modernos relojes de serie profesional de Rolex.
Los de los míos, trato de conservarlos originales en todo lo posible, aunque lógicamente denotan el “redondeo”, desgaste y marcas típicas del paso de los años, solicitando que no se toque la caja en los services, prefiriendo no arriesgarme a que sean borrados con un pulido de la misma.
En la actualidad, poseo algunos otros relojes, que por cierto me encantan, pero ninguno posee para mí, personalmente, el valor afectivo, o me produce tantas emociones o recuerdos, como cuando llevo uno de estos Submariners en mi muñeca.
Espero que os gusten estas piezas, y sus historias, y les quedo muy agradecido por vuestra atención y paciencia.
Os envío un afectuoso saludo,
Tonin.
Hola amigos!
Deseo compartir con vosotros, esta pequeña historia de mi larga relación “de amor” con la marca Rolex, y particularmente con el modelo Submariner, el cual me viene acompañando en el pulso con uno u otro modelo, desde hace ya 45 años, aunque mi pasión por la marca, fuera adquirida mucho tiempo antes, como explico a continuación.
Siempre deseo dejar en claro, que no me considero un coleccionista de relojes en el sentido cabal de la palabra, pues ni poseo una cantidad importante de relojes, ni los conocimientos que un verdadero coleccionista debe tener sobre el tema.
Pero sí soy un amante de los mismos, desde mi ya lejana niñez, habiendo recibido mi primer reloj -un pequeño ejemplar de marca desconocida que aun conservo- a los 9 años de edad. (ya haré una presentación de dicho verdadero “sobreviviente de guerra”, como suelen ser los relojes de niños, en alguna otra ocasión)
Cuando me preguntan cómo se inició mi fanatismo por la marca Rolex, suelo repetir este relato que sigue, en el que yo creo encontrar las raíces de mi pasión por la marca de la coronita.
Mi padre me presentó la marca “Rolex”, hacia alrededor del año 1960 o 61, cuando yo contaba 12 o 13 años de edad, en ocasión de acompañarlo a una visita que él realizara a una tienda de joyería y relojería.
Mi padre ya era por entonces, un ferviente admirador de la marca, aunque en aquel momento poseía como único reloj, un Omega de vestir, con caja y armis de oro, que era la moda por entonces.
Fue en aquella ocasión, la primera vez que le escuché decirme: “Algún día voy a comprarme uno como aquél” mientras me señalaba un reluciente Date Just de acero, entre otras muchas maravillas que se exhibían en una vitrina. Y allí mismo me dio una clase, explicando con entusiasmo, sus muchas virtudes.
Al terminar su discurso, declaré con orgullo: “¡Yo también tendré uno algún día! Y no me quedan dudas que, en aquel preciso día, mi padre me contagió la pasión por la marca.
Mi padre compró su primer Rolex en Febrero de 1966, (un DJ de acero, con el bisel de oro) durante un viaje que realizáramos juntos a los EE.UU..
Llevo grabados en la memoria, los detalles de la ocasión en que lo acompañé a una tienda de un CO de la marca, en la Avenida Segunda y Flaggler, en el “Downtown” de la ciudad de Miami, donde la compra fue casi una ceremonia, que recuerdo perfectamente, como también la expresión de orgullo y satisfacción de mi padre, cuando salimos de la tienda con su flamante reloj en su muñeca.
Pero el Rolex que yo deseaba tan fervientemente, no era un DJ, sino un Submariner.
Por aquella misma época, yo había comenzado a dar mis primeros pasos en el submarinsimo, y el Rolex Submariner era el reloj de buceo más hermoso que yo había visto jamás. Y sin duda alguna, el más prestigioso.
Devoraba yo, todos los libros de Jacques Cousteau (que todavía no había alcanzado por entonces, la fama de la que gozó posteriormente), quien en algunas de las fotografías, lucía en su pulso una de las primeras versiones de este reloj.
Para completar mi “locura” por el Submariner, por el año 1964 ví mi primer film de un entonces novedoso personaje de la pantalla: James Bond. ¿Adivinais vosotros, qué reloj llevaba en el pulso, aquel super agente británico…?
Claro que un Rolex no era algo al alcance de todos en aquella lejana época, y mucho menos para un jovencito de 14 o 15 años. De manera que tendría que esperar un poco para llegar a poseer uno propio.
Fue por fin, en 1966, y en ocasión de cumplir yo mis 18 años, que mis padres me obsequiaron en la ocasión, el más bello reloj que yo pudiera soñar: un Submariner referencia 5513, que comencé a llevar en el pulso desde la mañana de mi cumpleaños, cuando al despertar, descubrí una cajita verde esperando sobre mi mesa de noche.
Era una sorpresa que mis padres me habían preparado secretamente, para la ocasión.
¡Ni para dormir o ducharme me lo quitaba! Tal mi entusiasmo.
Tengo ahora 62 años, y mi entusiasmo y pasión por los Rolex, y por los Submariners en particular, no ha bajado un ápice, sino todo lo contrario, creo que ha aumentado, y por cualquiera de sus muchas variantes, vintage o modernas, pero con una “pequeña debilidad” por los vintages.
Quiso el Destino, que mi 5513 que me acompañara en mis primeras inmersiones con escafandra autónoma, y en cada uno de los instantes de mi vida, (incluyendo en la ceremonia de mi casamiento) no durara mucho tiempo en mi pulso, pues en el año 1977, sufrí un asalto a mano armada, durante el cual me fue arrebatado por los asaltantes.
Pasado el susto inicial, después del incidente, fue tal mi desolación por la pérdida de aquel objeto amado –fundamentalmente por haber sido un recuerdo muy apreciado de mis padres- que mi esposa (pues ya estaba casado para aquella época) con la intención de consolarme, concurrió a un CO sin decirme nada, y adquirió un 1680 para reemplazar a mi reloj perdido en un hermoso gesto y gran sorpresa.
Este 1680, me ha acompañado fielmente desde entonces, habiendo cumplido ya 34 años conmigo, y habiendo sido revisado por el service oficial Rolex en sólo dos ocasiones, para mantenimiento de rutina, una en 1992, y otra a principios del 2010. En esta última ocasión, y a pesar del tiempo transcurrido, únicamente requirió un trabajo de limpieza y lubricación, y el reemplazo de sus sellos, su plexi, y el tubo roscado de la corona.
Todo lo demás, está original, incluyendo su bisel, con algún pequeño deterioro, y muy esfumadas sus inscripciones, como puede apreciarse. Su dial y agujas son los originales, y sus índices han adquirido con el tiempo, una bella pátina, que tanto aprecian los coleccionistas.
Durante muchos, muchos años, este 1680 fue el único reloj que yo poseía, y ni se me ocurría adquirir algún otro reloj, pues éste colmaba todas mis expectativas y deseos en la materia.
Me ha acompañado en todas mis circunstancias, incluyendo buceo autónomo deportivo, mi trabajo diario en una oficina, viajando por el mundo, y como el anterior, ni para dormir o ducharme me lo quitaba.
En los últimos años, decidí “pasarlo a retiro con honores”, y utilizarlo en muy especiales ocasiones. No porque el mismo dejara de gustarme, o de funcionar como se espera de él, sino porque lo considero muy valioso para mí, y temo perderlo en similares circunstancias que el otro.
Fue reemplazado por un 14060M, moderno, que cumple perfectamente su función, y sigue siendo un Submariner, aunque creo que sin el mismo encanto de los vintages, aunque no dudo que, técnicamente, ha de ser superior a las versiones anteriores.
Hace algunos pocos años, tuve oportunidad de adquirir un 5513, que es el que aparece en las fotografías de este post.
Muy similar al que me fuera robado, incluyendo su bello armis con remaches. Considero al 5513 un reloj muy clásico, con un dial muy sencillo y “limpio”, al no poseer las largas inscripciones (COSC) de los demás Rolex (inscripciones que realmente no me gustan para nada).
Posiblemente, el dial del 5513 sea el más bello de todos los Submariners.
Lamentablemente, este 5513 no es del mismo vintage de mi original de 1966, ya que fue producido en 1978, pero es lo mejor que pude encontrar, dentro de mi presupuesto, y en excelente estado de funcionamiento y conservación, como puede verse en las fotos.
Finalmente, hace unos pocos años, y acicateado por mi “pasión rolexística” y también por ser un “Bond fan”, desde que viese aquellas primeras películas del inefable 007 allá por los años 1964 a 1966 (sin haberme pedido absolutamente ninguna de sus posteriores films), mis deseos se volcaron hacia la búsqueda de un Submariner del tipo más antiguo, es decir, aquellos que no poseían guardas o defensas para la corona.
Es sabido, que los coleccionistas consideran al “verdadero Bond Submariner” a los de las series 6500, sin guardas y con corona grande, pero los valores que éstos alcanzan, y la rareza de encontrarlos, hizo que, finalmente, me decidiera por un 5508, en muy buen estado general, con movimiento calibre 1530, y de vintage 1959, con el que me tropecé en una feliz circunstancia, y a un valor que se encontraba en mis posibilidades.
Este ejemplar, venía equipado con un armis de acero con remaches, típico de la época, aunque en algunas ocasiones, he jugado con él y su “imagen Bond” dotándolo provisionalmente de una Nato.
Deseo comentar, que comprendo perfectamente la mejora notable en calidad y fortaleza, de los armis Oyster que equipan a los Submariners de la serie 16610 y posteriores cerámicos, pero en mi opinión, los armis remachados, son mucho más bonitos estéticamente, aunque admito que son de menor resistencia, tendientes al estiramiento, y a aflojarse muy rápidamente, ante un uso diario prolongado.
Otro detalle, que rescato de los Submariners vintage, es el empleo del chanfle o biselado en los bordes exteriores de las asas, un detalle que se ha abandonado (muy lamentablemente, en mi opinión) en todos los modernos relojes de serie profesional de Rolex.
Los de los míos, trato de conservarlos originales en todo lo posible, aunque lógicamente denotan el “redondeo”, desgaste y marcas típicas del paso de los años, solicitando que no se toque la caja en los services, prefiriendo no arriesgarme a que sean borrados con un pulido de la misma.
En la actualidad, poseo algunos otros relojes, que por cierto me encantan, pero ninguno posee para mí, personalmente, el valor afectivo, o me produce tantas emociones o recuerdos, como cuando llevo uno de estos Submariners en mi muñeca.
Espero que os gusten estas piezas, y sus historias, y les quedo muy agradecido por vuestra atención y paciencia.
Os envío un afectuoso saludo,
Tonin.
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