albert76
Forer@ Senior
Sin verificar
Al hilo del post que abrí sobre el concepto de "incongruencia económica" (llevar relojes de lujo con ropa barata) que maneja el estilista que conocí en un cena, quiero explicaros otra anécdota que le sucedió a un amigo, y que tendría más que ver con la incongruencia social.
A este amigo, tras acabar la carrera, su padre le regaló un AP Royal Offshore, del cual estaba enamorado y que es la envidia de todos los colegas. Entró a trabajar en un despacho financiero con el AP puesto en la muñeca. A las pocas semanas, ya no lo llevaba en el trabajo.
Resulta que el tema del reloj se convirtió en la comidilla del despacho y el director clavó sus ojos en él con gran envidia. Hasta el punto que la jefa de recursos humanos le recomendó a mi amigo que se pusiera un reloj más discreto, consejo con el que mi amigo convino finalizando así el problema.
¿Qué fue lo que sucedió? Sucedió que un recién llegado, un novato, llevaba puesto en la muñeca la mejor joya del despacho, un reloj que seguramente no estaba al alcance ni del director. Es decir, se quebró el principio de jerarquía que debe prevalecer en una estructura empresarial, donde el que más ostenta es el que mayor poder y responsabilidad tiene (el que más gana, vamos).
Con esto quiero decir que los relojes dicen mucho de quien los lleva y que en según que contextos puede parecer que uno quiere ser más de lo que realmente es.
A este amigo, tras acabar la carrera, su padre le regaló un AP Royal Offshore, del cual estaba enamorado y que es la envidia de todos los colegas. Entró a trabajar en un despacho financiero con el AP puesto en la muñeca. A las pocas semanas, ya no lo llevaba en el trabajo.
Resulta que el tema del reloj se convirtió en la comidilla del despacho y el director clavó sus ojos en él con gran envidia. Hasta el punto que la jefa de recursos humanos le recomendó a mi amigo que se pusiera un reloj más discreto, consejo con el que mi amigo convino finalizando así el problema.
¿Qué fue lo que sucedió? Sucedió que un recién llegado, un novato, llevaba puesto en la muñeca la mejor joya del despacho, un reloj que seguramente no estaba al alcance ni del director. Es decir, se quebró el principio de jerarquía que debe prevalecer en una estructura empresarial, donde el que más ostenta es el que mayor poder y responsabilidad tiene (el que más gana, vamos).
Con esto quiero decir que los relojes dicen mucho de quien los lleva y que en según que contextos puede parecer que uno quiere ser más de lo que realmente es.