Hola
Yo lo que veo importante es saber diferenciar bien el placer de "comprar" al de "tener".
El acto de comprar una nueva pieza, en este caso estilográficas, pero se puede aplicar a cualquier otro objeto de deseo, es por si sólo muy placentero. La emoción de encontrarla, el impulso a que pase a ser nuestra, el aprovechar oportunidades que nos autoconvecemos de que serán irrepetibles, y ya no digamos si encima se junta el hecho de ganar una subasta, una especie de competición por la compra que tiene doble premio si el precio final nos convence. Todo ello nos resulta tan emocionante y agradable que puede resultarnos casi adictivo y perdemos de vista el objetivo. "Comprarla" es casi tan importante como "tenerla". Según mi opinión esta es la causa de que pasado un tiempo esas adquisiciones pierdan encanto: Ya son todas nuestras, ya no valoramos tanto si la compramos bien de precio y además nos damos cuenta de que no cumplen del todo con nuestras preferencias a la hora de usarlas.
Y vamos al segundo punto, el "tener" cada vez más estilográficas, esa incluso a veces obsesión por acumular, por poseer, si al final todos escribimos con una sola mano. Es la base de toda colección, tener, juntar, recopilar... Otra característica de los que, criados en una época capitalista y que además tenemos la suerte pasar (o haber pasado, tal y como estan las cosas) por esta época especialmente consumista y de bonanza económica, pues hemos aprendido todos involuntariamente y que pocos se salvan de sufrirla: sólo aquellos que son suficientemente fuertes para saber renunciar a todo o los que por ir a contracorriente se autoclasifican de minimalistas.
Bueno, tras este rollo filosófico, creo que hay que despenderse totalmente del primer factor, el del placer de comprar, y aprender a disfrutar del segundo, el tener, buscándole un sentido (como bien alguien ha dicho, dar orientación a la colección, etc) y una total coherencia con nuestras preferencias de uso. De ahí que funcione hacer listas cuando la cabeza está serena y que no tenga mucha garantía de éxito el ir al Pen Show con una visa cargadita y sin ningún objetivo marcado.
Sobre las compras hormiga, si son hormiga de verdad (muy baratitas) tienen cierto sentido, ya que nos dan ambos placeres y aunque muy probablemente sean muy cortos y efímeros, su relación coste-placer puede ser perfectamente asumible (como ir al cine, por ejemplo).
Hay muchos más factores, nuestra situación económica, el cambio de gustos que sufrimos con la edad, el que te guste ahora más la novia del vecino que la tuya, etc, etc pero eso ya... hay que vivir con ello.
Perdonad el tocho, tengo un dia algo reflexivo
Un saludo
Rubèn