Nicolau
Crono-Historiador
Sin verificar
Omega Sensorquartz - Cal. 1640 OKAPI - 1980
Un raro ejemplar Omega, conocido popularmente como Okapi, uno de los primeros digitales display de cuarzo termocompensado. Llama la atención este escaso modelo, asemejándolo los profanos con un “Casio”, la referencia popular es “un Omega que aparenta un reloj japonés”.
Me daba pereza enseñar el modelo, al tratarse de un tema que no controlo y aprovecho para hacer una breve mención a la “Guerra del Cuarzo”, siempre tan manida y ajada, utilizada a modo de excusa y centrada en época anterior a la realidad, dando la culpa del bajón de la industria relojera suiza a los nipones. Se olvida la crisis económica por la que pasó Suiza de 1974 a 1983 con una creciente desindustrialización, la relajación y hasta desaparición de las drásticas medidas estatales impuestas a partir de 1920 al sector relojero, para forzar el reagrupamiento y en especial la instauración del Estatuto Relojero de 1934, con rígidos controles de calidad en la producción y exportación, llegando a la época de Oro de la relojería suiza, que los más generosos sitúan de 1945 a 1974, aunque yo, personalmente, podaría de la corona, las primeras y últimas hojas del laurel.
Regresando a principios/mediados de los 70 y hasta mediados de los 80, la relojería suiza sufre un enorme bajón en la calidad de sus productos, volviéndose a un fenómeno ya conocido a principios de los años 30: la proliferación de numerosísimas marcas destinadas al sector medio/bajo que ofrecían en este caso el mismo producto con diferente envoltorio. En muchas ocasiones de pésima calidad, al extremo de regresarse hasta a las cajas cromadas.
Es incierto que en la industria relojera suiza no se hubiera introducido en el cuarzo. Y menos que no esté inmersa en la actualidad en el mundo de los cuarzo, que representó en el año 2004 el 88% de su producción (sic), aunque en términos cuantitativos supuso el 40% del valor de la producción.
La evolución lógica de los eléctricos, electrónicos hasta llegar a los cuarzos, fue vivida de cerca por la confederación helvética. Los avances de los Bulova americana con técnicos suizos, de la Lip francesa y de la Junghans alemana, fueron perfectamente controlados, pero apenas aprovechados por los suizos, cuya mastodóntica y desorganizada estructura fue impermeable a los cambios. Así uno de los primeros relojes a cuarzo, teóricamente el primero de ellos, el Bêta 21, fue construido en 1967 por la CEH (Centre Électronique Horloger de Neuchâtel). La cuestión estuvo siempre en no darse por enterados del cambio producido a nivel mundial, pretender seguir con unos productos que relación precio/calidad no eran competitivos, y –esencialmente- del cambio de mentalidad: exactitud de los guardatiempos (que hasta el momento se identificaba con calidad) a precio reducido y con comodidad (no es necesario darles cuerda). Los primeros cuarzos suizos, al igual que los japoneses, fueron productos caros, que no alcanzaron a la infinidad de marcas y patentes destinadas al sector medio/bajo. Los japoneses, más organizados y estructurados (en pocas y más recientes manufacturas) avanzaron más rápidamente hacia un producto popular "nuevo", mientras los suizos continuaban con la ingente cantidad de mecánicos de poca calidad, resultándoles imposible reestructurar la producción al estar diseminadas, en una mayoría, en patentes y marcas que no fabricaban el producto, simplemente lo montaban o lo subcontrataban. Numerosas pequeñas empresas, imposibilitadas de una reestructuración drástica. Incapaces de poder volver a la calidad de antaño y/o a fabricar el producto nuevo y económico que se imponía. No digamos, ya de ofrecer una alternativa, como al final hizo un potente grupo estructurado suizo, que se convertiría en la Swatch. A la postre, pues, fenecieron.
La confrontación, no fue –esencialmente- contra los japoneses, más contra otros países orientales (Hong-Kong fue refugio de fabricantes), de inferior calidad y a precio ínfimo. Se plantó finalmente batalla, desprendiéndose a la industria relojera suiza del componente ya residual -podemos decir ya inexistente- de las sagas familiares, que había dado paso a los medianos capitalistas de las más diversas profesiones. El capital pasó al alto sector financiero, en una progresión que había comenzado ya en los 60, reiterándose de manera contundente la horfandad de la mayoría de marcas históricas de sus progenitores, resultando las excepciones, puramente testimoniales. Se aumenta hasta el infinito el marketing (mercado en el que los suizos son unos reconocidos pioneros, ya desde la época de los primeros fabricantes que recorrieron con los rudimentarios métodos de transporte de la época los más distantes países, residiendo durante años fuera de su Suiza natal) y en 1983/1985 aparece el producto Swatch, no solo económico, también exacto y original. Genuino en su diseño, en el material empleado y en la apariencia. Es un cuarzo que no lo aparenta externamente. Podemos volver a la lectura tradicional analógica a través de él, a nuestras agujas, a las manos que dicen los anglos. No introducido en el mercado español hasta 1987.
Y lo que normalmente se obvia, desaparecen la práctica totalidad de las numerosas marcas y patentes (poco, por no decir, nada originales) que habían teñido y dado el signo identificativo a la relojería de los 70/80 suiza, volviéndose a una seria reestructuración y control de calidad. No obstante, el mundo de las manufacturas suizas de antaño, la que nos imaginamos, la que nos han vendido, la de las sagas familiares, si alguna vez existió, ya no regresará.
Para terminar y continuando con datos de 2004. Un promedio del 95% de los relojes producidos en suizos fueron exportados. Siendo la tercera industria del país, con una producción de más de 25 millones de relojes. Es el primer exportador mundial con más del cincuenta por ciento del total, en cuanto al valor del producto, pero no en lo que concierne al número de piezas. Obviamente los mayores exportadores son las multimarcas: Swatch Group (14,5%), Richemont (13,2%), LVH (3,5%), etc… En cuanto a las monomarcas, las exportaciones por más valor fueron las de Rolex (12,9%), Patek Philippe (3,4%) y Chopard. Para comparar, el valor de las exportaciones de Citizen fue del 6,6% y de la Seiko 5,3%.
Vamos a por los antecedentes del reloj mostrado hoy. Se trata de la familia Omega 16XX. De la que voy a hacer un breve resumen, introduciéndome en terreno que no controlo, por lo que ruego correcciones si son necesarias.
Comienza por el primer LED de la Omega. Se trata de los calibres 1600/1601 (Time Computer) que fueron fabricados por la Pulsar, perteneciente en aquel tiempo a la Hamilton, que fue adquirida por la SSIH, a la que ya pertenecía la Omega. El primer TC1 fue lanzado en otoño de 1973.
El segundo miembro de la familia, es el Omega 1602/1603, que fueron adquiridos a otra firma americana, la Frontier.
En 1975, comienza la comercialización de productos suministrados por ETA/ESA y aparece el Chrono Quartz Cal Omega 1611 (Albatros), se trata ya del primer Digital Analógico Display de la manufactura. El primer LCD. Ejemplar de Fernando (Kalimocko). Producción 15.000 unidades.
Continuará el 1632 (1978) con 19.200 unidades, 1637 (1979) con el Memomaster femenino, tirada de 6.000 unidades..
En 1980, aparecerá el Sensorquartz (Cal 1640). Que veremos más adelante con detalle. Producción 15.000 unidades. En 1981 aparecerá el Cal. 1635, muy escaso que monta un Memomaster femenino crono.
En 1981, el Equinox(e) con pantalla reversible: analógica por un lado y digital LCD por el otro (Cal. 1655). Producción –sin corroborar- sobre 10.000 unidades. Ejemplar del maestro Tantdetemps:
El Cal. 1665 fue lanzado en 1986 en una primera versión de 10.000 unidades (Multifuntction Anidigi). Podemos ver un ejemplar Polaris del maestro Tantdetemps (a confirmar si es Cal. 1655 o 1666. Con pequeñas modificaciones (1655B) en 2001 con una producción de 14.852 unidades.
Por el contrario, el Cal. 1666 (Multifuntction Anidigi). Fue lanzado en dos tongadas, la primera –analógico- en 1998 de las que se lanzaron 20.142 unidades y la segunda en 2002 (1666B) digital, otras 12.000 unidades. Speedmaster Professional (Cal. 1666) de Fernando (Kalimocko).
El Cal. 1670 (1/100th Olimpic) sobre 1988. Producción sobre 7.622 unidades.
El Cal 1675 (Polaris Chrono)., fue lanzado, asimismo, en 1988. Producción 11.474 unidades. Ejemplares del maestro Tantdetemps:
Y finalmente en 1997 el Cal. 1680, renombrado ETA 255.511 (ETA THEMMOLINE) montado en el Omega Constellation Double Eagle Perpetual Calender.
OMEGA OKAPI: Diseñado por Raymond Froldevaux (bajo la dirección de Hans Schailer), fue lanzado como una primicia mundial el 19 de abril de 1980 en la Feria de Basilea Watch, conmemorando el 10º aniversario de los primeros OMEGA r de cuarzo. Fue el primer reloj con microprocesador y multimemoria LCD con visualización continua de las horas, minutos y segundos. Está provisto de nueve programas operativos simultáneos: cronógrafo, cuenta atrás, cita, doble despertador, señal horaria, memorización de una primera y una segunda fecha, doble huso horario (hora y minuto) y doble datario. Una de las características más populares del modelo fue la selección y configuración simplificada a través de la nueva tecnología de sensores, desarrollado en colaboración con el Centro Electrónico para Relojes de Neuchâtel, inventado por Jean-Felix Perotto. Llama la atención como dichas funciones se realizar deslizando el dedo en la parte inferior de la panta (donde puede verse el más y el menos), así pasando rápido el dedo se produce el cambio de hora y con lentitud de minutos. De manera táctil.
Existe un modelo similar fabricado para la Tissot conocido como F1 del que hay, al menos, dos variantes. Posiblemente fuera lanzado con posterioridad (1986) al Omega, a pesar de lo que se menciona en diversas páginas de la red. Tanto el calibre, como el reloj en conjunto aparece menos cuidado que el Omega y se le dio un aire más deportivo. Fue conocido también como el T-Touch, será el primer T-Touch de la Tissot, traspasado por su pariente mayor la Omega :
Saludos cordiales,
Un raro ejemplar Omega, conocido popularmente como Okapi, uno de los primeros digitales display de cuarzo termocompensado. Llama la atención este escaso modelo, asemejándolo los profanos con un “Casio”, la referencia popular es “un Omega que aparenta un reloj japonés”.
Me daba pereza enseñar el modelo, al tratarse de un tema que no controlo y aprovecho para hacer una breve mención a la “Guerra del Cuarzo”, siempre tan manida y ajada, utilizada a modo de excusa y centrada en época anterior a la realidad, dando la culpa del bajón de la industria relojera suiza a los nipones. Se olvida la crisis económica por la que pasó Suiza de 1974 a 1983 con una creciente desindustrialización, la relajación y hasta desaparición de las drásticas medidas estatales impuestas a partir de 1920 al sector relojero, para forzar el reagrupamiento y en especial la instauración del Estatuto Relojero de 1934, con rígidos controles de calidad en la producción y exportación, llegando a la época de Oro de la relojería suiza, que los más generosos sitúan de 1945 a 1974, aunque yo, personalmente, podaría de la corona, las primeras y últimas hojas del laurel.
Regresando a principios/mediados de los 70 y hasta mediados de los 80, la relojería suiza sufre un enorme bajón en la calidad de sus productos, volviéndose a un fenómeno ya conocido a principios de los años 30: la proliferación de numerosísimas marcas destinadas al sector medio/bajo que ofrecían en este caso el mismo producto con diferente envoltorio. En muchas ocasiones de pésima calidad, al extremo de regresarse hasta a las cajas cromadas.
Es incierto que en la industria relojera suiza no se hubiera introducido en el cuarzo. Y menos que no esté inmersa en la actualidad en el mundo de los cuarzo, que representó en el año 2004 el 88% de su producción (sic), aunque en términos cuantitativos supuso el 40% del valor de la producción.
La evolución lógica de los eléctricos, electrónicos hasta llegar a los cuarzos, fue vivida de cerca por la confederación helvética. Los avances de los Bulova americana con técnicos suizos, de la Lip francesa y de la Junghans alemana, fueron perfectamente controlados, pero apenas aprovechados por los suizos, cuya mastodóntica y desorganizada estructura fue impermeable a los cambios. Así uno de los primeros relojes a cuarzo, teóricamente el primero de ellos, el Bêta 21, fue construido en 1967 por la CEH (Centre Électronique Horloger de Neuchâtel). La cuestión estuvo siempre en no darse por enterados del cambio producido a nivel mundial, pretender seguir con unos productos que relación precio/calidad no eran competitivos, y –esencialmente- del cambio de mentalidad: exactitud de los guardatiempos (que hasta el momento se identificaba con calidad) a precio reducido y con comodidad (no es necesario darles cuerda). Los primeros cuarzos suizos, al igual que los japoneses, fueron productos caros, que no alcanzaron a la infinidad de marcas y patentes destinadas al sector medio/bajo. Los japoneses, más organizados y estructurados (en pocas y más recientes manufacturas) avanzaron más rápidamente hacia un producto popular "nuevo", mientras los suizos continuaban con la ingente cantidad de mecánicos de poca calidad, resultándoles imposible reestructurar la producción al estar diseminadas, en una mayoría, en patentes y marcas que no fabricaban el producto, simplemente lo montaban o lo subcontrataban. Numerosas pequeñas empresas, imposibilitadas de una reestructuración drástica. Incapaces de poder volver a la calidad de antaño y/o a fabricar el producto nuevo y económico que se imponía. No digamos, ya de ofrecer una alternativa, como al final hizo un potente grupo estructurado suizo, que se convertiría en la Swatch. A la postre, pues, fenecieron.
La confrontación, no fue –esencialmente- contra los japoneses, más contra otros países orientales (Hong-Kong fue refugio de fabricantes), de inferior calidad y a precio ínfimo. Se plantó finalmente batalla, desprendiéndose a la industria relojera suiza del componente ya residual -podemos decir ya inexistente- de las sagas familiares, que había dado paso a los medianos capitalistas de las más diversas profesiones. El capital pasó al alto sector financiero, en una progresión que había comenzado ya en los 60, reiterándose de manera contundente la horfandad de la mayoría de marcas históricas de sus progenitores, resultando las excepciones, puramente testimoniales. Se aumenta hasta el infinito el marketing (mercado en el que los suizos son unos reconocidos pioneros, ya desde la época de los primeros fabricantes que recorrieron con los rudimentarios métodos de transporte de la época los más distantes países, residiendo durante años fuera de su Suiza natal) y en 1983/1985 aparece el producto Swatch, no solo económico, también exacto y original. Genuino en su diseño, en el material empleado y en la apariencia. Es un cuarzo que no lo aparenta externamente. Podemos volver a la lectura tradicional analógica a través de él, a nuestras agujas, a las manos que dicen los anglos. No introducido en el mercado español hasta 1987.
Y lo que normalmente se obvia, desaparecen la práctica totalidad de las numerosas marcas y patentes (poco, por no decir, nada originales) que habían teñido y dado el signo identificativo a la relojería de los 70/80 suiza, volviéndose a una seria reestructuración y control de calidad. No obstante, el mundo de las manufacturas suizas de antaño, la que nos imaginamos, la que nos han vendido, la de las sagas familiares, si alguna vez existió, ya no regresará.
Para terminar y continuando con datos de 2004. Un promedio del 95% de los relojes producidos en suizos fueron exportados. Siendo la tercera industria del país, con una producción de más de 25 millones de relojes. Es el primer exportador mundial con más del cincuenta por ciento del total, en cuanto al valor del producto, pero no en lo que concierne al número de piezas. Obviamente los mayores exportadores son las multimarcas: Swatch Group (14,5%), Richemont (13,2%), LVH (3,5%), etc… En cuanto a las monomarcas, las exportaciones por más valor fueron las de Rolex (12,9%), Patek Philippe (3,4%) y Chopard. Para comparar, el valor de las exportaciones de Citizen fue del 6,6% y de la Seiko 5,3%.
Vamos a por los antecedentes del reloj mostrado hoy. Se trata de la familia Omega 16XX. De la que voy a hacer un breve resumen, introduciéndome en terreno que no controlo, por lo que ruego correcciones si son necesarias.
Comienza por el primer LED de la Omega. Se trata de los calibres 1600/1601 (Time Computer) que fueron fabricados por la Pulsar, perteneciente en aquel tiempo a la Hamilton, que fue adquirida por la SSIH, a la que ya pertenecía la Omega. El primer TC1 fue lanzado en otoño de 1973.
El segundo miembro de la familia, es el Omega 1602/1603, que fueron adquiridos a otra firma americana, la Frontier.
En 1975, comienza la comercialización de productos suministrados por ETA/ESA y aparece el Chrono Quartz Cal Omega 1611 (Albatros), se trata ya del primer Digital Analógico Display de la manufactura. El primer LCD. Ejemplar de Fernando (Kalimocko). Producción 15.000 unidades.
Le seguirá en 1976 el Cal. 1615/1616 . Producción 21.000 Unidades.
En 1977 aparece el calibre 1620. Producción 52.000 unidades. Ejemplar Memomaster del maestro Tantdetemps.
En 1977 aparece el calibre 1620. Producción 52.000 unidades. Ejemplar Memomaster del maestro Tantdetemps.
Continuará el 1632 (1978) con 19.200 unidades, 1637 (1979) con el Memomaster femenino, tirada de 6.000 unidades..
En 1980, aparecerá el Sensorquartz (Cal 1640). Que veremos más adelante con detalle. Producción 15.000 unidades. En 1981 aparecerá el Cal. 1635, muy escaso que monta un Memomaster femenino crono.
En 1981, el Equinox(e) con pantalla reversible: analógica por un lado y digital LCD por el otro (Cal. 1655). Producción –sin corroborar- sobre 10.000 unidades. Ejemplar del maestro Tantdetemps:
El Cal. 1665 fue lanzado en 1986 en una primera versión de 10.000 unidades (Multifuntction Anidigi). Podemos ver un ejemplar Polaris del maestro Tantdetemps (a confirmar si es Cal. 1655 o 1666. Con pequeñas modificaciones (1655B) en 2001 con una producción de 14.852 unidades.
Por el contrario, el Cal. 1666 (Multifuntction Anidigi). Fue lanzado en dos tongadas, la primera –analógico- en 1998 de las que se lanzaron 20.142 unidades y la segunda en 2002 (1666B) digital, otras 12.000 unidades. Speedmaster Professional (Cal. 1666) de Fernando (Kalimocko).
El Cal. 1670 (1/100th Olimpic) sobre 1988. Producción sobre 7.622 unidades.
El Cal 1675 (Polaris Chrono)., fue lanzado, asimismo, en 1988. Producción 11.474 unidades. Ejemplares del maestro Tantdetemps:
Y finalmente en 1997 el Cal. 1680, renombrado ETA 255.511 (ETA THEMMOLINE) montado en el Omega Constellation Double Eagle Perpetual Calender.
Existe un modelo similar fabricado para la Tissot conocido como F1 del que hay, al menos, dos variantes. Posiblemente fuera lanzado con posterioridad (1986) al Omega, a pesar de lo que se menciona en diversas páginas de la red. Tanto el calibre, como el reloj en conjunto aparece menos cuidado que el Omega y se le dio un aire más deportivo. Fue conocido también como el T-Touch, será el primer T-Touch de la Tissot, traspasado por su pariente mayor la Omega :
Saludos cordiales,
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