boga
Habitual
Sin verificar
Mi Casio F-91 aceitado bucea varias veces a más de 40 metros. Muchas fotos submarinas
Cuando presenté este humilde Casio F-91w, cuando lo llené de aceite de oliva https://relojes-especiales.com/threads/he-llenado-mi-f-91w-de-aceite-de-oliva.383850/, ya dije que este verano bajaría, como mínimo, a 40 metros.
Ha llegado aún más abajo, y ha hecho 11 buceos.
Al estar hidrolizado, su sumergibilidad es casi ilimitada. Y así es como un reloj modesto, que no pasa de ser Water Resistant, ha podido acompañarme en todas mis inmersiones este verano, llegando a profundidades insospechadas para un F-91w.
No hice fotos del proceso de aceitado, pero os pongo un par para que veais como lo hice.
Puse el reloj, boca abajo, dentro de un pequeño vaso. Lo abrí con un destornillador, y lo cubrí completamente de aceite de oliva. Lo cerré en el mismo vaso.
Ya fuera del vaso, aflojé un poco dos tornillos, para dejar salir un par de gotas de aceite (que permitiesen formar una burbuja dentro de la caja). Volví a cerrar. Y ya está.
Luego volvereis a ver esta foto que pongo a continuación, pero ahora os la muestro como avance. No es la profundidad máxima a la que ha llegado este verano (luego lo vereis en otra foto), pero no está mal: 41,5 metros:
Os voy a contar el verano de este F-91, y de paso os explicaré como hacemos las inmersiones. No habrá todas las fotos submarinas que hubiese querido, porque yo no hago fotos bajo el agua, y sólo he podido poner fotos de las inmersiones en las que me ha acompañado algún compañero con cámara.
Como ya expliqué, este F-91w me lo regalaron, muy tralladete.
Yo ya tengo un F-91, en mejor estado, y decidí hacer la prueba de llenarlo de aceite. No tenía a mano aceite de silicona, y lo hice con aceite de oliva virgen extra.
Podeis ver los dos F-91, uno al lado del otro. El hidrolizado es el de la derecha. El de la izquierda está en perfecto estado, y tal y como salió de fábrica.
Funciona perfectamente. La diferencia que he notado es que la burbuja del aceite de oliva no es redonda, como suele pasar con el aceite de silicona, sino que suele estar por las esquinas, aunque a menudo se esconde.
Bueno, vamos al tema del buceo. Yo no necesito llevar un F-91, ni ningún reloj, cuando hago submarinismo. Mis buceos los controlo con mis ordenadores de buceo, que en cada momento me dicen cuanto tiempo llevo bajo el agua, a que profundidad estoy y si debo hacer descompresión. Sí que llevo un Citizen Aqualand I (como backup y por mi locura relojeril), pero básicamente porque lleva profundímetro. Este verano decidí que el F-91 los acompañaría bajo el agua.
Todos los buceos los he hecho en las islas Medas, un parque natural submarino que es un verdadero paraíso de vida bajo el agua.
Aquí podeis ver el archipiélago a la salida del sol, desde la playa de l'Estartit, cuando llegaba al centro de buceo.
A las ocho de la mañana, los buzos que saldrán en el primer barco hacia las Medas ya comentan como será el buceo. Al fondo, la furgoneta con los equipos.
Poco después, un corto camino los lleva hasta el barco de buceo.
Luego los vais a ver mucho más, pero ya os pongo relojes. El Casio F-91 (fijaos que la burbuja es bien visible en el aceite, abajo, a la derecha), al lado de su compañero de buceo: el Citizen Aqualand I, que llevo con una NATO/Zulu extralarga (30 cm), para poder ponerla sobre el traje de neopreno.
Aquí podeis ver todos los instrumentos que llevo en mi muñeca derecha. Junto a los relojes, una brújula, caso que haya que orientarse bajo el agua. El F-91 ya está con el cronómetro a cero, dispuesto a marcar el tiempo de la inmersión. El Aqualand muestra la profundidad: 0,0m
Estos son algunos de los barcos que esperan a los buceadores.
Las botellas que permitirán que vayamos bajo el agua. Al fondo, los trajes que se han secado durante la noche.
Cada buceador sube su botella, que se ha cargado en el compresor que está al lado.
Después de cargar las botellas, se monta el equipo completo.
Los barcos pueden estar muy llenos, pero todo el mundo se adapta al espacio que tiene.
En proa, el capitán del barco y los guías del centro de buceo repasan la lista de los buceadores, para que todo coincida.
Los barcos salen hacia los puntos de buceo, con el sol todavía saliendo del horizonte.
Las islas Medas estan a poco menos de un kilómetro. Te da el tiempo justo de equiparte.
Casi todos los barcos salen a la vez. En verano suelen hacer dos salidas por la mañana, a las 9 y a las 11. Y por la tarde vuelven a salir.
Nos acercamos a la segunda isla más grande del archipiélago: la Meda Petita. A la izquierda se ve el final de la Meda Gran. A la derecha, el Carall Bernat, y los otros islotes, donde bucearemos.
Una vista más cercana. A la izquierda, el islote llamado Tascó Gran. A la izquierda el más pequeño, sacando una punta por delante del más grande e imponente, el Carall Bernat, nuestro destino, y donde haremos la inmersión.
Amarrando el barco a la boya que tienen destinada esa mañana. En el parque natural de las islas Medas está prohibido usar las anclas, para no dañar el fondo.
Vámonos al agua. El F-91, con el crono preparado para medir el tiempo de la inmersión. A su derecha, el Citizen Aqualand, que además nos dirá la profundidad a la que estamos. En la muñeca izquierda (sin verse) están los ordenadores, que dan aún más datos, y son quienes de verdad controlarán la inmersión.
Ya estamos bajando. Yo soy el buzo de arriba, el de las aletas amarillas.
Por el camino, nos encontramos con un banco de barracudas. Aunque tienen fama de agresivas, no son en absoluto peligrosas. A veces puedes acercarte mucho a ellas (en las Medas).
Cerca del fondo pueden verse grupos de corvallos, unos bellísimos peces que se mueven siempre a un ritmo muy pausado.
Hay múltiples biotopos en los fondos de las islas. Los más ricos en vida (y los más bonitos) son los bosques de gorgonias. Es una pena que esta foto no refleje todos los colores de estos corales abanico.
Entre estas gorgonias (que han recuperado su color, gracias al flash) ya vemos un ejemplar mediano de mero, el rey de las Medas.
Esta es la foto submarina de relojes que puse al principio del hilo. Demuestra que el F-91w es ya algo más que un Water Resistant. Aquí lo tenemos al lado de un ordenador Mares Nemo Wide, a 41,5 metros de profundidad (esa fue la primera inmersión....no empezamos suavemente).
Cerca nos observaba una morena, que pese a su apariencia, también es completamente inofensiva, a no ser que se la moleste excesivamente.
Acercando el F-91 a una estrella roja de profundidad.
Un plano más cercano, en el que se puede ver que estábamos a 23 metros.
Los meros son muy frecuentes.
Allí no tienen miedo a los buceadores, y permiten acercarse mucho (como vereis ahora).
Una muestra de ello es este vídeo, en el que este gran mero que viene hacia la cámara permite que nade un poco a su lado, y que incluso llegue a tocarlo.
Una captura de imagen del vídeo anterior.
Subiendo, nos encontramos con un águila marina, una raya que vive en mar abierto, y que en Catalunya también se llama Milana.
Una inmersión a más de 40 metros casi asegura que hay que hacer descompresión poco antes de llegar a la superficie. En este caso, el ordenador nos dice que estamos a cuatro metros, que nos queda un minuto de estar alli, que el agua estaba a 22 grados y que llevábamos 39 minutos de inmersión. El F-91w vuelve sano y salvo de su primer viaje a los abismos. Vendrán más...........
Volvemos a puerto. Satisfechos por el magnífico buceo, y porque el F-91w ha hecho su bautizo de buceo, sin ninguna incidencia.
Amarrando. Los buzos del turno de las 11 esperan.
La prueba (y la de inmersiones posteriores, en las que no haya fotos del reloj a profundidad...tendreis que creerme que el F-91w acompañó a los otros....pero os aseguro que así ha sido): 41,5 metros. Y tan campante.
Esta foto me la hice al siguiente buceo. Parezco un hombre orquesta, con tanto aparato en los brazos. Realmente, esto no es habitual. Os explico que es cada cosa. En el brazo izquierdo llevo (de izquierda a derecha) mi ordenador primario (Mares Nemo Wide), un ordenador Suunto Solution (de seguridad, pero que no calcula buceos con Nitrox), y -excepcionalmente- otro ordenador Suunto que un amigo me pidió que probase ese día. En el brazo derecho se ve, en primer lugar, una brújula, después el reloj de seguridad (un Citizen Aqualand, con profundímetro), y poco visible (por ser del mismo color que el traje), al lado de la mano, el F-91w. Yo llevo normalmente cuatro instrumentos en las muñecas (dos ordenadores, reloj y brújula), pero realmente, con un ordenador y una brújula sería suficiente.
Vamos a ir alternando fotos de superficie y de relojes, con fotos submarinas, para explicar los otros buceos que hizo el F-91w.
En esta inmersión vais a ver hasta que punto los meros de las islas Medas son grandes y no temen a los buceadores.
Cerca vimos un mero bajo una roca.
Lo vimos bastante calmado, y, poco a poco, acerqué la mano. Me permitió acariciarlo bajo la mandíbula.
Ahora, con la mano izquierda. podeis ver que el F-91 se quiso añadir al juego.
Aquí teneis el vídeo donde se ve la secuencia de las dos fotos anteriores. Los meros no tienen dientes fuertes, sino una especie de labios muy rasposos. Pero la fuerza de su mandíbula es muy grande. Si quisiese hacerme daño, podría haberlo hecho.
A los 45 minutos de inmersión, ya estábamos haciendo la parada de seguridad, a 5 metros.
A esa profundidad, vimos una pareja de vistosos nudibranquios, unos moluscos sin concha.
Ya en el barco, el Aqualand nos muestra la máxima profundidad de ese buceo: 40,3 metros.
La imponente presencia de las islas siempre está presente.
El cronómetro del F-91 está parado en los 8:35. A ese tiempo, añadidle una hora, y sabreis lo que duró la inmersión
Ahora os voy a enseñar una inmersión en la que el F-91 pasó de 50 metros (aunque no fue la más profunda, como vereis luego).
El barco y su zodiac, amarrados al lado de la isla donde está la cueva. Porque hoy tocaba cueva.
Entrando en la cavidad. En las Medas hay cuevas muy profundas.
Un pulpo (boca abajo, en su escondite), nos observa con curiosidad.
En la profundidad de la cueva vemos este ceriantio, una especie de anémona de gran tamaño. Ese tubo marrón lo fabrican pegando arena a un moco que generan, y en el que se esconden en caso de peligro.
Durante la parada de descompresión apreté el botón en el que me indica la profundidad máxima. Podeis ver que el F-91w alcanzó en esta ocasión los 50,9 metros.
Ya en seco, podeis ver que la inmersión duró más de 55 minutos (la descompresión no fue corta).
Otro día, y de nuevo hacia las islas.
Otro banco de barracudas.
Y al llegar al fondo, este grupo de corvallos.
A más profundidad (se aprecia, porque hay menos luz), apareció este gran mero.
Ya en superficie, podemos ver que esta vez rozamos los 40 metros de profundidad, y que el F-91 cronometró casi una hora y cuatro minutos bajo el agua. Sin rastros de problemas... el aceite interno sigue funcionando.
En este próximo buceo (siempre en las islas Medas) vais a ver un animal curioso. No especialmente raro de ver (aunque no aparece frecuentemente), pero con un comportamiento espectacular.
Se trata de una liebre de mar. Un molusco con cierta semejanza a una babosa. Sin concha. pero mucho más grande.
La particularidad que tienen estos animales (que viven siempre arrastrándose por el fondo), es que cuando quieren cambiar rápidamente de zona (habitualmente, cuando creen que estan en peligro), en vez de arrastrarse lentamente, mueven el manto (esa especie de velas que tienen arriba, que se comportan como alas).
Y nadan. Aquí la teneis junto a mi, intentando perdernos de vista.
El movimiento que tiene esta liebre de mar bajo el agua es realmente espectacular. Esos dos mantos que tienen se comportan casi como si fuesen la falda de una bailarina. Tanto es así, que una liebre de mar que vive en el Mar Rojo y es completamente rojo, se la conoce como "la bailarina española".
Subiendo vimos otro vistoso ejemplar de Flabellina, un pariente de la liebre de mar, pero mucho más pequeño (y colorido).
Arriba, el Aqualand nos dijo que habíamos estado otra vez casi a 40 metros: 39,5, y el F-91 que la inmersión duró una hora y diez minutos.
Podeis ver que la profundidad que marca el ordenador no coincide exactamente con la del profundímetro del Aqualand. Eso suele pasar, pues a veces no estan ajustados de manera equivalente, y varían en centímetros.
Penúltima inmersión que os enseño. La calma del mar invitaba a sumergirse.
Bajando vimos otro banco de barracudas.
Por el camino, otra águla marina pasó a nuestro lado, sin prestarnos mucha atención.
Cuando llevábamos una media hora de inmersión (y esta vez fue un buceo tranquilo, me hice una foto junto a un erizo. Para mí, uno de los animales más peligrosos bajo el mar.........
Como podeis ver. 30 metros y una hora y dos minutos de buceo.
Dejo para el final la inmersión más profunda que hizo este verano el Casio F-91. De nuevo en las Medas.
Casio y Aqualand, ansiosos por volver de nuevo a las profundidades, con los displays a cero, preparados para contar metros y segundos.
Bajando a los abismos, un gran dentón pasó a nuestro lado. Ese día no nos detuvimos mucho a contemplarlo. En las inmersiones profundas no se puede perder mucho tiempo bajando.
Ya ya allí abajo, uno de los habitantes más agradecidos de ver: una langosta. Siempre suelen estar a la entrada de sus guaridas, con las antenas fuera, vigilando el entorno. Desgraciadamente, la abundancia de meros (que tienen en las langostas uno de sus alimentos más apreciados) ha hecho que estos animales sean cada vez más difíciles de ver. Y sólo aparecen a profundidad y bastante escondidas.
Y otro habitante de las cuevas y las profundidades: el congrio. Este no tiene que ser muy temeroso de nada (su tamaño hace que prácticamente no tenga depredadores), pero siempre son animales muy sigilosos. Algunos tienen un tamaño superior a mi pierna.
Subiendo ya de los abismos, y buscando una zona donde estarnos los largos minutos de descompresión.
Este sitio en concreto es ideal para hacer la descompresión. Agarrado al fondo no tienes que preocuparte de que cambies de profundidad, y desde alli se tiene una vista privilegiada de lo que pasa a tu lado y por debajo. Como si estuvieses en un balcón.
Durante la descompresión , entre los cinco y los tres metros, tienes tiempo para muchas cosas. Aquí estaba buscando un cangrejo simbiótico que vive entre las anémonas. Estaba tan escondido que no pudimos hacerle una foto en la que se viese lo suficiente. Movía mi mano teniendo cuidado de que no me pinchasen los erizos.
La foto final, en la que se muestra esa máxima profundidad que alcancé este verano. Yo y el casio F-91w, que ha demostrado sobradamente que lo de aceitar un reloj no sumergible, funciona. 55,7 metros es una profundidad que está casi al límite de lo que me permito bajar, respirando aire comprimido.
Espero no haberos aburrido demasiado con mi rollo submarino. Tengo que agradecer las fotos bajo el agua (ya que yo nunca buceo con cámara de fotos) a un compañero italiano, Claudio Mortella, que me acompañó en la mayoría de los buceos que habeis visto.
Cuando presenté este humilde Casio F-91w, cuando lo llené de aceite de oliva https://relojes-especiales.com/threads/he-llenado-mi-f-91w-de-aceite-de-oliva.383850/, ya dije que este verano bajaría, como mínimo, a 40 metros.
Ha llegado aún más abajo, y ha hecho 11 buceos.
Al estar hidrolizado, su sumergibilidad es casi ilimitada. Y así es como un reloj modesto, que no pasa de ser Water Resistant, ha podido acompañarme en todas mis inmersiones este verano, llegando a profundidades insospechadas para un F-91w.
No hice fotos del proceso de aceitado, pero os pongo un par para que veais como lo hice.
Puse el reloj, boca abajo, dentro de un pequeño vaso. Lo abrí con un destornillador, y lo cubrí completamente de aceite de oliva. Lo cerré en el mismo vaso.
Ya fuera del vaso, aflojé un poco dos tornillos, para dejar salir un par de gotas de aceite (que permitiesen formar una burbuja dentro de la caja). Volví a cerrar. Y ya está.
Luego volvereis a ver esta foto que pongo a continuación, pero ahora os la muestro como avance. No es la profundidad máxima a la que ha llegado este verano (luego lo vereis en otra foto), pero no está mal: 41,5 metros:
Os voy a contar el verano de este F-91, y de paso os explicaré como hacemos las inmersiones. No habrá todas las fotos submarinas que hubiese querido, porque yo no hago fotos bajo el agua, y sólo he podido poner fotos de las inmersiones en las que me ha acompañado algún compañero con cámara.
Como ya expliqué, este F-91w me lo regalaron, muy tralladete.
Yo ya tengo un F-91, en mejor estado, y decidí hacer la prueba de llenarlo de aceite. No tenía a mano aceite de silicona, y lo hice con aceite de oliva virgen extra.
Podeis ver los dos F-91, uno al lado del otro. El hidrolizado es el de la derecha. El de la izquierda está en perfecto estado, y tal y como salió de fábrica.
Funciona perfectamente. La diferencia que he notado es que la burbuja del aceite de oliva no es redonda, como suele pasar con el aceite de silicona, sino que suele estar por las esquinas, aunque a menudo se esconde.
Bueno, vamos al tema del buceo. Yo no necesito llevar un F-91, ni ningún reloj, cuando hago submarinismo. Mis buceos los controlo con mis ordenadores de buceo, que en cada momento me dicen cuanto tiempo llevo bajo el agua, a que profundidad estoy y si debo hacer descompresión. Sí que llevo un Citizen Aqualand I (como backup y por mi locura relojeril), pero básicamente porque lleva profundímetro. Este verano decidí que el F-91 los acompañaría bajo el agua.
Todos los buceos los he hecho en las islas Medas, un parque natural submarino que es un verdadero paraíso de vida bajo el agua.
Aquí podeis ver el archipiélago a la salida del sol, desde la playa de l'Estartit, cuando llegaba al centro de buceo.
A las ocho de la mañana, los buzos que saldrán en el primer barco hacia las Medas ya comentan como será el buceo. Al fondo, la furgoneta con los equipos.
Poco después, un corto camino los lleva hasta el barco de buceo.
Luego los vais a ver mucho más, pero ya os pongo relojes. El Casio F-91 (fijaos que la burbuja es bien visible en el aceite, abajo, a la derecha), al lado de su compañero de buceo: el Citizen Aqualand I, que llevo con una NATO/Zulu extralarga (30 cm), para poder ponerla sobre el traje de neopreno.
Aquí podeis ver todos los instrumentos que llevo en mi muñeca derecha. Junto a los relojes, una brújula, caso que haya que orientarse bajo el agua. El F-91 ya está con el cronómetro a cero, dispuesto a marcar el tiempo de la inmersión. El Aqualand muestra la profundidad: 0,0m
Estos son algunos de los barcos que esperan a los buceadores.
Las botellas que permitirán que vayamos bajo el agua. Al fondo, los trajes que se han secado durante la noche.
Cada buceador sube su botella, que se ha cargado en el compresor que está al lado.
Después de cargar las botellas, se monta el equipo completo.
Los barcos pueden estar muy llenos, pero todo el mundo se adapta al espacio que tiene.
En proa, el capitán del barco y los guías del centro de buceo repasan la lista de los buceadores, para que todo coincida.
Los barcos salen hacia los puntos de buceo, con el sol todavía saliendo del horizonte.
Las islas Medas estan a poco menos de un kilómetro. Te da el tiempo justo de equiparte.
Casi todos los barcos salen a la vez. En verano suelen hacer dos salidas por la mañana, a las 9 y a las 11. Y por la tarde vuelven a salir.
Nos acercamos a la segunda isla más grande del archipiélago: la Meda Petita. A la izquierda se ve el final de la Meda Gran. A la derecha, el Carall Bernat, y los otros islotes, donde bucearemos.
Una vista más cercana. A la izquierda, el islote llamado Tascó Gran. A la izquierda el más pequeño, sacando una punta por delante del más grande e imponente, el Carall Bernat, nuestro destino, y donde haremos la inmersión.
Amarrando el barco a la boya que tienen destinada esa mañana. En el parque natural de las islas Medas está prohibido usar las anclas, para no dañar el fondo.
Vámonos al agua. El F-91, con el crono preparado para medir el tiempo de la inmersión. A su derecha, el Citizen Aqualand, que además nos dirá la profundidad a la que estamos. En la muñeca izquierda (sin verse) están los ordenadores, que dan aún más datos, y son quienes de verdad controlarán la inmersión.
Ya estamos bajando. Yo soy el buzo de arriba, el de las aletas amarillas.
Por el camino, nos encontramos con un banco de barracudas. Aunque tienen fama de agresivas, no son en absoluto peligrosas. A veces puedes acercarte mucho a ellas (en las Medas).
Cerca del fondo pueden verse grupos de corvallos, unos bellísimos peces que se mueven siempre a un ritmo muy pausado.
Hay múltiples biotopos en los fondos de las islas. Los más ricos en vida (y los más bonitos) son los bosques de gorgonias. Es una pena que esta foto no refleje todos los colores de estos corales abanico.
Entre estas gorgonias (que han recuperado su color, gracias al flash) ya vemos un ejemplar mediano de mero, el rey de las Medas.
Esta es la foto submarina de relojes que puse al principio del hilo. Demuestra que el F-91w es ya algo más que un Water Resistant. Aquí lo tenemos al lado de un ordenador Mares Nemo Wide, a 41,5 metros de profundidad (esa fue la primera inmersión....no empezamos suavemente).
Cerca nos observaba una morena, que pese a su apariencia, también es completamente inofensiva, a no ser que se la moleste excesivamente.
Acercando el F-91 a una estrella roja de profundidad.
Un plano más cercano, en el que se puede ver que estábamos a 23 metros.
Los meros son muy frecuentes.
Allí no tienen miedo a los buceadores, y permiten acercarse mucho (como vereis ahora).
Una muestra de ello es este vídeo, en el que este gran mero que viene hacia la cámara permite que nade un poco a su lado, y que incluso llegue a tocarlo.
Una captura de imagen del vídeo anterior.
Subiendo, nos encontramos con un águila marina, una raya que vive en mar abierto, y que en Catalunya también se llama Milana.
Una inmersión a más de 40 metros casi asegura que hay que hacer descompresión poco antes de llegar a la superficie. En este caso, el ordenador nos dice que estamos a cuatro metros, que nos queda un minuto de estar alli, que el agua estaba a 22 grados y que llevábamos 39 minutos de inmersión. El F-91w vuelve sano y salvo de su primer viaje a los abismos. Vendrán más...........
Volvemos a puerto. Satisfechos por el magnífico buceo, y porque el F-91w ha hecho su bautizo de buceo, sin ninguna incidencia.
Amarrando. Los buzos del turno de las 11 esperan.
La prueba (y la de inmersiones posteriores, en las que no haya fotos del reloj a profundidad...tendreis que creerme que el F-91w acompañó a los otros....pero os aseguro que así ha sido): 41,5 metros. Y tan campante.
Esta foto me la hice al siguiente buceo. Parezco un hombre orquesta, con tanto aparato en los brazos. Realmente, esto no es habitual. Os explico que es cada cosa. En el brazo izquierdo llevo (de izquierda a derecha) mi ordenador primario (Mares Nemo Wide), un ordenador Suunto Solution (de seguridad, pero que no calcula buceos con Nitrox), y -excepcionalmente- otro ordenador Suunto que un amigo me pidió que probase ese día. En el brazo derecho se ve, en primer lugar, una brújula, después el reloj de seguridad (un Citizen Aqualand, con profundímetro), y poco visible (por ser del mismo color que el traje), al lado de la mano, el F-91w. Yo llevo normalmente cuatro instrumentos en las muñecas (dos ordenadores, reloj y brújula), pero realmente, con un ordenador y una brújula sería suficiente.
Vamos a ir alternando fotos de superficie y de relojes, con fotos submarinas, para explicar los otros buceos que hizo el F-91w.
En esta inmersión vais a ver hasta que punto los meros de las islas Medas son grandes y no temen a los buceadores.
Cerca vimos un mero bajo una roca.
Lo vimos bastante calmado, y, poco a poco, acerqué la mano. Me permitió acariciarlo bajo la mandíbula.
Ahora, con la mano izquierda. podeis ver que el F-91 se quiso añadir al juego.
Aquí teneis el vídeo donde se ve la secuencia de las dos fotos anteriores. Los meros no tienen dientes fuertes, sino una especie de labios muy rasposos. Pero la fuerza de su mandíbula es muy grande. Si quisiese hacerme daño, podría haberlo hecho.
A los 45 minutos de inmersión, ya estábamos haciendo la parada de seguridad, a 5 metros.
A esa profundidad, vimos una pareja de vistosos nudibranquios, unos moluscos sin concha.
Ya en el barco, el Aqualand nos muestra la máxima profundidad de ese buceo: 40,3 metros.
La imponente presencia de las islas siempre está presente.
El cronómetro del F-91 está parado en los 8:35. A ese tiempo, añadidle una hora, y sabreis lo que duró la inmersión
Ahora os voy a enseñar una inmersión en la que el F-91 pasó de 50 metros (aunque no fue la más profunda, como vereis luego).
El barco y su zodiac, amarrados al lado de la isla donde está la cueva. Porque hoy tocaba cueva.
Entrando en la cavidad. En las Medas hay cuevas muy profundas.
Un pulpo (boca abajo, en su escondite), nos observa con curiosidad.
En la profundidad de la cueva vemos este ceriantio, una especie de anémona de gran tamaño. Ese tubo marrón lo fabrican pegando arena a un moco que generan, y en el que se esconden en caso de peligro.
Durante la parada de descompresión apreté el botón en el que me indica la profundidad máxima. Podeis ver que el F-91w alcanzó en esta ocasión los 50,9 metros.
Ya en seco, podeis ver que la inmersión duró más de 55 minutos (la descompresión no fue corta).
Otro día, y de nuevo hacia las islas.
Otro banco de barracudas.
Y al llegar al fondo, este grupo de corvallos.
A más profundidad (se aprecia, porque hay menos luz), apareció este gran mero.
Ya en superficie, podemos ver que esta vez rozamos los 40 metros de profundidad, y que el F-91 cronometró casi una hora y cuatro minutos bajo el agua. Sin rastros de problemas... el aceite interno sigue funcionando.
En este próximo buceo (siempre en las islas Medas) vais a ver un animal curioso. No especialmente raro de ver (aunque no aparece frecuentemente), pero con un comportamiento espectacular.
Se trata de una liebre de mar. Un molusco con cierta semejanza a una babosa. Sin concha. pero mucho más grande.
La particularidad que tienen estos animales (que viven siempre arrastrándose por el fondo), es que cuando quieren cambiar rápidamente de zona (habitualmente, cuando creen que estan en peligro), en vez de arrastrarse lentamente, mueven el manto (esa especie de velas que tienen arriba, que se comportan como alas).
Y nadan. Aquí la teneis junto a mi, intentando perdernos de vista.
El movimiento que tiene esta liebre de mar bajo el agua es realmente espectacular. Esos dos mantos que tienen se comportan casi como si fuesen la falda de una bailarina. Tanto es así, que una liebre de mar que vive en el Mar Rojo y es completamente rojo, se la conoce como "la bailarina española".
Subiendo vimos otro vistoso ejemplar de Flabellina, un pariente de la liebre de mar, pero mucho más pequeño (y colorido).
Arriba, el Aqualand nos dijo que habíamos estado otra vez casi a 40 metros: 39,5, y el F-91 que la inmersión duró una hora y diez minutos.
Podeis ver que la profundidad que marca el ordenador no coincide exactamente con la del profundímetro del Aqualand. Eso suele pasar, pues a veces no estan ajustados de manera equivalente, y varían en centímetros.
Penúltima inmersión que os enseño. La calma del mar invitaba a sumergirse.
Bajando vimos otro banco de barracudas.
Por el camino, otra águla marina pasó a nuestro lado, sin prestarnos mucha atención.
Cuando llevábamos una media hora de inmersión (y esta vez fue un buceo tranquilo, me hice una foto junto a un erizo. Para mí, uno de los animales más peligrosos bajo el mar.........
Como podeis ver. 30 metros y una hora y dos minutos de buceo.
Dejo para el final la inmersión más profunda que hizo este verano el Casio F-91. De nuevo en las Medas.
Casio y Aqualand, ansiosos por volver de nuevo a las profundidades, con los displays a cero, preparados para contar metros y segundos.
Bajando a los abismos, un gran dentón pasó a nuestro lado. Ese día no nos detuvimos mucho a contemplarlo. En las inmersiones profundas no se puede perder mucho tiempo bajando.
Ya ya allí abajo, uno de los habitantes más agradecidos de ver: una langosta. Siempre suelen estar a la entrada de sus guaridas, con las antenas fuera, vigilando el entorno. Desgraciadamente, la abundancia de meros (que tienen en las langostas uno de sus alimentos más apreciados) ha hecho que estos animales sean cada vez más difíciles de ver. Y sólo aparecen a profundidad y bastante escondidas.
Y otro habitante de las cuevas y las profundidades: el congrio. Este no tiene que ser muy temeroso de nada (su tamaño hace que prácticamente no tenga depredadores), pero siempre son animales muy sigilosos. Algunos tienen un tamaño superior a mi pierna.
Subiendo ya de los abismos, y buscando una zona donde estarnos los largos minutos de descompresión.
Este sitio en concreto es ideal para hacer la descompresión. Agarrado al fondo no tienes que preocuparte de que cambies de profundidad, y desde alli se tiene una vista privilegiada de lo que pasa a tu lado y por debajo. Como si estuvieses en un balcón.
Durante la descompresión , entre los cinco y los tres metros, tienes tiempo para muchas cosas. Aquí estaba buscando un cangrejo simbiótico que vive entre las anémonas. Estaba tan escondido que no pudimos hacerle una foto en la que se viese lo suficiente. Movía mi mano teniendo cuidado de que no me pinchasen los erizos.
La foto final, en la que se muestra esa máxima profundidad que alcancé este verano. Yo y el casio F-91w, que ha demostrado sobradamente que lo de aceitar un reloj no sumergible, funciona. 55,7 metros es una profundidad que está casi al límite de lo que me permito bajar, respirando aire comprimido.
Espero no haberos aburrido demasiado con mi rollo submarino. Tengo que agradecer las fotos bajo el agua (ya que yo nunca buceo con cámara de fotos) a un compañero italiano, Claudio Mortella, que me acompañó en la mayoría de los buceos que habeis visto.
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