B
barista
Visitante
Estimados amigos/as,
Es para mi grato y feliz poder referir en estas humildes y torpes palabras la increíble experiencia por mi vivida en ocasión de la visita al taller de don Luis. Habíamos quedado en que pasaría hoy por su local, y ésta es mi definición: un mundo inmerso de un aire de cofradía, fruicción por la belleza mecánica y la perfección estilística de las fornituras vintage. Creo que cuando me vio un poco se descolocó: no es habitual - soy consciente de ello- de que mujeres maduras como yo tengan como afición el coleccionismo como manera de regodearse y entretenerse.
Más aún, don Luis miró mis relojes - hice un seleccionado de los que más quiero de entre mis 130 piezas - comprobando que la mayoría sólo tiene el valor dado por mi corazón. Con infinita y cordial paciencia me ha ayudado a debelar el misterio del Tissot; hemos mirado juntos mi precioso Zodiac y he tenido ocasión de mostrarle con orgullo mi Omega Seamaster DeVille de dama.
Debo confesarles que me he sentido cohibida, y por momentos con ataques de mudez, cuando don luis me mostraba ebauches, fornituras ( ¡¡¡¡¡¡un Renis con calibre Omega!!!!!!!!!!), un Tissot con calibre de plástico, esos bellos y perfectos libros; me ha contado historias hermosas - ¡ Hasta he visto la carta que, de puño y letra, le escribió el inmenso Osvaldo Soriano a propósito del robo de dos de sus relojes !-
Por momentos sentí que mi corazón latía con fuerza y gloria ante tantas maravillas y ante mis tímidos argumentos - en un momento le comenté que uno de mis orgullos es un WhiteStar con movimiento peseux - don Luis respondía con presteza: me mostró un WhiteStar increíble y bello, incomparable ante el mio, que solo es modesto.
Le agradezco don Luis haberme dado la oportunidad de compartir con usted ese par de horas durante las cuales, seguramente, lo agoté. Me doy cuenta que en cuanto relojes se refiere, me pongo cargosa y densa, insoportable por momentos. Y le voy avisando que no se librará de mi fácilmente:cada tanto me apareceré por su taller, a escuchar consejos, anécdotas y a aprender.
Además deseo que sepa que hasta ahora estoy siguiendo sus consejos al pie de la letra: no he comprado ni el Lings ni el Basis; y no me anoté en el curso que tenía pensado sino que lo haré en uno de los que usted, con sabiduría y sinceridad, me sugirió.
Honrada y sus órdenes, maestro Luis
gabriela
Es para mi grato y feliz poder referir en estas humildes y torpes palabras la increíble experiencia por mi vivida en ocasión de la visita al taller de don Luis. Habíamos quedado en que pasaría hoy por su local, y ésta es mi definición: un mundo inmerso de un aire de cofradía, fruicción por la belleza mecánica y la perfección estilística de las fornituras vintage. Creo que cuando me vio un poco se descolocó: no es habitual - soy consciente de ello- de que mujeres maduras como yo tengan como afición el coleccionismo como manera de regodearse y entretenerse.
Más aún, don Luis miró mis relojes - hice un seleccionado de los que más quiero de entre mis 130 piezas - comprobando que la mayoría sólo tiene el valor dado por mi corazón. Con infinita y cordial paciencia me ha ayudado a debelar el misterio del Tissot; hemos mirado juntos mi precioso Zodiac y he tenido ocasión de mostrarle con orgullo mi Omega Seamaster DeVille de dama.
Debo confesarles que me he sentido cohibida, y por momentos con ataques de mudez, cuando don luis me mostraba ebauches, fornituras ( ¡¡¡¡¡¡un Renis con calibre Omega!!!!!!!!!!), un Tissot con calibre de plástico, esos bellos y perfectos libros; me ha contado historias hermosas - ¡ Hasta he visto la carta que, de puño y letra, le escribió el inmenso Osvaldo Soriano a propósito del robo de dos de sus relojes !-
Por momentos sentí que mi corazón latía con fuerza y gloria ante tantas maravillas y ante mis tímidos argumentos - en un momento le comenté que uno de mis orgullos es un WhiteStar con movimiento peseux - don Luis respondía con presteza: me mostró un WhiteStar increíble y bello, incomparable ante el mio, que solo es modesto.
Le agradezco don Luis haberme dado la oportunidad de compartir con usted ese par de horas durante las cuales, seguramente, lo agoté. Me doy cuenta que en cuanto relojes se refiere, me pongo cargosa y densa, insoportable por momentos. Y le voy avisando que no se librará de mi fácilmente:cada tanto me apareceré por su taller, a escuchar consejos, anécdotas y a aprender.
Además deseo que sepa que hasta ahora estoy siguiendo sus consejos al pie de la letra: no he comprado ni el Lings ni el Basis; y no me anoté en el curso que tenía pensado sino que lo haré en uno de los que usted, con sabiduría y sinceridad, me sugirió.
Honrada y sus órdenes, maestro Luis
gabriela
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