El gran problema que veo yo con esto es que las heridas siguen abiertas. Se sigue hablando de dos bandos, dos Españas, y de eso de las "dos Españas" hace ya mucho.
Uno de los grandes problemas que ha tenido la España contemporánea fue, y ha sido, la transición, por mucho que nos la quieran vender como modélica. Se hizo mal, deprisa y corriendo, y atropelladamente. El "café para todos" sólo se puede justificar por hacer las cosas rápido, y la mayoría de las veces, hacer las cosas rápido, en lugar de bien, es sinónimo de fracaso. Como así ha sido. La transición no sólo no cerró las heridas, como debía haber sido su cometido, sino que las hizo más profundas. España es un estado fallido en muchos aspectos, y gran culpa de esto la ha tenido la transición, que en su momento pudo tener su razón de ser, pero que 37 años después se ha demostrado que fracasaron.
Uno de los ejemplos más flagrantes es la permisividad con los nacionalismos, incluso los violentos. Otro es una Constitución anacrónica y obsoleta, que por su propia redacción prácticamente impide su reforma, o incluso su derogación con vistas a una nueva. Y es que, la España del 77-78 no es la de hoy en día. En esos años se pensó en mirar sólo hacia delante, y cuanto más deprisa mejor. Probablemente ni a los ponentes de la Constitución ni a las Cortes Constituyentes se les ocurrió pensar que alguien podía mirar para atrás, pero el caso es que así ha sido. Y así nos va.
Vivimos, por suerte, en una Democracia, en la que todos podemos pensar lo que nos salga de los mismísimos. Esto no es cuestión de si somos de izquierdas o de derechas, sino de si queremos salir del jardín que tenemos montado. Somos un país con una capacidad nula de autocrítica, para nuestra desgracia, y como buenos mediterráneos, soberbios hasta negar lo más evidente: Nuestros errores históricos.
Hijos de puta (Con perdón) hubo en los dos bandos. Igual que buenas personas. Y mientras no nos metamos esto en la cabeza mal vamos, sobre todo porque seremos incapaces de pasar página de una santa vez a un episodio negro y oscuro de nuestra historia. La República cometió desmanes, en la guerra se siguieron cometiendo, y, evidentemente, durante el Régimen también se cometieron.
Me juego un dedo a que ninguno de los que estamos escribiendo aquí ha vivido la guerra, y de haber vivido el franquismo habrán sido pocos años. Yo tengo 31 años, nací en Democracia, en una familia cuyas mitades provienen de cada uno de esos dos bandos. Nadie en casa ha intentado jamás inculcarme idea política alguna, más allá de la firme creencia en la Democracia como forma de Estado. Mis ideas son mías, y son las que tras años de reflexión he creído adecuadas, y por supuesto respeto las de los demás. Creo en lo que creo, que es en la Economía liberal y de mercado y en la Monarquía como forma de Jefatura de Estado. Eso me hace ser de derechas, supongo. Mi bandera, que para mí es mucho más que un trapo de colores, es bicolor, roja y amarilla, y es la que lleva siendo la bandera de España desde hace 300 años, y uno de sus símbolos nacionales. Pero claro que admito que hay gente que no piensa igual que yo, y no pasa nada.
Mis padres me cuentan que mis abuelos, a los que no conocí, ya que murieron los dos antes de nacer yo, se llevaban muy bien. Ninguno de los dos luchó en la guerra, pero uno era republicano, y el otro franquista. Si mis abuelos, que sí habían vivido los horrores de una guerra, y cada uno desde un bando, se llevaban bien, qué hemos hecho después mal para no conseguirlo nosotros?