El sistema cinematográfico en España es el que es. Ya me gustaría a mi que aquí hubiera una verdadera industria (producción- distribución- exhibición) pero no la hay porque se vive mejor y con menos problemas en un marco que no exige resultados. Así que no comentaré nada al respecto y hablaré solo de la película.
La carrera del señor De la Iglesia es tremendamente irregular. Tiene productos notables como Mirindas Asesinas (corto), Acción Mutante y El día de la bestia, cosas correctas como Crimen Ferpecto y La comunidad y soberanos patinazos como Muertos de risa, Perdita, 800 balas... En conjunto me parece un director sólido y eficaz pero no brillante.
Ayer fui a ver Balada triste y me pareció una película perfectamente prescindible. Sin embargo cuando salí del cine comprensiblemente mosca, me di cuenta de que el cabreo era más por la oportunidad perdida que por lo la ínfima calidad de lo que acababa de ver. La película parte de una idea que es sumamente atractiva como es buscar la parte sórdida del circo y de sus epítomes que son los payasos. No es un planteamiento original, ya la explotaron entre otros Tod Browning en La parada de los monstruos, Kubrick en Atraco Perfecto y De Mile en El mayor espectáculo del mundo, pero ese tema pasado por la mano salvaje de Alex De la Iglesia podía dar mucho de sí. Y a eso hay que sumarle una espectacular dirección artística que consigue una estética muy atractiva. Sin embargo la película no funciona. Y no funciona porque el guión, escrito en solitario por De la Iglesia sin la colaboración habitual de Jorge Guerricaechevarría, es muy flojo y está mal dirigido
La historia no fluye sino que evoluciona a saltos y las escenas pecan de inconexas. Los tres protagonistas no son nada convincentes (especialmente la funambulista) y solo funcionan los secundarios, actores de segunda fila de toda la vida (por papeles y peso que no por calidad) porque cuentan con unas tablas que no precisan dirección. Las escenas de acción/violencia están rodadas de tal forma (mucha cámara al hombro en plan Dogma 95, mucho plano corto) que no es posible tener una visión de conjunto y pierden eficacia. La falta de fluidez del relato hace que escenas intensas pierdan brillantez porque llegan sorpresivamente y pillan al espectador desconectado y sin tiempo de reacción para entrar en ellas.
La película venía bendecida por los conocidos frikis caprichosos del jurado de Cannes. A lo mejor tendría que haberlo tenido en cuenta antes de decidir ir a verla.
Básicamente, estoy de acuerdo contigo. Aunque yo lo expresaría con otras palabras: la película acaba convertida en un puzzle sin encaje posible porque Alex de la Iglesia se pierde en un maremágnum de impactos estéticos que no llevan a ninguna parte.
La diferencia entre la que tú has citado,
La parada de los monstruos, es que en esa el impacto estético está al servicio de un mensaje ético, cosa que en la película de Alex de la Iglesia no se ve ni por asomo.De ahí la sensación de tomadura de pelo con la que uno sale al terminar la película.
Lo que dicho con otras palabras quiere decir que no se sabe a dónde va a parar Alex de la Iglesia.
Pero para tu tranquilidad, te diré que, por motivos navideños, tuve que tragarme ni más ni menos que "
Los padres ahora son ellos"y puedo hacerte una semiología finísima acerca de los estados de cabreo con los que uno puede salir del cine. Porque si en la película de Alex de la Iglesia el cabreo es debido a que es una película fallida, y fallida quiere decir que lo ha intentado y ha fracasado, en la de Robert de Niro el cabreo es debido a que del modo más descarado, cínico y sinvergüenza, te sacan la pasta sin arriesgar ni una bolsa de pipas.
En consecuencia, prefiero el cabreo que me provoca Alex de la Iglesia, porque ha querido y no ha podido, al de "Los padres...", en la que,simplemente, te llaman imbécil en tu cara.
Creo que eso también conviene dejarlo claro.
Aunque, por supuesto, sólo es mi opinión