Una reflexión interesante la tuya.
En mi opinión, no sólo no son ajenas a los tiempos que corren sino que actúan en consecuencia precisamente por ello.
Hubo un tiempo en que el reloj de pulsera era un instrumento cuya misión básica era informar de la hora, además de otros detalles posibles. A su vez, ese instrumento podía acercarse más o menos al carácter de "joya", dependiendo de los materiales que se incorporaran y de la "calidad media" de sus maquinarias.
En su momento, la aparición del cuarzo y la industrialización del proceso productivo, implicó un progresivo desplazamiento de ciertas marcas relojeras que todos conocemos a un segmento de mercado en el que la exclusividad y el propio carácter de "joya" tomó más protagonismo.
Por último, corren unos tiempos en los que la tecnología, básicamente la basada en los circuitos de silicio, invaden completamente todo tipo de áreas, incluyendo un aporte de rigurosidad y rango polifacético de aplicaciones que se extiende, perfectamente, a la misión de informar sobre la hora y, por añadidura, un millón de detalles más.
Ello implica que los relojes de pulsera de las marcas que todos conocemos no sólo experimentan ese desplazamiento y reubicación en el mercado, sino que llevan a cabo una "huída hacia adelante", marcando claramente su carácter de joyas que, incidentalmente, dan la hora (y no necesariamente con gran rigor y fiabilidad).
En otras palabras, si competir en un determinado mercado llega a ser imposible porque los precios nos son asumibles, es necesario ubicarse en un segmento de mercado diferente. A ello se puede llegar por dos vías:
- El de la "calidad relativa", es decir, entre tus propios competidores, destacar por un valor añadido que permita apreciar sus valores intrínsecos cuando se compara con otros productos similares.
- El de los precios. Una elevación de precios implica, automáticamente, un posicionamiento diferentes por el rango o capacidad adquisitiva del adquirente. Si, como es el caso, se identifica el precio (elevado) con el carácter de joya, de exclusividad, de estatus económico, si se acompaña de su regusto social/gremial/selectivo, obtenemos un producto que será adquirido por menos clientes, pero pagarán más por ellos.
Adicionalmente, la "huída hacia adelante" tiene un efecto secundario sobre los clientes ya existentes, y es el de mantener el valor residual del producto que ya tienen y, en algunos casos, experimentar picos inflacionistas, es decir, aumentar su valor de reventa respecto al precio de adquisición en su momento, y todo ello fuera de subastas o ventas restringidas.
Así que, en mi opinión, lo que veremos será un fenómeno de concentración de marcas en grandes "holdings" (de hecho, ya se ve), segmentación del mercado por arriba, y un aumento regular y continuado de precios según los datos de los estudios de mercado que cada holding lleve a cabo. Y, por supuesto, un refuerzo del mensaje publicitario que aleja las piezas del concepto de "instrumento" para hacer énfasis en el de "objeto de deseo".