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Quichito
Antiguos Moderadores
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Antiguos Moderadores
Di que sí, que nos gustan las historias bien contadas y la forma que tiene Juan de narrar los acontecimientos es digno de admirar 
Cuenta... cuenta... que estamos acabando el verano y aburridos
Saludos
txema2
De la casa
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Di que sí, que nos gustan las historias bien contadas y la forma que tiene Juan de narrar los acontecimientos es digno de admirar
Yo también me apunto a esa historia, Por favor una narración amplia Juan!!!!
Quichito
Antiguos Moderadores
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Antiguos Moderadores
En cuanto llegues a los 100 mensajes podrás poner un anuncio de Busco en el foro de compraventa de Grafos.
Ya te queda muy poquito para poder hacerlo
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Ya te queda muy poquito para poder hacerlo
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Zimmermann
Habitual
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Qué razón tienes en esto, tengo como 6 o 7 plumas japonesas, de precio medio todas ellas y ha sido desempaquetarlas, cargalas de tinta (sin lavado previo ni nada) y hasta hoy, ningún problema... y puedes tenerlas cargadas más de un mes que arrancan al primer milímetro, son verdaderamente impresionantes, no les damos el verdadero valor que tienen. El único pero que podría ponérseles es el diseño, aquí no se han calentado la cabeza los japoneses, pero en funcionalidad un diez, sin reservas.
Saludos
D
dasena
Forer@ Senior
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Lo suscribo. Tengo 9 japonesas de esas mismas tres marcas, y mi experiencia ha sido la misma. Arrancan a la primera. Sin miramientos. Parece que estén esperando a que las saques a escribir. Y no fallan. No quiero decir con esto que las otras fallen, pero es que estas nunca lo hacen. Y las Pelikan, pues, a parte de todas las bondades dichas sobre ellas, a mí me parecen sobrias y elegantes.
Saludos.
MiguelBeny
Milpostista
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Pues yo me he quedado con la intriga de la historia de Cipriano... Del debate en sí no tengo más que decir, creo que se ha dicho lo mismo que en otros posts e incluso, que en otros foros. Yo solamente saco en conclusión que son dos grandes marcas y muy buenas ambas. Yo tengo muchas ganas de una 149 pero esa se me escapa ya de presupuesto... Eso sí, con mi Pelikan m1000 disfruto como un niño escribiendo, haciendo virguerías en un papel y viendo su especial brillo...
Enviado desde mi SM-G935F mediante Tapatalk
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Roger
Forer@ Senior
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A mí -pacopluma- ya lo sabe, las Pelikan no me entusiasman. He hablado en más de una ocasión de mi Pelikan M1005 Silver&black, del plumín blandengue que en vez de EF era B o BB, etc. Sin embargo, a raíz de un "casi intercambio" de plumas que al final no se llegó a realizar, decidí darle una segunda oportunidad a la Pelikan, que por cierto pasó por la manos de Joseph para que la convirtiera en un verdadero EF. Veremo si con el tiempo le voy cogiendo estima. Por ahora, por tacto, sensaciones, calidad y desempeño (según mi gusto, evidentemente), la pongo por detrás de mi Delta Oversize OS, mi Sailor KOP y, por supuesto, la Aurora 88.
Cipriano amateur
Habitual
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El Corazón Sangrante es una preciosa flor, pero es tóxica.
A veces se cruzan, absurdamente, seres, objetos, plantas, aficiones, celos, personas ....
Y a veces todo se va a la porra, ... o no, pero puede ser que por poco.
En Madrid había una muy buena floristería, no se llamaba el Corazón Sangrante, pero la llamaré así.
Esta historia es rigurosamente verídica, se ha dramatizado algo, para hacerla más interesante -o aburrida- en función de la destreza del narrador, que ya juzgareis también.
Continuará .....
A veces se cruzan, absurdamente, seres, objetos, plantas, aficiones, celos, personas ....
Y a veces todo se va a la porra, ... o no, pero puede ser que por poco.
En Madrid había una muy buena floristería, no se llamaba el Corazón Sangrante, pero la llamaré así.
Esta historia es rigurosamente verídica, se ha dramatizado algo, para hacerla más interesante -o aburrida- en función de la destreza del narrador, que ya juzgareis también.
Continuará .....
Cipriano amateur
Habitual
Sin verificar
El Corazón Sangrante
Esta es la historia de la primera Montblanc Lorenzo de Medici que compré
El Corazón Sangrante.
La joven llegó a casa presurosa.
Tenía planes para salir aquella tarde, en cuanto su marido llegase de un viaje de trabajo, y quería dejar unas cosas arregladas antes.
Al dejar en el aparador unas tazas del desayuno, reparó en un fajo de papeles, de correspondencia comercial, facturas, etc.
Se dirigió al salón y distraídamente empezó a colocar los documentos. Era raro que Juan los hubiese dejado sin archivar. Era muy ordenado para estas cosas.
Le llamó la atención un sobre bancario abierto, de una cuenta que creía recordar era de su marido cuando estaba soltero.
Abrió el sobre y leyó sin mucho interés algunos pagos con tarjeta, hasta el cuarto renglón.
Se quedó helada
La joven daba vueltas al papel, sin comprender muy bien el alcance de lo que ponía.
Estaba confusa y se estrujaba el cerebro intentando dar significado a aquella cifra, sentada en el tresillo de la casa, en la que aún faltaban detalles.
Llevaba casada poco tiempo y hasta pocos minutos antes se sentía feliz con su vida: razonablemente estable, sin agobios y con proyecto de tener pronto hijos.
Pero aquello lo cambiaba todo.
Hizo comprobaciones. Efectivamente era cierto, no había error alguno.
Su disgusto iba en aumento, aquello era imperdonable.
Era una mujer de carácter y la ira crecía en su interior. Se sentía ultrajada si es que el asunto resultaba lo que estaba sospechando, sí, ultrajada, ofendida y humillada.
Su marido iba a resultar un golfo si no daba una explicación a aquel enredo, pero no podía haber mucha explicación … Se había gastado en flores nada menos que ciento sesenta mil pesetas. Supuso que la fulana a quien estaban destinadas debida de ser monumental o su marido un completo gilipollas, además de un pendón.
Allí lo ponía claro:
Floristería: El Corazón Sangrante -ya tenía cojones el nombrecito, pensó- …… Ciento sesenta mil pesetas, y la fecha y los datos restantes.
Hirviéndole la sangre de indignación, subió a cambiarse al dormitorio: a la mierda los planes de salir.
Estaba muy furiosa e iba a tener una larga conversación con su marido.
El Ford Scorpio volaba por la carretera.
Una larga y pesada jornada de trabajo con un viaje incluido a Ciudad Real, ida y vuelta.
Ya había AVE a Ciudad Real, pero había preferido no tomarlo, por si podía evitar la ampliación del viaje a Córdoba, y así volver a casa al atardecer.
Se felicitó, satisfecho, por haber dilatado la visita todo lo posible, eludiendo el terminar en Córdoba.
El cliente visitado tenía algunos problemas de pago, aún no había montado un adecuado servicio técnico; tampoco la representación de la marca recogía el conjunto de los modelos.
Había resuelto todos los problemas, pero alargando en el tiempo las soluciones, que astutamente había preparado antes.
El joven llevaba casado poco tiempo, su situación era cómoda.
¡La vida le sonreía!
Miró el cielo con cierta preocupación: negros y pesados nubarrones, preñados de amenazas, se extendían a una decena de kilómetros.
¡Va a estallar una tormenta!, se dijo, mientras maldecía su mala suerte.
Tendré que aflojar la marcha, pensó.
¡Esto tiene mal aspecto!, me dije a mí mismo.
Aquello no era muy corriente.
La señora había subido las escaleras farfullando improperios.
Tengo un sexto sentido para estas cosas.
En mi caso el sexto sentido es normal, y va de la mano con el sentido común.
En esta historia el único que tiene ambos sentidos, el sexto y el común, soy yo.
Soy un perro. No soy cualquier perro: soy un pastor alemán de línea de trabajo, mi linaje es antiquísimo: como vuestros aristócratas, pero sin manchas: siempre una vida de fidelidad, amor y afecto a nuestros dueños.
Me llamo Ron.
Mi amo, Juan, me puso así cuando me rescató de mi anterior dueño; un humano aficionado al licor del mismo nombre.
No era mal tipo, pero por mor de su devoción alcohólica me tenía algo descuidado; pero siempre le respeté, y cuando cogía una pítima, le llevaba a casa, a veces tironeando de su ropa.
Total, que a Juan le gusté, habló con el dipsómano y me llevó con él.
Os decía que el asunto que hoy nos ocupa no pinta bien.
Además, mi sexto sentido me advierte que va a haber tormenta.
Seguirá
Esta es la historia de la primera Montblanc Lorenzo de Medici que compré
El Corazón Sangrante.
La joven llegó a casa presurosa.
Tenía planes para salir aquella tarde, en cuanto su marido llegase de un viaje de trabajo, y quería dejar unas cosas arregladas antes.
Al dejar en el aparador unas tazas del desayuno, reparó en un fajo de papeles, de correspondencia comercial, facturas, etc.
Se dirigió al salón y distraídamente empezó a colocar los documentos. Era raro que Juan los hubiese dejado sin archivar. Era muy ordenado para estas cosas.
Le llamó la atención un sobre bancario abierto, de una cuenta que creía recordar era de su marido cuando estaba soltero.
Abrió el sobre y leyó sin mucho interés algunos pagos con tarjeta, hasta el cuarto renglón.
Se quedó helada
La joven daba vueltas al papel, sin comprender muy bien el alcance de lo que ponía.
Estaba confusa y se estrujaba el cerebro intentando dar significado a aquella cifra, sentada en el tresillo de la casa, en la que aún faltaban detalles.
Llevaba casada poco tiempo y hasta pocos minutos antes se sentía feliz con su vida: razonablemente estable, sin agobios y con proyecto de tener pronto hijos.
Pero aquello lo cambiaba todo.
Hizo comprobaciones. Efectivamente era cierto, no había error alguno.
Su disgusto iba en aumento, aquello era imperdonable.
Era una mujer de carácter y la ira crecía en su interior. Se sentía ultrajada si es que el asunto resultaba lo que estaba sospechando, sí, ultrajada, ofendida y humillada.
Su marido iba a resultar un golfo si no daba una explicación a aquel enredo, pero no podía haber mucha explicación … Se había gastado en flores nada menos que ciento sesenta mil pesetas. Supuso que la fulana a quien estaban destinadas debida de ser monumental o su marido un completo gilipollas, además de un pendón.
Allí lo ponía claro:
Floristería: El Corazón Sangrante -ya tenía cojones el nombrecito, pensó- …… Ciento sesenta mil pesetas, y la fecha y los datos restantes.
Hirviéndole la sangre de indignación, subió a cambiarse al dormitorio: a la mierda los planes de salir.
Estaba muy furiosa e iba a tener una larga conversación con su marido.
El Ford Scorpio volaba por la carretera.
Una larga y pesada jornada de trabajo con un viaje incluido a Ciudad Real, ida y vuelta.
Ya había AVE a Ciudad Real, pero había preferido no tomarlo, por si podía evitar la ampliación del viaje a Córdoba, y así volver a casa al atardecer.
Se felicitó, satisfecho, por haber dilatado la visita todo lo posible, eludiendo el terminar en Córdoba.
El cliente visitado tenía algunos problemas de pago, aún no había montado un adecuado servicio técnico; tampoco la representación de la marca recogía el conjunto de los modelos.
Había resuelto todos los problemas, pero alargando en el tiempo las soluciones, que astutamente había preparado antes.
El joven llevaba casado poco tiempo, su situación era cómoda.
¡La vida le sonreía!
Miró el cielo con cierta preocupación: negros y pesados nubarrones, preñados de amenazas, se extendían a una decena de kilómetros.
¡Va a estallar una tormenta!, se dijo, mientras maldecía su mala suerte.
Tendré que aflojar la marcha, pensó.
¡Esto tiene mal aspecto!, me dije a mí mismo.
Aquello no era muy corriente.
La señora había subido las escaleras farfullando improperios.
Tengo un sexto sentido para estas cosas.
En mi caso el sexto sentido es normal, y va de la mano con el sentido común.
En esta historia el único que tiene ambos sentidos, el sexto y el común, soy yo.
Soy un perro. No soy cualquier perro: soy un pastor alemán de línea de trabajo, mi linaje es antiquísimo: como vuestros aristócratas, pero sin manchas: siempre una vida de fidelidad, amor y afecto a nuestros dueños.
Me llamo Ron.
Mi amo, Juan, me puso así cuando me rescató de mi anterior dueño; un humano aficionado al licor del mismo nombre.
No era mal tipo, pero por mor de su devoción alcohólica me tenía algo descuidado; pero siempre le respeté, y cuando cogía una pítima, le llevaba a casa, a veces tironeando de su ropa.
Total, que a Juan le gusté, habló con el dipsómano y me llevó con él.
Os decía que el asunto que hoy nos ocupa no pinta bien.
Además, mi sexto sentido me advierte que va a haber tormenta.
Seguirá
Quichito
Antiguos Moderadores
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Antiguos Moderadores
menganito
De la casa
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De diseño no es que enamoren (además no se renuevan, hasta sus ediciones limitadas son siempre variaciones de la misma cosa -pequeños cambios de la serie Souverän-), en cambio -hablando de la serie Souverän- la variedad de tamaños de cuerpo y plumín, su ergonomía (aunque menor que las Meisterstück) y tamaño en las M1000 y sobre todo su sistema de carga por pistón / émbolo (de los más robustos y el más suave que he usado jamás, además de gran capacidad -en las M1000-), su generosísimo flujo y el tacto y desempeño de su plumín (semiflex en las M1000) y en general de toda la pluma, aparte de unos acabados perfectos (aunque me consta que los chapados se van con cierta facilidad tras un uso continuado), unido a unos precios, sobre todo online, más asequibles que su más inmediata competencia germana (aunque con menor calidad al tacto y visual de su "resina"), hacen de esta marca, para mi gusto, una firma ganadora.
Resumiendo, el placer de escritura y carga es enorme, a pesar de algún "handicap".
Creo que no puedo resumirlo mejor.
Resumiendo, el placer de escritura y carga es enorme, a pesar de algún "handicap".
Creo que no puedo resumirlo mejor.
Última edición:
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sgilberte
Forer@ Senior
Sin verificar
Je, je, je, caí dos veces en la tentación de dos fake MB (una Boheme, que rápidamente perdió la piedrecita, y una 146). En retrospectiva un desastre: a todas tuve que hacerles algo para que escribieran más o menos bien. Va mucho mejor la Jinhao 159 (y mucho más barata).Es más que obvio que algunas personas llevan una MB para demostrar poderío económico. Por eso hay esa industria falsificadora detrás de esa marca, para aquellos que no se la pueden permitir puedan aparentar lo que no son.
Particularmente yo no critico a nadie por hacer una cosa u otra, yo sigo tan feliz con mi locura particular por esta afición, suficiente tengo ya con eso como para preocuparme por los demás
Más que por aparentar me gustó la estética de los 2 modelos. Me gusta la estética de los modelos clásicos, por ejemplo, de Pelikan. No obstante, cuando los he visto en algún escaparate, los modelos económicos de Pelikan (menos de 200 €), me han parecido muy, muy pequeños. Quizás porque soy un tipo grande (en dimensiones), mes gustan las plumas grandes (aunque reconozco que la Jinhao 159 quizás es exagerada y poco práctica). La Pelikan M1000 es impresionante (pero se sale de mi presupuesto).
Ahora sigo en la búsqueda de algún modelo "clásico" (de formas parecidas a las Pelikan), de capuchón a rosca, de tamaño generoso y de precio contenido.
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artemalone
Habitual
Sin verificar
Bienvenido al Foro.
Creo que te va a interesar el nuevo proyecto de estilográfica del Foro que está en ciernes.
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