Más que el fracaso de una persona en concreto, Bush, parece el fracaso de una política y el problema es que todavía no se ve el recambio.
Bush ha sido muy coherente: apoyado en los principios de economía liberal, ha intentado (y lo ha hecho muy conscientemente) lograr el máximo acceso posible de todas las clases sociales a la propiedad privada en tanto es un pilar del desarrollo económico, según los liberales: si tienes una propiedad, puedes acceder al crédito, a la inversión, a la creación de riqueza.
El invento les ha fallado estrepitosamente, se han encontrado con algo que no se esperaban y a día de hoy, nadie, incluido Obama, tiene la menor idea de como arreglarlo. Así es que nos esperan tiempos apasionantes
Eso en el terreno económico.
En política internacional, ha sido un halcón.
Es interesante leer los análisis matemáticos del Instituto Tecnológíco de Massachusetts sobre la predecible alternanacia entre halcones y palomas, y si se observa la historia es así: a Carter, paloma, le sucedieron Reagan y Bush, halcones y a éstos, Clinton, paloma, luego Bush, halcón u ahora Obama, paloma.
Dejo para otro momento las cuestiones ideológicas, religiosas y demás de Bush pues merecen un apartado mucho más amplio.
En resumen: nos equivocaríamos centrándolo en Bush, puesto que entre otras cosas, las decisiones verdaderamente politicas no las ha tomado él; las ha tomado Dick Cheney. Y por supuesto, es simplón reducirlo al cretinismo personal de Bush, por mucho que nos tiente creer que ha sido lo decisivo.
Eso a día de hoy. Quizás el tiempo aporte nuevos datos. Pero lo cierto es que tenemos derecho a juzgarle hoy con los datos de hoy.
Mañana, ya veremos.