No es cuestión de ponerse aquí en plan Charles Bronson, pero a mí un tío solo no me da, y nunca me dio miedo alguno ni me ha causado gran problema, pero cada situación es distinta. Siempre he tenido cierta suerte y nunca me han acorralado y había cierto espacio.
Me ha pasado cerca de una decena de veces, y ya casi no te pones ni nervioso.
Por suerte, los que somos flacos, normalmente somos rápidos (yo por más suerte, de reflejos y en carrera) y si mantienes la calma, casi siempre hay una escapatoria.
El problema viene cuando son más de uno, o no son chorizos de poca monta o yonkis, sino por lo que sea, van a por tí, normalmente más de uno y de dos y te suelen esperar en algún sitio con poca escapatoria, amén de cuchillos en distancia corta, etc...
Otro problema es cuando no vas sólo. Ya no digo si vas con tus críos.
A mí me pasa como a Rabioso. Si creo que tengo una oportunidad o no veo la cosa realmente chunga, no iba a poder mirarme al espejo en mucho tiempo y no iba a haber Dios que me aguantara en meses.
Por suerte, hace muchos años que no me ocurre nada de esto. En Madrid sólo una vez en casi quince años. Un prenda en el metro de Alvarado, según paro delante del torno para pasar el abono de transporte viene por detrás y justo cuando ya tenía el torno girado y estaba casi al otro lado, me echa mano a las gafas de sol que llevaba puestas en la cabeza y me las levanta y echa a correr.
Así que salté el torno de vuelta para atrás y salí corriendo detrás de él. Antes de llegar al final de las escaleras y poner un pie en Bravo Murillo ya le había echado el guante (ya había comentado que soy rapidillo
). Total, que nos dimos una buena mano de bofetadas, con el resultado de que recuperé mis gafas, un magnífico tono en un ojo que me evitó darme sombra de ojos una buena temporada
(total, nada nuevo respecto a muchos sábados de ir a hacer guantes al ring de la federación con los pros), la chaqueta de un traje de 500€ rota por dos sitios por recuperar unas gafas de 100€, pero anímicamente intacto. Él iba cojeando y sangrando por la nariz, así que aquí paz y después gloria.
Lo preferí mil veces. Soy así de borrico