Sanza
Baneado
Pues se ve que tengo unos desagradables hábitos de coherencia o algo así, y se me ocurrió llevar el J12 H1007 a Berniz en Zaragoza, porque al bicho se le había aflojado el pseudo atornillamiento de uno de los pulsadores del crono.
Y el Berniz ese tiene el escaparate colmadito de Chaneles blancos, negros, con brillantes, sin brillantes, y la luna lunera cascabelera de acompañamiento.
Y una mujeruca, impecablemente vestida, impecablemente maquillada, impecablemente situada detrás del mostrador...me mira absolutamente aborrecida cuando le cuento el terrible problema. Estuve hasta preocupado por su tensión, porque la verdad es que la cara se le congestionaba por momentos.
Que no, que me lo lleve a otro lado, a donde lo compré...que no, que lo lleve a algún sitio donde lo desactiven los Tedax o algo...no quería ni cogerlo, la buena señora.
Nada, que me voy porque estoy completamente enamorado del orden social, la elegancia y las cosas que son, y me molesta mucho que me toquen los w...
Los de Tarín, que se ve que están más concienciados con lo de que los relojes vengan y vayan -no entiendo porque Berniz no ha cerrado la tienda tras vender, digamos...los justos para un viaje al Caribe- me escuchan, se lo queda el relojero que está allí, que trabaja allí, que le mola esto de Rolex y tal...y al día siguiente me lo devuelven con la tuerca esa fija, arreglado...y felicitándome porque dice que es muy bonito y que hay que ver lo que inventan.
Y que si quiero un café.
Y en el escaparate no hay un Chanel ni por equivocación.
Toma ya.
Pues nada, habrá quien cuente, empezando por "pues a mí..." que Berniz le regalo un globo de color verde a su hijo y le pagó una caña, que en Tarín les escupieron o algo por ir con pantalón de deporte y camisa sin mangas...
Pero yo sólo puedo contar lo de antes.
Que qué bien.
Y el Berniz ese tiene el escaparate colmadito de Chaneles blancos, negros, con brillantes, sin brillantes, y la luna lunera cascabelera de acompañamiento.
Y una mujeruca, impecablemente vestida, impecablemente maquillada, impecablemente situada detrás del mostrador...me mira absolutamente aborrecida cuando le cuento el terrible problema. Estuve hasta preocupado por su tensión, porque la verdad es que la cara se le congestionaba por momentos.
Que no, que me lo lleve a otro lado, a donde lo compré...que no, que lo lleve a algún sitio donde lo desactiven los Tedax o algo...no quería ni cogerlo, la buena señora.
Nada, que me voy porque estoy completamente enamorado del orden social, la elegancia y las cosas que son, y me molesta mucho que me toquen los w...
Los de Tarín, que se ve que están más concienciados con lo de que los relojes vengan y vayan -no entiendo porque Berniz no ha cerrado la tienda tras vender, digamos...los justos para un viaje al Caribe- me escuchan, se lo queda el relojero que está allí, que trabaja allí, que le mola esto de Rolex y tal...y al día siguiente me lo devuelven con la tuerca esa fija, arreglado...y felicitándome porque dice que es muy bonito y que hay que ver lo que inventan.
Y que si quiero un café.
Y en el escaparate no hay un Chanel ni por equivocación.
Toma ya.
Pues nada, habrá quien cuente, empezando por "pues a mí..." que Berniz le regalo un globo de color verde a su hijo y le pagó una caña, que en Tarín les escupieron o algo por ir con pantalón de deporte y camisa sin mangas...
Pero yo sólo puedo contar lo de antes.
Que qué bien.