Gracias por tu respuesta, yo al menos, no la considero rollo en absoluto.
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Como será complicado para la mayoría de nosotros...¿Podrías hacer un breve (o tan extenso como quieras) resumen de tus conclusiones?
Saludos y gracias.
Tienesa razón Neurona; Parece que mi respuesta es más propia de un vendedor de libros....
Osando a simplificar hasta el punto de eliminar todo el exámen previo de la rigurosidad de nuestra Consitución y el contexto en el que nació, del que podemos decir que su única vocación era la estabilización política del Estado, podría decir que la fórmula de la monarquía parlamentaria tiene justificación histórica, aún forzandose el procedimiento y las reglas de la sucesión, que consiguió no satisfacer plenamente a los monárquicos ni tampoco a los republicanos, siendo éste precisamente su primer logro.
El papel de la institución de La Corona probablemente ha sido determinante en la denominada "transición política", proceso, por cierto, aún sin completar (recordemos, v.gr., los infructuosos intentos de hacer que el Senado sea realmente una Cámara de representación territorial, habiéndose obviado la organización administrativa del Estado en Comunidades Autónomas...)
Igualmete la Ley de Sucesión de La Corona, tampoco ha podido ser adaptada a principios constitucionales básicos, como la igualdad de sexo, pero, al parecer, es la propia singularidad de la Institución la que no lo ha recomendado (cuestión muy discutible...)
El comportamiento y dotaciones económicas y de personal de las monarquías actuales (y de la española entre ellas) viene aproximándose cada vez más a las repúblicas, las cuales se vienen reforzando precisamente en el empeño de reforzar el papel de sus Presidentes procurando asimilarlos a verdaderos reyes de sus países.
En este sentido, es probable que el factor de estabilidad siga siendo el que más preocupe a los constitucionalistas, pero las voces republicanas exigen respuestas que podrían ser atendidas sin necesidad de un vuelco del sistema monárquico.
El gran problema, y de actualidad, es que entre el pacífico sentir popular de apoyo incondicional al Rey Juan Carlos I, se empiezan a plantear los escenarios de futuro sin que esa gran mayoría incondicional encuentre la figura incuestionable que han querido ver en su padre, y a ello ayuda el hecho de los matrimonios celebrados tanto por él, como por sus hermanas.
Realmente la simple nomenclatura del régimen no afecta en nada a la convivencia democrática del pueblo, pero la democratización de la institución monárquica, más allá de un simple referëndum para su consolidación temporal, supondría la propia extinción de las singularidades propias que la han mantenido.
En definitiva, lo que al pueblo le interesa es lo que se haga y cómo se haga y sobre todo tener control sobre todas las instituciones de su Estado, es decir, en el caso de una monarquía, poder ratificar su vigencia, pero, como antes decía, la Constitución es muy rígida y se ha venido vendiendo a los españoles como "ejemplar" y base de las libertades, extendiendo un miedo implícito a su reforma, de suerte que ni los propios legisladores se han atrevido a modificar aspectos que claramente no se ajustan a sus discursos ideológicos.
Ahora sí, perdón, perdón, perdón.....
Un saludo