Uno de estos relojes me inspiro un cuento.
UN INSOLITO
ENCARGO
Autor: 6aly
Juan Fernández Martínez
Ilustraciones:
Montse Martí Salas
Basado en un encargo, el cual tarde tres años largos en poder entregar.
10- 2002
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Introducción
El ser humano desde siempre ha intentado domesticar al tiempo sin conseguirlo. Hasta ahora lo que ha conseguido es robarle tiempo al tiempo creando un día al año de 25 horas y otro de 23 horas, para desconcierto de nuestro reloj biológico que no acepta tal imposición; pero a la fuerza lo ahorcan y aunque contra voluntad, no le queda más remedio que adaptarse.
En cambio, la sabiduría de la naturaleza consigue tal proeza de atrasar o adelantar nuestro reloj biológico sin
que lo apreciemos, sin rechazo, asimilándolo de forma natural.
Se encontraba el reparador de los guardianes del tiempo en su labor diaria, atendiendo a sus clientes, reparando y poniendo a punto sus relojes cuando entró un matrimonio de cierta edad a su taller.
Al preguntarles en que les podía servir o atender, ellos contestaron que tenían un encargo muy peculiar que hacerle.
- Ustedes dirán -respondió el reparador- si está en mi mano no duden que dicho trabajo realizaré.
- Se trata de dos relojes distintos entre sí -respondió el caballero-. - Verá usted -le dijo él- desde que me jubilé el día se me hace interminable, por lo que le pediría que me hiciera un reloj que acortase los días.
- Las horas que le quite al reloj de mi marido se las añade al mío -sugirió la esposa-. A mi me faltan horas al día para cumplir con los quehaceres del hogar.
El reparador extrañado sonrío irónicamente al tiempo
que les respondía:
- Trabajo complicado e imposible de realizar parece en principio, pero…
Permítanme que les diga que encargo tan enrevesado como este es la primera vez en mi vida que me vienen a pedir aunque no por ello lo voy a despreciar, que mas que como broma como un reto me lo voy a tomar, y a trabajar en ello inmediatamente me voy a poner.
Como de costumbre, fecha de entrega no les puedo dar; pero de mis avances informados estarán.
Pasado un tiempo el matrimonio volvió a visitar al reparador a su taller y sus relojes le pidieron, el reparador con gran tristeza se los dio sin terminar, al tiempo que les decía:
- Estuve trabajando días y días y no lo pude lograr porque todos los días igual que los relojes 24 horas nos dan y no me ha sido posible ni quitarles horas ni darles más. Los relojes generosos son y sus horas generosamente nos dan, las que nosotros debemos saber aprovechar.
Ellos quedaron contentos con tan clara explicación y antes de irse le dijeron:
- ¡Ánimo! Esto es un reto y usted lo podrá lograr- renovando así el encargo.
Durante años y años vueltas
y más vueltas de día y de noche dio el reparador, creando uno tras otro relojes que se ajustasen al pedido sin conseguirlo; aunque le sirvió para descubrir nuevas formas de dar la hora, mejor dicho de no darla; ya que se la guardaban para ellos por lo que los llamo guardianes del tiempo, pero que acortasen o alargasen el día a su comodidad ninguno, todos se le resistían marcando las 24 horas del día hacia adelante o hacia atrás ni un minuto menos ni uno más.
Fueron pasando los años y todo seguía igual, hasta que un buen día el reparador entró a visitar una exposición medieval y ¡sospresa!, se encontró con un extraño artilugio, un llavero en forma de anillo con un
pequeño agujero móvil en su
interior, que dejaba entrar un
pequeño rayo de luz. Resultó ser un reloj de Sol portátil, cosa
que el reparador desconocía.
Asombrado por el hallazgo y su funcionamiento el reparador fue y lo compró y para qué lo quería. Muy sencillo, para examinarlo detallada
y minuciosamente; de manera que indagando, indagando descubrió que era como el reloj utilizado por Tico, en su viaje al mundo en 80 días de Julio Verne.
Una mañana al levantarse, como de costumbre, tomó apuntes sobre lo que había acontecido en sus sueños y, como otras veces, de nuevo en su sueño encontró la solución.
Se puso manos a la obra y finalmente su trabajo terminó. Cuando el matrimonio llegó al taller del reparador este les hizo entrega de dos relojes de sol de aro portátiles al tiempo que les decía:
- Estos son los relojes que precisaban para hacer sus deseos realidad.
También les contó consultando
la obra de Julio Verne “Viaje al mundo en 80 días” encontrarían las claves.
Ellos pagaron contentos puesto que no era un gran capital.
De esta manera el reparador cumplió con el encargo y tras entregarles la factura, les comentó a sus clientes que si tenían algún otro encargo no dudasen en pedírselo, pues sería un placer hacerlo.
Ellos le dieron las gracias y la enhorabuena, le dijeron:
- Has conseguido lograr el mejor y gran reto de reto de tu vida
- ¿Y qué reto es? -preguntó él-.
- Descubrir al guardián de los guardianes del tiempo.
Os preguntareis por los pormenores y las claves para llevar a cabo tal proeza, pues es muy sencillo. Los protagonistas la vuelta al mundo en 80 días sin saberlo habían ganado un día, al ir hacia el este y al contrario hubiesen perdido un día yendo hacia el oeste.
Esto es debido a que al viajar hacia el este fueron al encuentro del sol, por lo que los días se fueron acortando cuatro minutos por grado recorrido en dicha dirección.
En la circunferencia del globo terrestre se cuentan trescientos sesenta grados, multiplicando
360 grados x 4 dan 1440 minutos : 60 minutos = a 24 horas, es decir un día que podemos ganar o perder en nuestro viaje alrededor del mundo, dependiendo la dirección elegida. De esta forma se consigue lo que parece un imposible, acortar o alargar los días.