AbderramanII
Reina Mora
Sin verificar
Tras los cumpleaños que tocan en mi entorno en estas fechas, las múltiples celebraciones propias de la época, y las entrañables jornadas navideñas compartidas con la familia el 24, 25 y 31, hace muchos años que mi MDD y yo decidimos que el 1 de enero íbamos a arrancar el nuevo año a nuestro ritmo, dándonos mus de compromisos e invitaciones. Desde el año pasado se ha sumado a nuestra insumisión disidente un íntimo amigo que también llega a este día muy saturado de festejos y excesos forzados.
La idea es empezar el año con pocas imposiciones: ni de compañías, ni de horarios, ni de pantagruélicas cantidades de comida. Simplemente estar a gusto, aunque a veces no encaje con los cánones de los clásicas y cargadas reuniones y menúes de estas fechas. Resumiendo, a nuestro aire
Este 1 de enero tuvimos en el Botxo un día espléndido: cielo azul radiante, sol luminoso y casi 20 grados de temperatura (ya nos habría gustado la pasada primavera…) Así que, como nadie nos esperaba a ninguna hora, nos lanzamos a la calle a tomar un aperitivo al aire libre antes de comer, sin prisas. Lamentablemente, no tengo foto, pero imaginaos tres amigos relajados disfrutando de un precioso mediodía
Ya de vuelta a casa, mientras uno se ocupó de montar una sencilla mesa, poner música y servir las primeras copas de cava, los otros dos nos ocupamos de rematar lo que habíamos decidido que sería nuestra primera comida del año. Al sentarnos a la mesa, antes de empezar, un wristshot de los comensales, con la característica técnica del desenfocado, sello de la casa
De entrantes, un poco de foie y de lomo, para que el colesterol no pierda alegría, y un fresquito steak tartar
Tras una jornada como el 31, los cuerpos joteros siempre están un poco resentidos, así que unas reparadoras sopitas, de carne o de pescado, a gusto del consumidor
El plato fuerte, una sencilla menestra de verduras, con todo rebozadito, como Dios manda, y con una salsita suave; muy poco fotogénica, pero riquísima
Y de postre una sencilla tarta de 3 chocolates en versión individual, que gusta mucho a mis dos acompañantes
Bueno, y para acompañar los cafés y la sobremesa un platito con los contados dulces navideños que nos gustan… y al que apenas hicimos caso, la verdad…
… pero que me sirvió para hacer un bodegón con nuestros relojitos: dos resultones Omega y un consentido Nivada (y no están desenfocados )
Probé todos en mi muñeca, pero aunque en las fotos no se ven demasiado grandes, los Omega me quedaban enormes... y solo me gustaba cómo me quedaba el mío
Para beber, Vi de Glass Riesling y Celler Batlle de 2004 y 2005: un suave vino dulce para el foie y un extraordinario cava. Todo ello de Gramona, una bodega familiar; excelentes productores y muy queridos amigos.
Como os digo, la idea es empezar sin obligaciones ni actuaciones forzadas, sin nada de protocolo, así que después de una breve sobremesa decidimos que no estábamos especialmente parlanchines y que nos apetecía terminar en el cine… y eso hicimos.
¡¡Que la fuerza os acompañe durante todo este nuevo año!! Así discurrió mi primera jornada de 2016 y me apetecía compartirlo con vosotros, aunque fuera con mis infumables fotos borrosas
La idea es empezar el año con pocas imposiciones: ni de compañías, ni de horarios, ni de pantagruélicas cantidades de comida. Simplemente estar a gusto, aunque a veces no encaje con los cánones de los clásicas y cargadas reuniones y menúes de estas fechas. Resumiendo, a nuestro aire
Este 1 de enero tuvimos en el Botxo un día espléndido: cielo azul radiante, sol luminoso y casi 20 grados de temperatura (ya nos habría gustado la pasada primavera…) Así que, como nadie nos esperaba a ninguna hora, nos lanzamos a la calle a tomar un aperitivo al aire libre antes de comer, sin prisas. Lamentablemente, no tengo foto, pero imaginaos tres amigos relajados disfrutando de un precioso mediodía
Ya de vuelta a casa, mientras uno se ocupó de montar una sencilla mesa, poner música y servir las primeras copas de cava, los otros dos nos ocupamos de rematar lo que habíamos decidido que sería nuestra primera comida del año. Al sentarnos a la mesa, antes de empezar, un wristshot de los comensales, con la característica técnica del desenfocado, sello de la casa
De entrantes, un poco de foie y de lomo, para que el colesterol no pierda alegría, y un fresquito steak tartar
Tras una jornada como el 31, los cuerpos joteros siempre están un poco resentidos, así que unas reparadoras sopitas, de carne o de pescado, a gusto del consumidor
El plato fuerte, una sencilla menestra de verduras, con todo rebozadito, como Dios manda, y con una salsita suave; muy poco fotogénica, pero riquísima
Y de postre una sencilla tarta de 3 chocolates en versión individual, que gusta mucho a mis dos acompañantes
Bueno, y para acompañar los cafés y la sobremesa un platito con los contados dulces navideños que nos gustan… y al que apenas hicimos caso, la verdad…
… pero que me sirvió para hacer un bodegón con nuestros relojitos: dos resultones Omega y un consentido Nivada (y no están desenfocados )
Probé todos en mi muñeca, pero aunque en las fotos no se ven demasiado grandes, los Omega me quedaban enormes... y solo me gustaba cómo me quedaba el mío
Para beber, Vi de Glass Riesling y Celler Batlle de 2004 y 2005: un suave vino dulce para el foie y un extraordinario cava. Todo ello de Gramona, una bodega familiar; excelentes productores y muy queridos amigos.
Como os digo, la idea es empezar sin obligaciones ni actuaciones forzadas, sin nada de protocolo, así que después de una breve sobremesa decidimos que no estábamos especialmente parlanchines y que nos apetecía terminar en el cine… y eso hicimos.
¡¡Que la fuerza os acompañe durante todo este nuevo año!! Así discurrió mi primera jornada de 2016 y me apetecía compartirlo con vosotros, aunque fuera con mis infumables fotos borrosas
Última edición: