El Kelisa es lo que es, tal vez no sea el protagonista de los sueños mojados de nadie. Es un coche humilde para gente humilde, eso es obvio. Me jode un poco ver cómo un tío al que le sobran arrogancia y dinero protagoniza un espectáculo tan bochornoso.
Vivimos en el primer mundo. Me he encontrado en mi vida, en mis viajes, etc... con personas que, con el simple hecho de darles un bolígrafo, un encendedor, un calendario de bolsillo de publicidad del bar Manolo, etc... te miraban como si les regalaras algo fantástico que de otro modo no tendrían a su alcance. Porque desgraciadamente, así era. Y este tío destroza... ¡un coche nuevo!
Supongo que la audiencia de esta clase de "espectáculos" bien amortiza el valor de ese pancholo, así que como negocio no está mal. Como tampoco es mal negocio torturar reses en una plaza de toros entre chorreones de sangre a salud del respetable que está presente. Como negocio, vamos.
Ese Kelisa no es más que una víctima: la del cabrón más chulito del baile de fin de curso que, harto de bailar con las más guapas, necesita ahora echar un cubo de mierda por encima de la que él cree la más fea del baile, por el simple hecho de serlo.
Saludos, especialmente a los que, como yo, hemos sido felices conduciendo coches humildes y los seguimos apreciando.