Brigantinus
Forer@ Senior
Sin verificar
Gracias por todas las contestaciones, máxime cuando no esperaba ninguna A veces uno tiende a pensar, de manera pesimista, que la preocupación por el idioma es algo que ya no interesa a nadie. Es verdad que usamos muchos anglicismos sin necesidad, y también es verdad que el contagio, cuando no la imposición de una lengua sobre otra, es inevitable. Pero ¡leches! lo que da grima es ver como diputados, ministros o periodistas (que se suponen que han hecho una carrera) vayan tan sueltos de cuerpo diciendo barbaridades. Por no hablar de aquella vicepresidenta que cuidaba mucho su vestir, pero no hacia lo mismo con el idioma que usaba