B
barbicas
Forer@ Senior
Sin verificar
Tengo una alarma, a mi juicio, justificada, al comprobar, cómo ciertos comportamientos se derivan de desaprovechar la condición humana en su faceta capital, la reflexión, renunciando expresamente al mero hecho de pensar. Estoy viendo como el raciocinio, la mente, se utiliza para adecuarla a los dictados, a instancias de otros, para así seguir al “líder” o a “lo que se lleva”, sea de la índole que sea, ejerciéndose una especie de “abducción”, en su sentido ufológico, para así no tener que “preocuparse, siendo felices".
Esta dependencia que supone una pérdida de libertad, perdiéndose la capacidad de discernir, lleva consiguientemente, a una esclavitud subyacente, eso sí, divirtiéndose mucho, teniendo conversaciones banales, no sea que nos metamos en un “jardín peligroso” y vayamos a tener problemas, lo cual no es óbice, para en un momento determinado nos riamos, y si me permitís la expresión muy española, “descojonarse”, de lo que haga falta, sobre todo de uno mismo, ejercicio muy saludable eso, de NO tomarse muy en serio.
Cuando centramos la preocupación de nuestra existencia en lo material, en definitiva, en “la pasta”, nos desviamos de pensar en las motivaciones que nos inducen a “llevar las riendas” de nuestra vida, y como llevarlas, con lo que favorecemos que la manipulación se acentué y de una manera sutil, dejemos nuestro intelecto en manos de “otro o de otros”, poniéndoselo mucho más fácil. A la postre nos convertimos en meros transmisores e imitadores de lo que quieren que seamos, para ejercer un dominio absoluto, llegando a un grado de “anestesia” brutal, cambiando de opinión según “ convenga”, y no creando “dificultades”, como por ejemplo, siendo conscientes y analizando nuestra realidad.
Mi miedo, por no decir pánico, es que el individuo renuncie a su razonamiento, dejando así su libertad en manos de no se sabe que, o no se sabe quién. Es absolutamente esencial luchar denodadamente para que nuestros hijos, los jóvenes piensen, cuestionen, se enfrenten, con criterio, a lo establecido para forjarse su juicio crítico, en definitiva su libertad.
Saludos Cordiales.
Esta dependencia que supone una pérdida de libertad, perdiéndose la capacidad de discernir, lleva consiguientemente, a una esclavitud subyacente, eso sí, divirtiéndose mucho, teniendo conversaciones banales, no sea que nos metamos en un “jardín peligroso” y vayamos a tener problemas, lo cual no es óbice, para en un momento determinado nos riamos, y si me permitís la expresión muy española, “descojonarse”, de lo que haga falta, sobre todo de uno mismo, ejercicio muy saludable eso, de NO tomarse muy en serio.
Cuando centramos la preocupación de nuestra existencia en lo material, en definitiva, en “la pasta”, nos desviamos de pensar en las motivaciones que nos inducen a “llevar las riendas” de nuestra vida, y como llevarlas, con lo que favorecemos que la manipulación se acentué y de una manera sutil, dejemos nuestro intelecto en manos de “otro o de otros”, poniéndoselo mucho más fácil. A la postre nos convertimos en meros transmisores e imitadores de lo que quieren que seamos, para ejercer un dominio absoluto, llegando a un grado de “anestesia” brutal, cambiando de opinión según “ convenga”, y no creando “dificultades”, como por ejemplo, siendo conscientes y analizando nuestra realidad.
Mi miedo, por no decir pánico, es que el individuo renuncie a su razonamiento, dejando así su libertad en manos de no se sabe que, o no se sabe quién. Es absolutamente esencial luchar denodadamente para que nuestros hijos, los jóvenes piensen, cuestionen, se enfrenten, con criterio, a lo establecido para forjarse su juicio crítico, en definitiva su libertad.
Saludos Cordiales.
Última edición: