Robespierre
Milpostista
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La segunda mitad de los '70 pareció ser una época fascinante en cuanto expresiones culturales y sociales se refiere en nuestro país. No pretendo con ello romantizar un periodo el cual entiendo convulso y donde había mucho en juego, y más siendo muy joven como para que todo esto a parte de lejano solo lo haya podido ver en documentales, música o películas como la que nos ocupa. Pero en este caso, en lugar de a través de una película de Berlanga, de la mano de un David Trueba que como siempre factura un producto tremendamente interesante, y a la par bordándolo en este caso (como lo hizo en "Vivir es fácil con los ojos cerrados" o "Soldados de Salamina").
Y eso que a priori no será Eugenio la figura más fascinante del momento. De hecho en el film suenan Llach, Serrat, Nino Bravo o Cecilia, pero aunque el humorista empezara en el negocio de la música junto a su fiel acompañante Conchita Alcaide, lo que nos presenta Trueba es una historia de la vida, de sus claroscuros, penas, inseguridades y miedos, a través de un David Verdaguer que lo borda en el papel de Eugenio y la siempre fantástica Carolina Yuste haciendo lo propio con Conchita.
Es una película triste, nos reímos en distintas ocasiones, pero los inicios y el auge a la fama que relatan no son alegres precisamente. Todo ello, perfectamente caracterizado y ambientado, con secundarios de lujo y varios cameos que componen un homenaje fantástico y que a la postre dejan a la película como sin duda una de las mejores del año.
No es que a priori sea Eugenio la figura más fascinante, pero si le dais una oportunidad a la película lo mismo ya veréis distintos su chistes (acudits), su camisa negra, su cruz, sus gafas oscuras, su vodka naranja y su eterno cigarrillo. Y, como no, la siempre fiel Conchita Alcaide sin la que todo esto nunca hubiera sucedido.
No os la perdáis.
Saben aquel que diu
– Oiga, ¿qué tienen trajes de camuflaje?
– Mire, de tener sí los tengo, pero hace un año que los estoy buscando ¿sabe?
Y eso que a priori no será Eugenio la figura más fascinante del momento. De hecho en el film suenan Llach, Serrat, Nino Bravo o Cecilia, pero aunque el humorista empezara en el negocio de la música junto a su fiel acompañante Conchita Alcaide, lo que nos presenta Trueba es una historia de la vida, de sus claroscuros, penas, inseguridades y miedos, a través de un David Verdaguer que lo borda en el papel de Eugenio y la siempre fantástica Carolina Yuste haciendo lo propio con Conchita.
Es una película triste, nos reímos en distintas ocasiones, pero los inicios y el auge a la fama que relatan no son alegres precisamente. Todo ello, perfectamente caracterizado y ambientado, con secundarios de lujo y varios cameos que componen un homenaje fantástico y que a la postre dejan a la película como sin duda una de las mejores del año.
No es que a priori sea Eugenio la figura más fascinante, pero si le dais una oportunidad a la película lo mismo ya veréis distintos su chistes (acudits), su camisa negra, su cruz, sus gafas oscuras, su vodka naranja y su eterno cigarrillo. Y, como no, la siempre fiel Conchita Alcaide sin la que todo esto nunca hubiera sucedido.
No os la perdáis.
Saben aquel que diu
– Oiga, ¿qué tienen trajes de camuflaje?
– Mire, de tener sí los tengo, pero hace un año que los estoy buscando ¿sabe?
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