Sanza
Baneado
Vaya, gracias a rmrelojes por su su Hilo (gracias, compañero!!!) y al aprecio del Foro de la situación (gracias, Foro ) me he acordado de (gracias, memoria ) efectivamente cúanto significan los gestos, a veces más que el sudor.Ejem.
Las mujeres dan limosna, nunca premios (toma ya)
Y cómo agradecemos qué cosas y cómo nos hacen sentir.
En una cafetería, dos niñas (dieciocho años mal contados) estaban pendientes de tres amigos mientras acabábamos unas cervezas.
Era interesante, por inesperado, cómo buscaba una de ellas mi mirada, era halagadora, muy halagadora, su persistencia, y desde luego sorprendentes los nervios que me causaba tener que sostener esos ojos.
La madre que la parió.
Lo que sí fué definitivo, es que pidiera un bolígrafo al camarero, a las siete de la tarde, en una cafetería,en uuuuna cafetería,(pero bueno!!!!) y escribiera en una servilleta.
Y que escribiera.
Vaya que sí.
Y que esperase el momento de irse para dármela.
Y se parara en la calle.
Pero a lo que voy: desde luego estuve presumiendo todo lo que pude y más, y resulté especialmente inspirado con mis amigos allí presentes. Y la puñetera servilleta estuvo cerca mío un par de días.O quizás cuatro.
Hasta que me la quedé mirando, y vi que era sólo un papel.
Es escandaloso que tenga tanto poder una promesa. Deberíamos tener un mecanismo de protección, para que no sea tan denso todo, de forma tan rápida, y por algo tan nimio.Que tenemos una edad (algunos).
Maldición.
Maldición.
Maldición.
P.D: Y no seáis mamones, que esto no es para presumir. Para presumir contaría otras cosas. Como cuantos decimales del número pi (dónde está la letra rara esa en el teclado?) sé de memoria. Ja. Eso sí que es vivir a tope.
Prffffffff...quién necesita atención o admiración? Bah.
Nada, no me convenzo.
Las mujeres dan limosna, nunca premios (toma ya)
Y cómo agradecemos qué cosas y cómo nos hacen sentir.
En una cafetería, dos niñas (dieciocho años mal contados) estaban pendientes de tres amigos mientras acabábamos unas cervezas.
Era interesante, por inesperado, cómo buscaba una de ellas mi mirada, era halagadora, muy halagadora, su persistencia, y desde luego sorprendentes los nervios que me causaba tener que sostener esos ojos.
La madre que la parió.
Lo que sí fué definitivo, es que pidiera un bolígrafo al camarero, a las siete de la tarde, en una cafetería,en uuuuna cafetería,(pero bueno!!!!) y escribiera en una servilleta.
Y que escribiera.
Vaya que sí.
Y que esperase el momento de irse para dármela.
Y se parara en la calle.
Pero a lo que voy: desde luego estuve presumiendo todo lo que pude y más, y resulté especialmente inspirado con mis amigos allí presentes. Y la puñetera servilleta estuvo cerca mío un par de días.O quizás cuatro.
Hasta que me la quedé mirando, y vi que era sólo un papel.
Es escandaloso que tenga tanto poder una promesa. Deberíamos tener un mecanismo de protección, para que no sea tan denso todo, de forma tan rápida, y por algo tan nimio.Que tenemos una edad (algunos).
Maldición.
Maldición.
Maldición.
P.D: Y no seáis mamones, que esto no es para presumir. Para presumir contaría otras cosas. Como cuantos decimales del número pi (dónde está la letra rara esa en el teclado?) sé de memoria. Ja. Eso sí que es vivir a tope.
Prffffffff...quién necesita atención o admiración? Bah.
Nada, no me convenzo.