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Le comparto este excelente articulo
[h=1]La Aventura Espacial de OMEGA: EL FRACASO NO ES UNA OPCIÓN:[/h] por
| 21 sep, 15 |
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La primera Game Boy de Nintendo vio la luz en 1989, y se dice aquel primer modelo tenía ya más capacidad computacional que el sistema de guiado del Apolo 11, la misión espacial que puso a dos hombres caminando sobre la Luna 20 años y tres meses antes. Hoy en día jamás emprenderíamos una aventura tan arriesgada y plagada de tantas incertidumbres operativas; y sin embargo se hizo, gracias entre otras cosas a la valentía innata en el hombre y a aquellas rudimentarias computadoras, que controlaban hasta los más mínimos detalles de cada misión. Hubo sin embargo una parte de las misiones que fue siempre la misma y que había que darle cuerda todos los días: el cronómetro Speedmaster de OMEGA. ¿Por qué ese reloj y no otro?
Primer Omega Speedmaster 1957
El Speedmaster vio la luz en 1957 pensando en los amantes de la velocidad (terrícola), y presentaba una innovación estética que sin embargo le deparó un gran éxito: la escala taquimétrica aparecía fuera de la esfera y grabada sobre el bisel exterior. El reloj se convirtió rápidamente en una referencia. En 1962 uno de los astronautas del programa Mercury, Walter Schirra, se compró uno y, como hacemos todos con un reloj nuevo, lo llevaba puesto todo el rato. Solo que en su caso “todo el rato” significó la misión Mercury Atlas 8 en la que por primera vez se estableció la primera comunicación por radio en vivo desde el espacio. Ese fue el primer paseo del reloj lejos de la Tierra.
Walter Schirra con su Omega Speedmaster
Dos años después los astronautas pidieron a la NASA que les dieran un reloj oficial (porque en la NASA todo tiene que estar aprobado oficialmente), y la NASA se puso a ello aunque las cápsulas espaciales llevaran un reloj electrónico. Para ello pidió a diferentes marcas 3 unidades de los modelos que cumplieran una serie de requisitos y sin especificar para qué los querían. ¡Sólo respondieron cuatro marcas! ¡Y eso que la NASA pagó todos los relojes! No quiero pensar cuántas marcas y con cuántas unidades gratis se presentarían si hoy día hubiera una petición así. Una de las marcas que respondió fue, claro, OMEGA. Pero no desde Suiza sino desde la filial de Nueva York, donde no consideraron el asunto de suficiente importancia como para avisar a Suiza. Este fue el modelo que enviaron:
Tercer Omega Speedmaster 1963
Una vez recibidos los relojes la NASA comenzó a realizar unas pruebas a las que nunca se había sometido, ni se ha sometido desde entonces, a un reloj: sufrieron temperaturas de 71 a 93 °C durante un período de 48 horas, tras el cual los congelaron a -18 °C. A continuación fueron situados en una cámara de vacío a 93 °C. En la siguiente prueba pasaron de una temperatura de 70 °C a -18 °C quince veces seguidas. Omega Speedmaster en cámara de presión
Después, los relojes se sometieron a fuerzas de aceleración de 40 g en seis direcciones diferentes y a altas y bajas presiones. Se comprobó su funcionamiento en una atmósfera con una humedad relativa del 93%, y otra saturada de oxígeno al 100% y por tanto muy corrosiva. Los relojes tuvieron incluso que resistir niveles de ruido de hasta 130 decibelios (como el ruido de un martillo neumático). Finalmente se los sometió a vibraciones con una aceleración media de 8,8 g. Solo hubo un reloj que pasó las pruebas: el Speedmaster. Y así es como el reloj obtuvo el lacónico sello que le declaraba “cualificado para volar en todas las misiones espaciales tripuladas”.
Certificado Omega Speedmaster en 1965
La NASA compró más Speedmaster para dárselos a sus astronautas, pero OMEGA sólo se enteró de las excursiones de su reloj cuando vio fotos de Edward H. White en el primer paseo espacial norteamericano, en 1965. Cuatro años después Neil Armstrong puso el primer pie humano sobre la Luna. Sin embargo el primer Speedmaster que caminó sobre el satélite fue el de Buzz Aldrin porque Neil decidió dejar el suyo en el módulo lunar para asegurarse de que si pasaba algo al menos tendrían un reloj que funcionara abordo. Así de importante se consideraba. Desde entonces al Speedmaster se le conoce con el sobrenombre de “Moonwatch”.
Buzz Aldrin en el Eagle
Un año después, en abril de 1970, se lanzaba el Apolo 13. Tras una explosión de un tanque de oxígeno los astronautas se refugiaron en el módulo lunar y lo usaron como bote salvavidas para volver a la Tierra. Para poner el módulo en la trayectoria correcta era necesario encender el motor de propulsión y apagarlo a los 14 segundos exactamente para encarrilar la nave correctamente. Si no se hacía de manera precisa el módulo perdería la trayectoria de entrada correcta, quedando a la deriva en el espacio o estrellándose. Afortunadamente el Speedmaster cumplió su misión como se esperaba. La misión del Apolo 13 le granjeó a OMEGA el reconocimiento de la NASA otorgándole el Premio Snoopy, concedido a quien ha contribuido más allá de lo esperado y con una acción única a que una misión haya sido exitosa. El Speedmaster que fue a la Luna se sigue vendiendo hoy en día con las mismas características que entonces y con el mismo atractivo. Este año, con el 45 aniversario del Apolo 13, OMEGA ha lanzado un reloj conmemorativo que saldrá en otoño y que antes de que esté disponible ya es uno de los objetos de colección más deseados. Y no me extraña porque es precioso.
Omega Speedmaster Apollo 13 Silver Snoopy Award
Omega Speedmaster Apollo 13 Silver Snoopy Award reverso
Así que, si vas a tener sólo un reloj en la vida, a lo mejor una de las opciones es tener el único que ha estado en la Luna… Si Quieres Saber Más Sobre el Mundo de la Relojería, Visita el Blog de Horas y Minutos -Visitar Blog-
[h=4]Santiago Tejedor[/h] “Licenciado en Filología Inglesa y MBA por el Instituto de Empresa, he sido un apasionado de los relojes desde pequeño. Después de unos años escribiendo sobre relojes para otros decidí crear mi propia web, Horas y Minutos, con un contenido de fotografía y vídeo exclusivo.”
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[h=1]La Aventura Espacial de OMEGA: EL FRACASO NO ES UNA OPCIÓN:[/h] por
La primera Game Boy de Nintendo vio la luz en 1989, y se dice aquel primer modelo tenía ya más capacidad computacional que el sistema de guiado del Apolo 11, la misión espacial que puso a dos hombres caminando sobre la Luna 20 años y tres meses antes. Hoy en día jamás emprenderíamos una aventura tan arriesgada y plagada de tantas incertidumbres operativas; y sin embargo se hizo, gracias entre otras cosas a la valentía innata en el hombre y a aquellas rudimentarias computadoras, que controlaban hasta los más mínimos detalles de cada misión. Hubo sin embargo una parte de las misiones que fue siempre la misma y que había que darle cuerda todos los días: el cronómetro Speedmaster de OMEGA. ¿Por qué ese reloj y no otro?
El Speedmaster vio la luz en 1957 pensando en los amantes de la velocidad (terrícola), y presentaba una innovación estética que sin embargo le deparó un gran éxito: la escala taquimétrica aparecía fuera de la esfera y grabada sobre el bisel exterior. El reloj se convirtió rápidamente en una referencia. En 1962 uno de los astronautas del programa Mercury, Walter Schirra, se compró uno y, como hacemos todos con un reloj nuevo, lo llevaba puesto todo el rato. Solo que en su caso “todo el rato” significó la misión Mercury Atlas 8 en la que por primera vez se estableció la primera comunicación por radio en vivo desde el espacio. Ese fue el primer paseo del reloj lejos de la Tierra.
Dos años después los astronautas pidieron a la NASA que les dieran un reloj oficial (porque en la NASA todo tiene que estar aprobado oficialmente), y la NASA se puso a ello aunque las cápsulas espaciales llevaran un reloj electrónico. Para ello pidió a diferentes marcas 3 unidades de los modelos que cumplieran una serie de requisitos y sin especificar para qué los querían. ¡Sólo respondieron cuatro marcas! ¡Y eso que la NASA pagó todos los relojes! No quiero pensar cuántas marcas y con cuántas unidades gratis se presentarían si hoy día hubiera una petición así. Una de las marcas que respondió fue, claro, OMEGA. Pero no desde Suiza sino desde la filial de Nueva York, donde no consideraron el asunto de suficiente importancia como para avisar a Suiza. Este fue el modelo que enviaron:
Una vez recibidos los relojes la NASA comenzó a realizar unas pruebas a las que nunca se había sometido, ni se ha sometido desde entonces, a un reloj: sufrieron temperaturas de 71 a 93 °C durante un período de 48 horas, tras el cual los congelaron a -18 °C. A continuación fueron situados en una cámara de vacío a 93 °C. En la siguiente prueba pasaron de una temperatura de 70 °C a -18 °C quince veces seguidas. Omega Speedmaster en cámara de presión
Después, los relojes se sometieron a fuerzas de aceleración de 40 g en seis direcciones diferentes y a altas y bajas presiones. Se comprobó su funcionamiento en una atmósfera con una humedad relativa del 93%, y otra saturada de oxígeno al 100% y por tanto muy corrosiva. Los relojes tuvieron incluso que resistir niveles de ruido de hasta 130 decibelios (como el ruido de un martillo neumático). Finalmente se los sometió a vibraciones con una aceleración media de 8,8 g. Solo hubo un reloj que pasó las pruebas: el Speedmaster. Y así es como el reloj obtuvo el lacónico sello que le declaraba “cualificado para volar en todas las misiones espaciales tripuladas”.
La NASA compró más Speedmaster para dárselos a sus astronautas, pero OMEGA sólo se enteró de las excursiones de su reloj cuando vio fotos de Edward H. White en el primer paseo espacial norteamericano, en 1965. Cuatro años después Neil Armstrong puso el primer pie humano sobre la Luna. Sin embargo el primer Speedmaster que caminó sobre el satélite fue el de Buzz Aldrin porque Neil decidió dejar el suyo en el módulo lunar para asegurarse de que si pasaba algo al menos tendrían un reloj que funcionara abordo. Así de importante se consideraba. Desde entonces al Speedmaster se le conoce con el sobrenombre de “Moonwatch”.
Un año después, en abril de 1970, se lanzaba el Apolo 13. Tras una explosión de un tanque de oxígeno los astronautas se refugiaron en el módulo lunar y lo usaron como bote salvavidas para volver a la Tierra. Para poner el módulo en la trayectoria correcta era necesario encender el motor de propulsión y apagarlo a los 14 segundos exactamente para encarrilar la nave correctamente. Si no se hacía de manera precisa el módulo perdería la trayectoria de entrada correcta, quedando a la deriva en el espacio o estrellándose. Afortunadamente el Speedmaster cumplió su misión como se esperaba. La misión del Apolo 13 le granjeó a OMEGA el reconocimiento de la NASA otorgándole el Premio Snoopy, concedido a quien ha contribuido más allá de lo esperado y con una acción única a que una misión haya sido exitosa. El Speedmaster que fue a la Luna se sigue vendiendo hoy en día con las mismas características que entonces y con el mismo atractivo. Este año, con el 45 aniversario del Apolo 13, OMEGA ha lanzado un reloj conmemorativo que saldrá en otoño y que antes de que esté disponible ya es uno de los objetos de colección más deseados. Y no me extraña porque es precioso.
Así que, si vas a tener sólo un reloj en la vida, a lo mejor una de las opciones es tener el único que ha estado en la Luna… Si Quieres Saber Más Sobre el Mundo de la Relojería, Visita el Blog de Horas y Minutos -Visitar Blog-
[h=4]Santiago Tejedor[/h] “Licenciado en Filología Inglesa y MBA por el Instituto de Empresa, he sido un apasionado de los relojes desde pequeño. Después de unos años escribiendo sobre relojes para otros decidí crear mi propia web, Horas y Minutos, con un contenido de fotografía y vídeo exclusivo.”
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