requete35
Milpostista
Sin verificar
Ya ni me acordaba, ya que desde el principio le puse una Isofrane naranja para el verano. El caso es que estuve una semana de vacaciones y al llegar a casa miro en el buzón y veo que hay un sobre en cuyo interior estan las correas, todo esto con el coche cargado con todo el equipaje.
Al dia siguiente, ya más tranquilamente me decido a poner una de las correas, la naranja, para ser exacto. Quito el lado corto de la correa e introduzco el pasador, ala, a la primera. Pienso... esto es una pasada de correa. Voy a por el lado largo y repito la operación, en este caso parece que se resiste, lo intento un par de veces sin resultado positivo pero marcando el asa con dos puñaladas que hacen que se me salten casi las lagrimas. Al no conseguirlo vuelvo sobre mis pasos desmontando la correa y poniendo otra vez la Isofrane.
Llamo a Ana para decirle que he recibido las correas y de paso comentarle ¿Cómo se ponen? Lo primero que me dice es que van al milímetro, que proteja las asas para evitar arañazos (tarde...) y que con paciencia y cuidado, que hay que sujetar el reloj en un útil para poder tener las manos libres para operar con la correa.
Al dia siguiente me armo de paciencia e intento lo primero curar el asa apuñalada por mi culpa. Después de 30 minutos no queda ni rastro y me pongo al lio. Protejo las asas para evitar accidentes y me pongo manos a la obra directamente con la que me da mas guerra, la parte larga de la correa.
Primer intento. Alineo los agujeros meto el pasador... no pasa, lo presiono contra una superficie de plástico para embocarlo y LO CONSIGO. Lo aprieto con el destornillador y... ufff que duro va, voy a quitarlo para mirar. Lo quito lo miro, meto el pasador sin la correa y SORPRESA, solo entra hasta la mitad. ME ACABO DE CARGAR LA ROSCA DEL ASA, no del pasador.
Me entran los sudores frios, calientes, templados y todos al mismo tiempo. Cojo el teléfono y llamo a Ana (mi salvadora... ). Le cuento lo ocurrido y me dice que no me preocupe que el lunes pasan a recoger el reloj para mandarlo al SAT, que hay otro “mecánico como yo” que le ha pasado lo mismo. Le pregunto si tiene solución mi reloj y me contesta que si el SAT no puede recuperar la rosca interior del asa hay que cambiar la caja. Para que queremos más. Así que ya lo tengo empaquetado para que lo curen en el SAT del atropello que le he causado, por supuesto asumiendo los gastos de reparación a lo que me reitera Ana que no me preocupe.
Conclusión. La culpa es mia, solo mía por forzar el pasador con el destornillador, ya que la correa está hecha al milímetro y es normal que al principio vaya dura. Ahora me toca estar sin el reloj unos pocos de días.
Ojito con forzar el paso del pasador.
Cuando lo reciba ya contaré como acaba esta aventura.
Al dia siguiente, ya más tranquilamente me decido a poner una de las correas, la naranja, para ser exacto. Quito el lado corto de la correa e introduzco el pasador, ala, a la primera. Pienso... esto es una pasada de correa. Voy a por el lado largo y repito la operación, en este caso parece que se resiste, lo intento un par de veces sin resultado positivo pero marcando el asa con dos puñaladas que hacen que se me salten casi las lagrimas. Al no conseguirlo vuelvo sobre mis pasos desmontando la correa y poniendo otra vez la Isofrane.
Llamo a Ana para decirle que he recibido las correas y de paso comentarle ¿Cómo se ponen? Lo primero que me dice es que van al milímetro, que proteja las asas para evitar arañazos (tarde...) y que con paciencia y cuidado, que hay que sujetar el reloj en un útil para poder tener las manos libres para operar con la correa.
Al dia siguiente me armo de paciencia e intento lo primero curar el asa apuñalada por mi culpa. Después de 30 minutos no queda ni rastro y me pongo al lio. Protejo las asas para evitar accidentes y me pongo manos a la obra directamente con la que me da mas guerra, la parte larga de la correa.
Primer intento. Alineo los agujeros meto el pasador... no pasa, lo presiono contra una superficie de plástico para embocarlo y LO CONSIGO. Lo aprieto con el destornillador y... ufff que duro va, voy a quitarlo para mirar. Lo quito lo miro, meto el pasador sin la correa y SORPRESA, solo entra hasta la mitad. ME ACABO DE CARGAR LA ROSCA DEL ASA, no del pasador.
Me entran los sudores frios, calientes, templados y todos al mismo tiempo. Cojo el teléfono y llamo a Ana (mi salvadora... ). Le cuento lo ocurrido y me dice que no me preocupe que el lunes pasan a recoger el reloj para mandarlo al SAT, que hay otro “mecánico como yo” que le ha pasado lo mismo. Le pregunto si tiene solución mi reloj y me contesta que si el SAT no puede recuperar la rosca interior del asa hay que cambiar la caja. Para que queremos más. Así que ya lo tengo empaquetado para que lo curen en el SAT del atropello que le he causado, por supuesto asumiendo los gastos de reparación a lo que me reitera Ana que no me preocupe.
Conclusión. La culpa es mia, solo mía por forzar el pasador con el destornillador, ya que la correa está hecha al milímetro y es normal que al principio vaya dura. Ahora me toca estar sin el reloj unos pocos de días.
Ojito con forzar el paso del pasador.
Cuando lo reciba ya contaré como acaba esta aventura.