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Juzgaron muy oportuno que se anunciase el evento en la prensa, aunque fuera en el apartado Gay & Lesbian, por algún motivo
¡Edgar | 26 de julio de 2011, 06:00 Zoom:
Dos de los responsables de que los monteros tengan ahora mismo sendas escopetas alojadas en el recto.
Murcia. – J. M. Pollárdez Salmerilla, terrateniente y gilipollas de oficio, organizó una partida de caza mayor para sus amigos del ateneo El escroto dorado, célebre círculo de la alta sociedad murciana conocido por sus animadas tertulias, Jumilla en mano, sobre el poder de Cristo Rey, lo crecida que está la mano de obra subsahariana y lo moñas que se ha vuelto el PP de un tiempo a esta parte. La idea de la cacería le llegó a Pollárdez, siempre en busca de actividades dignas de su rebosante testosterona, al ver anunciado en la revista de tendencias Time Out Murcia («sin duda erróneamente» en el apartado Gay & Lesbian Venues) un «congreso de osos». No advirtió que este se enmarcaba en las jornadas del orgullo gay de la capital. «Me parece muy oportuno que se anuncie la reunión de animales en la prensa; así los amantes de la naturaleza podemos ir y matarles», declaró Pollárdez el día antes de partir.
Los confusos monteros no sospecharon de las circunstancias del congreso, en una zona no especialmente inhóspita y visitada por auténticos machos ibéricos de pelo en pecho y barba cerrada, entre los cuales Pollárdez y sus amigos se sintieron en su salsa. Quizá el equívoco se hizo evidente cuando, mientras desayunaban en el parador, relajados por el buen vino y la varonil compañía, sacaron las escopetas e invitaron a todos los presentes a «matar unos cuantos osos bien peludos». Claro que tampoco arregló las cosas el que, inmediatamente después, Pollárdez declarase sentirse orgulloso de ver tanto «hombre de verdad» después de la «cantidad de mariconas» con las que se habían cruzado camino del festival.
Ahora mismo, la mayor preocupación de los médicos que atienden a Pollárdez Salmerilla y compañía es la de desalojarles las escopetas del tracto rectal sin dispararlas. «Aunque al final, supongo que asumiremos el riesgo, pegaremos un tirón y que sea lo que Dios quiera, porque esta noche es el desfile de drag queens y yo he de empezar a vestirme a las cinco», afirmó el jefe de urgencias.
https://tienda.rba.es/revistas/el-j...rm=eljueves&utm_content=redirect-antigua-home
¡Edgar | 26 de julio de 2011, 06:00 Zoom:
Dos de los responsables de que los monteros tengan ahora mismo sendas escopetas alojadas en el recto.
Murcia. – J. M. Pollárdez Salmerilla, terrateniente y gilipollas de oficio, organizó una partida de caza mayor para sus amigos del ateneo El escroto dorado, célebre círculo de la alta sociedad murciana conocido por sus animadas tertulias, Jumilla en mano, sobre el poder de Cristo Rey, lo crecida que está la mano de obra subsahariana y lo moñas que se ha vuelto el PP de un tiempo a esta parte. La idea de la cacería le llegó a Pollárdez, siempre en busca de actividades dignas de su rebosante testosterona, al ver anunciado en la revista de tendencias Time Out Murcia («sin duda erróneamente» en el apartado Gay & Lesbian Venues) un «congreso de osos». No advirtió que este se enmarcaba en las jornadas del orgullo gay de la capital. «Me parece muy oportuno que se anuncie la reunión de animales en la prensa; así los amantes de la naturaleza podemos ir y matarles», declaró Pollárdez el día antes de partir.
Los confusos monteros no sospecharon de las circunstancias del congreso, en una zona no especialmente inhóspita y visitada por auténticos machos ibéricos de pelo en pecho y barba cerrada, entre los cuales Pollárdez y sus amigos se sintieron en su salsa. Quizá el equívoco se hizo evidente cuando, mientras desayunaban en el parador, relajados por el buen vino y la varonil compañía, sacaron las escopetas e invitaron a todos los presentes a «matar unos cuantos osos bien peludos». Claro que tampoco arregló las cosas el que, inmediatamente después, Pollárdez declarase sentirse orgulloso de ver tanto «hombre de verdad» después de la «cantidad de mariconas» con las que se habían cruzado camino del festival.
Ahora mismo, la mayor preocupación de los médicos que atienden a Pollárdez Salmerilla y compañía es la de desalojarles las escopetas del tracto rectal sin dispararlas. «Aunque al final, supongo que asumiremos el riesgo, pegaremos un tirón y que sea lo que Dios quiera, porque esta noche es el desfile de drag queens y yo he de empezar a vestirme a las cinco», afirmó el jefe de urgencias.
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