oldchrono
Magister Collector
Sin verificar
Mi primer (y único) Patek
Hace bastante tiempo que me venia dando vueltas en la cabeza, la idea de incorporar un ejemplar de Patek vintage a la colección.
Tenía yo bien claro, que el tema no era tan fácil de resolver, por varios motivos.
El principal es el precio que adquieren estos “relojillos”, en el mercado.
¿Habeis visto ustedes los precios que se suelen alcanzarse en las subastas, por los ejemplares de la marca de la doble “P”?
Todos los records, los marcan los relojes PP, sin duda alguna, y aunque pueda asombrarnos el valor de un Submariner Comex, o un Padellone, sus precios son sólo una fracción de los que puede alcanzar un cronógrafo PP de ciertas referencias, o hasta un modelo más sencillo y sin complicaciones, pero fabricado en cantidades limitadas.
Más aun, con PP, uno no puede hacer lo que con otras marcas, en las que, buscando un reloj de caja de acero, se pueden acceder a ellos a un precio más accesible.
Paradójicamente, por haber producido las cajas de sus relojes mayoritariamente en oro de distintos colores, o en platino, los pocos que ha fabricado en acero inoxidable, son considerados una rareza, y a veces, ciertas referencias de acero, alcanzan precios más altos que el mismo modelo en oro. ¡Cosas de Patek!
Bueno, lo cierto es que mi presupuesto, es limitado, y en coleccionismo de relojes, una limitación de presupuesto, es algo que complica y restringe bastante nuestro campo de acción.
Claro, esto me recuerda a aquel paisano que soñaba con comprarse un Bentley, pero no podía pagar por el más de lo que valía un SEAT de 4 puertas. ¡Hay cosas que definitivamente no pueden pretenderse!
Tenía claro pues todo esto, y la conclusión era que, dentro de mi restringido presupuesto, apenas podía pretender alcanzar algún modelo de los más sencillos de esta prestigiosa marca, de tres agujas, sin ninguna complicación, y por supuesto, ni soñar con la posibilidad de un cronógrafo o un triple calendario.
A estas limitaciones fundamentales, relacionadas con el presupuesto, se agregaba otro tema, que era el satisfacer mis gustos personales en materia de relojes.
Yo no soy muy aficionado a los relojes demasiado pequeños, y especialmente a los muy planos, o los llamados “extra-planos”.
A mi me gustan aquellos que, por lo menos, posean una caja de de 32 o 34 mm de diámetro, y que tengan una cierta altura, como por ejemplo, los Rolex Oyster de estas medidas.
También me gustan los relojes cuyos diales o esferas, están rodeadas por un bisel de cierto ancho -digamos de 2 o 3 mm- que sirva de “marco” a la esfera.
En la marca PP, estas características quedan ejemplificadas en algunas versiones del Calatrava, un modelo que, por cierto, tampoco es “barato” a pesar de su sencillez.
Yo había observado que, tratándose de PP y dentro de la gama más baja de precio en esa marca, los relojes que encontramos suelen ser de los muy planos, y en esos diámetros de entre 30 a 32 mm usualmente, pero con biseles muy, pero muy delgados, que dan la impresión de que el reloj es “pura esfera”.
Aun así, dentro de esta gama, no son muy habituales de hallar entre los ofrecimientos que aparecen en la plaza de usados o vintage.
Así las cosas, pensé que mi proyecto de poseer uno reloj de la marca debería quedar en el cajón de los proyectos, y a conformarme con seguir soñando con esos bellos cronógrafos que suelen verse en los catálogos de subastas…
… Hasta que hace poco más de un mes, me tropecé con este relojito que me dejó varias noches sin dormir.
Se trata de una referencia 1589, con caja de oro 18K de 36 mm de diámetro.
El reloj viene acompañado de su correspondiente “Extracto de registro”, emitido por la casa PP, donde se confirman los datos del mismo, desde el número de caja y movimiento, su configuración original, y la fecha de fabricación en 1949.
El movimiento que equipa a este reloj, es el archiconocido 12-120 de cuerda manual, que equipó a muchos modelos legendarios de la marca, incluyendo algunas versiones del Calatrava, con segundero separado. Tengo entendido que el 12-120 es uno de los movimientos más “clasicos” y venerados por los aficionados a la marca.
Posee esfera dorada, con índices en relieve de oro, y caja de oro amarillo de 18K.
El reloj se encuentra en magnífico estado de conservación, y funciona con la precisión que es de esperarse de un ejemplar de Patek.
Después de casi diez días de negociaciones con su dueño anterior, tratando de llegar a un trato que lo pusiera a mi alcance, pude cerrarlo finalmente, a un precio y una forma de pago a mi alcance, y aunque el mismo significara dejar ir otra pieza de mi colección, lo acepté con la convicción de que era la manera de obtener lo que deseaba desde hacía mucho tiempo.
De más está decir que estoy muy feliz con este sueño cumplido, con este reloj que deseaba compartir con vosotros, esperando que os guste tanto como a mi.
Os envío mi más afectuoso saludo, Tonin.
Hace bastante tiempo que me venia dando vueltas en la cabeza, la idea de incorporar un ejemplar de Patek vintage a la colección.
Tenía yo bien claro, que el tema no era tan fácil de resolver, por varios motivos.
El principal es el precio que adquieren estos “relojillos”, en el mercado.
¿Habeis visto ustedes los precios que se suelen alcanzarse en las subastas, por los ejemplares de la marca de la doble “P”?
Todos los records, los marcan los relojes PP, sin duda alguna, y aunque pueda asombrarnos el valor de un Submariner Comex, o un Padellone, sus precios son sólo una fracción de los que puede alcanzar un cronógrafo PP de ciertas referencias, o hasta un modelo más sencillo y sin complicaciones, pero fabricado en cantidades limitadas.
Más aun, con PP, uno no puede hacer lo que con otras marcas, en las que, buscando un reloj de caja de acero, se pueden acceder a ellos a un precio más accesible.
Paradójicamente, por haber producido las cajas de sus relojes mayoritariamente en oro de distintos colores, o en platino, los pocos que ha fabricado en acero inoxidable, son considerados una rareza, y a veces, ciertas referencias de acero, alcanzan precios más altos que el mismo modelo en oro. ¡Cosas de Patek!
Bueno, lo cierto es que mi presupuesto, es limitado, y en coleccionismo de relojes, una limitación de presupuesto, es algo que complica y restringe bastante nuestro campo de acción.
Claro, esto me recuerda a aquel paisano que soñaba con comprarse un Bentley, pero no podía pagar por el más de lo que valía un SEAT de 4 puertas. ¡Hay cosas que definitivamente no pueden pretenderse!
Tenía claro pues todo esto, y la conclusión era que, dentro de mi restringido presupuesto, apenas podía pretender alcanzar algún modelo de los más sencillos de esta prestigiosa marca, de tres agujas, sin ninguna complicación, y por supuesto, ni soñar con la posibilidad de un cronógrafo o un triple calendario.
A estas limitaciones fundamentales, relacionadas con el presupuesto, se agregaba otro tema, que era el satisfacer mis gustos personales en materia de relojes.
Yo no soy muy aficionado a los relojes demasiado pequeños, y especialmente a los muy planos, o los llamados “extra-planos”.
A mi me gustan aquellos que, por lo menos, posean una caja de de 32 o 34 mm de diámetro, y que tengan una cierta altura, como por ejemplo, los Rolex Oyster de estas medidas.
También me gustan los relojes cuyos diales o esferas, están rodeadas por un bisel de cierto ancho -digamos de 2 o 3 mm- que sirva de “marco” a la esfera.
En la marca PP, estas características quedan ejemplificadas en algunas versiones del Calatrava, un modelo que, por cierto, tampoco es “barato” a pesar de su sencillez.
Yo había observado que, tratándose de PP y dentro de la gama más baja de precio en esa marca, los relojes que encontramos suelen ser de los muy planos, y en esos diámetros de entre 30 a 32 mm usualmente, pero con biseles muy, pero muy delgados, que dan la impresión de que el reloj es “pura esfera”.
Aun así, dentro de esta gama, no son muy habituales de hallar entre los ofrecimientos que aparecen en la plaza de usados o vintage.
Así las cosas, pensé que mi proyecto de poseer uno reloj de la marca debería quedar en el cajón de los proyectos, y a conformarme con seguir soñando con esos bellos cronógrafos que suelen verse en los catálogos de subastas…
… Hasta que hace poco más de un mes, me tropecé con este relojito que me dejó varias noches sin dormir.
Se trata de una referencia 1589, con caja de oro 18K de 36 mm de diámetro.
El reloj viene acompañado de su correspondiente “Extracto de registro”, emitido por la casa PP, donde se confirman los datos del mismo, desde el número de caja y movimiento, su configuración original, y la fecha de fabricación en 1949.
El movimiento que equipa a este reloj, es el archiconocido 12-120 de cuerda manual, que equipó a muchos modelos legendarios de la marca, incluyendo algunas versiones del Calatrava, con segundero separado. Tengo entendido que el 12-120 es uno de los movimientos más “clasicos” y venerados por los aficionados a la marca.
Posee esfera dorada, con índices en relieve de oro, y caja de oro amarillo de 18K.
El reloj se encuentra en magnífico estado de conservación, y funciona con la precisión que es de esperarse de un ejemplar de Patek.
Después de casi diez días de negociaciones con su dueño anterior, tratando de llegar a un trato que lo pusiera a mi alcance, pude cerrarlo finalmente, a un precio y una forma de pago a mi alcance, y aunque el mismo significara dejar ir otra pieza de mi colección, lo acepté con la convicción de que era la manera de obtener lo que deseaba desde hacía mucho tiempo.
De más está decir que estoy muy feliz con este sueño cumplido, con este reloj que deseaba compartir con vosotros, esperando que os guste tanto como a mi.
Os envío mi más afectuoso saludo, Tonin.
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