T
Tortxu
Novat@
Sin verificar
Hola a todos de nuevo,
Por si acaso no habéis entrado en el foro de presentaciones, pero por si es de vuetsro interés, repito aquí la hitoria. El otro día me aventuré en el foro RE y me presenté en comunidad. Pero hoy va en serio, porque os presento también parte de la colección familiar. No os hablaré de las piezas de caza menor de la cole (festinas, lotus, casios y elementos de peores familias). Pero sí del patriarca de todos ellos, este Longines que, salvo por un año o dos en los que se le fue la cabeza a mi padre y me lo prestó a mí, ha sido siempre suyo. Y cuando digo siempre, es siempre. 60 años lleva a sus espaldas el aparato. Bueno, a su muñeca. La correa no, por supuesto, pero movimiento, cristal y demás elementos sí. Atrasa algún minuto por semana, pero se pone en hora en un santiamén. Quizás con una revisión o ajuste en relojero volvería a ser perfecto.
Hablando de relojeros, os voy a contar una historieta que quizás ni mi padre (su dueño) conozca. Hace algunos años, cuando me dejó el reloj "prestado" (yo no sabía que tendría que devolverlo), no estaba en sus mejores condiciones. No se había limpiado siquiera en décadas. La pinta, correa incluída, más que vintage era vetusta. Pues bien, una tarde-noche en la playa de la Concha de Donosti, estando yo y mi hermano pequeño jugando al balón, nos atracaron un par de gitanos. Aunque luego soñé con todo tipo de crueldades para con ellos y sus familias, seguro que muy extensas, lo cierto es que entonces valoramos más nuestros pellejos que nuestras posesiones. Una navaja grande impone lo suyo... Así que nos desplumaron. Fuera dinero (no gran cosa), fuera alguna prenda, fuera el casio de 500 pelas de mi hermano, pero al ver el Longines que yo llevaba puesto ahí se quedó, en mi muñeca. "Vaya trasto, payo" me espetó uno de los susodichos y, de esta manera, continuó con nosotros.
Así que, feliz de haberlo conservado, pero enfadado por el desprecio con el que habían tratado al reloj, lo llevamos a limpiar. Y recobró gran parte de su decoro inicial.
Esta es la historia de nuestra pieza maestra. A ver si, a partir de ahora y con la ayuda de todos vosotros, avanzamos en posesiones relojísticas.
Gracias a todos de antemano. Un saludo,
Tortxu
Por si acaso no habéis entrado en el foro de presentaciones, pero por si es de vuetsro interés, repito aquí la hitoria. El otro día me aventuré en el foro RE y me presenté en comunidad. Pero hoy va en serio, porque os presento también parte de la colección familiar. No os hablaré de las piezas de caza menor de la cole (festinas, lotus, casios y elementos de peores familias). Pero sí del patriarca de todos ellos, este Longines que, salvo por un año o dos en los que se le fue la cabeza a mi padre y me lo prestó a mí, ha sido siempre suyo. Y cuando digo siempre, es siempre. 60 años lleva a sus espaldas el aparato. Bueno, a su muñeca. La correa no, por supuesto, pero movimiento, cristal y demás elementos sí. Atrasa algún minuto por semana, pero se pone en hora en un santiamén. Quizás con una revisión o ajuste en relojero volvería a ser perfecto.
Hablando de relojeros, os voy a contar una historieta que quizás ni mi padre (su dueño) conozca. Hace algunos años, cuando me dejó el reloj "prestado" (yo no sabía que tendría que devolverlo), no estaba en sus mejores condiciones. No se había limpiado siquiera en décadas. La pinta, correa incluída, más que vintage era vetusta. Pues bien, una tarde-noche en la playa de la Concha de Donosti, estando yo y mi hermano pequeño jugando al balón, nos atracaron un par de gitanos. Aunque luego soñé con todo tipo de crueldades para con ellos y sus familias, seguro que muy extensas, lo cierto es que entonces valoramos más nuestros pellejos que nuestras posesiones. Una navaja grande impone lo suyo... Así que nos desplumaron. Fuera dinero (no gran cosa), fuera alguna prenda, fuera el casio de 500 pelas de mi hermano, pero al ver el Longines que yo llevaba puesto ahí se quedó, en mi muñeca. "Vaya trasto, payo" me espetó uno de los susodichos y, de esta manera, continuó con nosotros.
Así que, feliz de haberlo conservado, pero enfadado por el desprecio con el que habían tratado al reloj, lo llevamos a limpiar. Y recobró gran parte de su decoro inicial.
Esta es la historia de nuestra pieza maestra. A ver si, a partir de ahora y con la ayuda de todos vosotros, avanzamos en posesiones relojísticas.
Gracias a todos de antemano. Un saludo,
Tortxu