Llevo varios meses detrás de un reloj, que no encuentro al precio que quiero.
Hoy ha dado la casualidad de pasar por la calle en la que está L'Hermitage, y veo que lo tienen.
He entrado a preguntar, me ha atendido un morenín con más aires que un ventilador, y hemos llegado a un precio casi interesante.
Le he preguntado si tenía caja y papeles y me dice que si.
Voy a por el dinero y vuelvo, tragándome la cola del banco y todo el atasco que hay en la zona por la busqueda eterna del tesoro de Madrid.
Cuando entro me recibe otro más mayor, y con más aires aún, y le digo que si me rebaja algo más.
No es posible.
Le digo que bueno, que como está impecable que vale.
Me responde que no le descubro nada nuevo. Empiezo a calentarme.
Cuando va a envolvérmelo me dice que la caja es una de las suyas, que no tiene la original, le digo que no la quiero si no es original y se ofrece a encargármela.
Pregunto cuanto tarda en tenerla y salta otro que estaba al fondo que no se pueden comprometer a nada, ante lo que me niego a comprarlo y me voy.
Toda la mañana perdida para nada.
Me está bien empleado por gilipollas, y por entrar a preguntar sabiendo que son los más impresentables del grémio.
Ni aunque me regalen los relojes vuelvo a poner los pies allí.