R
Richardreler
In memoriam
Sin verificar
in memoriam
Los relojes de Morbier
Una vigencia de tres siglos.
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La producción de este tipo de relojes, también denominados Morez o Comptoise, pueden dividirse en dos periodos, que van desde mediados del 1600 hasta la llegada del ferrocarril a la región de Morez, en el Jura Frances, hacia 1850, y desde entonces hasta nuestros días.
Ellos eran campesinos/relojeros, , y en sus casas terminaban las maquinas, cuyas partes se proveían en bruto (fundiciones de bronce, piezas de acero forjado, cuadrantes, etc. etc. ).
Los Sábados bajaban al valle, cargados con 6 o 7 maquinas, terminadas, para venderlos en las ferias a los paisanos o acopiadores, y estos últimos los llevaban a España o a Italia.
La mayoría de las veces el nombre que figura en el cuadrante es el del acopiador, y en muy pocas ocasiones, figura el nombre del que lo hizo realmente.
Antes de la llegada del ferrocarril a esos lares, los relojeros estaban obligados a transportar los relojes por senderos sumamente angostos y empinados, con la abundante vegetación que es propia de los bosques, así que para minimizar las dificultades que semejante travesía implicaba, no les hacían las pesas, y los péndulos eran plegables.
De esa manera hoy podemos saber la fecha aproximada de la construcción de un Morbier , ya que después de 1850 llego el ferrocarril, y los péndulos pasaron a ser rígidos.
Respecto a las cajas, eran construidas por el carpintero local, y a veces permanecían sin ellas, dependiendo esto ultimo generalmente de las posibilidades económicas de sus dueños. El que yo tengo esta sin caja, así que perteneció a alguien que no disponía de mucho dinero en ese entonces ( igual que su actual dueño!!! )
Bromas aparte, las pesas se hacían en la fundición del pueblo, o en plomo si se hacia de manera casera, pero también hubo casos en donde simplemente se le colgaban piedras.
El único requisito era que pesaran 10 libras, aproximadamente. Y con eso se garantizaba que funcionaran lo mas bien.
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Luego de la llegada del ferrocarril, las cajas se proveían de pino, teñidos de colores simulando maderas mas finas, como la caoba y el roble. Las mismas se entregaban desarmadas, como un curioso antecesor del kit que todos conocemos hoy en algo así como….hágalo UD. Mismo.
Pero en esta segunda etapa, los péndulos ya son rígidos, y comienzan a hacerse en chapa de bronce repujada. Las pesas, se suspenden por medio de un cordón vegetal, de 2 0 3 Mm. de diámetro, fácilmente reemplazables por los usuarios, y en cualquier momento o lugar.
Es un error pensar que se uso cables de acero, como puede entenderse, simplemente porque estos lastimarían la maquina.
Estos rústicos, confiables y funcionales relojes, se hicieron en infinidad de variantes, desde los de sin sonería, hasta los de 8 campanas, y algunos triplicaban la medida original de la caja de hierro de 20 x 30 CNN.
Su versatilidad y tamaño hicieron que se les diera múltiples fines, y era posible verlos en frentes de edificios, establos, municipalidades, etc. etc.
El principio del siglo XX marco la decadencia de esa producción artesanal, aunque para fines del 1938 figuraran en catálogos para ser vendidos nuevos.
A partir de 1973 se volvió a fabricarlos de manera semi artesanal en Francia, Alemania
Una vigencia de tres siglos.
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La producción de este tipo de relojes, también denominados Morez o Comptoise, pueden dividirse en dos periodos, que van desde mediados del 1600 hasta la llegada del ferrocarril a la región de Morez, en el Jura Frances, hacia 1850, y desde entonces hasta nuestros días.
Ellos eran campesinos/relojeros, , y en sus casas terminaban las maquinas, cuyas partes se proveían en bruto (fundiciones de bronce, piezas de acero forjado, cuadrantes, etc. etc. ).
Los Sábados bajaban al valle, cargados con 6 o 7 maquinas, terminadas, para venderlos en las ferias a los paisanos o acopiadores, y estos últimos los llevaban a España o a Italia.
La mayoría de las veces el nombre que figura en el cuadrante es el del acopiador, y en muy pocas ocasiones, figura el nombre del que lo hizo realmente.
Antes de la llegada del ferrocarril a esos lares, los relojeros estaban obligados a transportar los relojes por senderos sumamente angostos y empinados, con la abundante vegetación que es propia de los bosques, así que para minimizar las dificultades que semejante travesía implicaba, no les hacían las pesas, y los péndulos eran plegables.
De esa manera hoy podemos saber la fecha aproximada de la construcción de un Morbier , ya que después de 1850 llego el ferrocarril, y los péndulos pasaron a ser rígidos.
Respecto a las cajas, eran construidas por el carpintero local, y a veces permanecían sin ellas, dependiendo esto ultimo generalmente de las posibilidades económicas de sus dueños. El que yo tengo esta sin caja, así que perteneció a alguien que no disponía de mucho dinero en ese entonces ( igual que su actual dueño!!! )
Bromas aparte, las pesas se hacían en la fundición del pueblo, o en plomo si se hacia de manera casera, pero también hubo casos en donde simplemente se le colgaban piedras.
El único requisito era que pesaran 10 libras, aproximadamente. Y con eso se garantizaba que funcionaran lo mas bien.
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Luego de la llegada del ferrocarril, las cajas se proveían de pino, teñidos de colores simulando maderas mas finas, como la caoba y el roble. Las mismas se entregaban desarmadas, como un curioso antecesor del kit que todos conocemos hoy en algo así como….hágalo UD. Mismo.
Pero en esta segunda etapa, los péndulos ya son rígidos, y comienzan a hacerse en chapa de bronce repujada. Las pesas, se suspenden por medio de un cordón vegetal, de 2 0 3 Mm. de diámetro, fácilmente reemplazables por los usuarios, y en cualquier momento o lugar.
Es un error pensar que se uso cables de acero, como puede entenderse, simplemente porque estos lastimarían la maquina.
Estos rústicos, confiables y funcionales relojes, se hicieron en infinidad de variantes, desde los de sin sonería, hasta los de 8 campanas, y algunos triplicaban la medida original de la caja de hierro de 20 x 30 CNN.
Su versatilidad y tamaño hicieron que se les diera múltiples fines, y era posible verlos en frentes de edificios, establos, municipalidades, etc. etc.
El principio del siglo XX marco la decadencia de esa producción artesanal, aunque para fines del 1938 figuraran en catálogos para ser vendidos nuevos.
A partir de 1973 se volvió a fabricarlos de manera semi artesanal en Francia, Alemania