germanio
Habitual
Sin verificar
Quizás por mi profesión, quizás porque mi interior me hizo elegir mi profesión o quizás porque todo está escrito y anticipado pese a que uno crea lo contrario, he decidido escribir unas lineas a colación de un post de un compañero nuestro.
No soy un sabio, no tengo soluciones para todo, tampoco lo pretendo pero me conmueve el dolor ajeno y propio. Sé que el devenir de la vida está salpicado de incertidumbre, de pequeños y grandes logros, de acciones, de relaciones y de infinitas caricias y desdenes.
La pérdida de la vida, propia o ajena, es incuestionable. Entendemos la de otros pero nos falta comprensión para aceptar la de los que amamos; nos cuestionamos el por qué del presente, el no le toca, el que mala suerte, el hay algo que pueda hacer... sin pensar que nuestra propia existencia es efímera; nacemos en la montaña, como los rios, y fluimos hacia una inmensidad de manera imparable, hacia el mar. Allá donde todo se difumina, se integra en algo más grande, comprensible o no comprensible, da igual; és nuestro destino.
Lo que realmente importa no es la muerte, es la impronta del que marcha, es el sentimiento que se deja en aquellos que todavía permanecen. El recuerdo tras tu propia partida, los sentimientos que conmueven el corazón de los que te añoran y lamentan que hayas llegado al final, a la mar.
Hace dos días estando de guardia me tocó intubar a un paciente de mediana edad con fracaso respirtario por neumonia bilateral. Se paró dos veces y se reanimó dos veces. Al comentárselo a su familia, su hermana me contestó: no se cuidaba. Como si lo mereciese. Me quedé fatal; está no es la impronta que se debe dejar. Hay que amar para que te amen, hay que pelear y demostrar todos los días que la vida es importante para ti mismo y para los demás; no hace falta hacer grandes logros, solamente basta con dejar tras uno, algo que sea recordado con cariño. No se muere mientras quede quien te quiera y creo que ese es el premio de nuestro camino.
Mi mujer les repite a mis hijos todos los días que les quiere; no exagero si se lo dice más de cien veces. Ella lo desea expresar y lo siente de corazón y espero que mis hijos la recuerden por sus acciones, no por sus omisiones. Agradezcamos a los que nos importan, su presencia mientras estén con nosotros y recordémosles con cariño cuando su hora sea señalada. Nada perdura eternamente excepto el amor que expresamos o recibimos.
Este foro permite a desconocidos compartir emociones e inquietudes; no solo hablamos de relojes.
Pasad un buen día y recordad -recordemos- que cada día importa.
Saludos.
No soy un sabio, no tengo soluciones para todo, tampoco lo pretendo pero me conmueve el dolor ajeno y propio. Sé que el devenir de la vida está salpicado de incertidumbre, de pequeños y grandes logros, de acciones, de relaciones y de infinitas caricias y desdenes.
La pérdida de la vida, propia o ajena, es incuestionable. Entendemos la de otros pero nos falta comprensión para aceptar la de los que amamos; nos cuestionamos el por qué del presente, el no le toca, el que mala suerte, el hay algo que pueda hacer... sin pensar que nuestra propia existencia es efímera; nacemos en la montaña, como los rios, y fluimos hacia una inmensidad de manera imparable, hacia el mar. Allá donde todo se difumina, se integra en algo más grande, comprensible o no comprensible, da igual; és nuestro destino.
Lo que realmente importa no es la muerte, es la impronta del que marcha, es el sentimiento que se deja en aquellos que todavía permanecen. El recuerdo tras tu propia partida, los sentimientos que conmueven el corazón de los que te añoran y lamentan que hayas llegado al final, a la mar.
Hace dos días estando de guardia me tocó intubar a un paciente de mediana edad con fracaso respirtario por neumonia bilateral. Se paró dos veces y se reanimó dos veces. Al comentárselo a su familia, su hermana me contestó: no se cuidaba. Como si lo mereciese. Me quedé fatal; está no es la impronta que se debe dejar. Hay que amar para que te amen, hay que pelear y demostrar todos los días que la vida es importante para ti mismo y para los demás; no hace falta hacer grandes logros, solamente basta con dejar tras uno, algo que sea recordado con cariño. No se muere mientras quede quien te quiera y creo que ese es el premio de nuestro camino.
Mi mujer les repite a mis hijos todos los días que les quiere; no exagero si se lo dice más de cien veces. Ella lo desea expresar y lo siente de corazón y espero que mis hijos la recuerden por sus acciones, no por sus omisiones. Agradezcamos a los que nos importan, su presencia mientras estén con nosotros y recordémosles con cariño cuando su hora sea señalada. Nada perdura eternamente excepto el amor que expresamos o recibimos.
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Pasad un buen día y recordad -recordemos- que cada día importa.
Saludos.