Cirurtger
Milpostista
Sin verificar
Como todos aquí me gustan las estilográficas. Una afición recobrada de los años de estudiante y potenciada por la rebeldía ante la escritura electrónica que se ha impuesto en la tarea cotidiana, así que, si sólo queda poco más que firmar, pues con buena tinta y tras el ritual de limpiar y mimar la que me acompañará durante la semana.
Mi caja, que no colección, es modesta, apenas una docena de selectas que me recuerdan hechos específicos de mi vida. Nunca he entendido cómo útiles de coste considerable no funcionaban a la perfección mientras que otras humildes no daban el más mínimo problema. Mi primer disgusto fue la Parker Duofold Centennial que adquirí en el foro. De estado inmejorable la compré a un reputado forero, ni una queja de su estado y conservación. Pero se atascaba a veces y no era tan fiable como el resto de sus hermanas.
Siguiendo los sabios consejos de algunos de vosotros, probé con tintas fluidas y el asunto mejoró bastante con Eclat de Saphir de J. Herbin y el azul de Visconti.
La segunda en cuestión es mi Vacumatic. Regalo de una compañera de trabajo que se jubilaba. Llegó en perfecto estado pero con restos de tinta, tantos que fue una tarde de viernes ocioso memorable. Tras mucho trabajo la limpié bien y ¡aparecieron grabados en el cuerpo! y me entretuve muchísimo datándola, puliéndole el plumín... Quedó nueva con el tapón que me envió Ariel sin gastos (gracias de nuevo). Era mi primer yaya y no tenía ni idea de la historia de las vacumatic, imaginaros qué fin de semana descubriendo toda su historia en internet.
El caso es que el punto era tan fino que no me sentía a gusto y cometí el error de llevarla a una conocida casa de mi ciudad para aumentarle el iridio. Volvió con un punto más grueso, pero perdía tinta y me manchaba ocasionalmente las manos, cosa que soporto mal pero que muy mal.
Se quedaron ambas en la caja y en mi subconsciente quedaba la teoría de que era porque ambas eran de segunda mano.
Y mi familia me regaló la Graf Intuition a la que tenía echado el ojo desde hacía tiempo por su preciosa madera.
Con mi 149 son las plumas de mayor coste y la Graf... se atascaba a media carga y debía darle media vuelta al convertidor para seguir escribiendo, fatal.
He de decir que soy meticuloso, nunca cargo una pluma nueva sin la pertinente limpieza previa. A cambio les pido que escriban sin titubear si las saco del bolsillo para firmar, también que respondan a la primera tras una semana de reposo en la caja.
Y entonces conocí a Joseph Alardo. Tras un enfado con la nueva Graf (ésta no era de segunda mano), decidí buscarlo y me contestó al mail. Tras una charla más que cordial con un café, le entregué sin prisa las dos Parker para probar. Al cabo de unos 10 días me contestó que ya estaban, que ya iban bien. Las fui a buscar con una curiosa mezcla de esperanza e ilusión. Entonces le dejé la Graf y la Dolce Vita, gusanito introducido por MBonacina y las ofertas italianas.
Las recogí y a este café con Joseph me acompañó mi señora, ni decir que el ratito fue muy entretenido y agradable.
Concluyo para los que hayáis llegado hasta aquí. Es evidente que Joseph dejó mis cuatro plumas perfectas, fiables, suaves, ¡deliciosas! Ahora toda mi caja funciona perfectamente, escriben a la primera tras 10 días de reposo horizontal. También les hice otra prueba a las "reparadas": una noche de reposo vertical en un candelabro (la cara de mi MDD... sin comentarios) para dejar que el alimentador se secase, volteo a las 12 h y... perfecta firma a la primera.
Soy feliz con mis estilográficas y, hoy que tengo más tiempo pues desde el verano ya está bien, os lo cuento dándole las gracias a mi nibmaster favorito.
Saludos.
Mi caja, que no colección, es modesta, apenas una docena de selectas que me recuerdan hechos específicos de mi vida. Nunca he entendido cómo útiles de coste considerable no funcionaban a la perfección mientras que otras humildes no daban el más mínimo problema. Mi primer disgusto fue la Parker Duofold Centennial que adquirí en el foro. De estado inmejorable la compré a un reputado forero, ni una queja de su estado y conservación. Pero se atascaba a veces y no era tan fiable como el resto de sus hermanas.
Siguiendo los sabios consejos de algunos de vosotros, probé con tintas fluidas y el asunto mejoró bastante con Eclat de Saphir de J. Herbin y el azul de Visconti.
La segunda en cuestión es mi Vacumatic. Regalo de una compañera de trabajo que se jubilaba. Llegó en perfecto estado pero con restos de tinta, tantos que fue una tarde de viernes ocioso memorable. Tras mucho trabajo la limpié bien y ¡aparecieron grabados en el cuerpo! y me entretuve muchísimo datándola, puliéndole el plumín... Quedó nueva con el tapón que me envió Ariel sin gastos (gracias de nuevo). Era mi primer yaya y no tenía ni idea de la historia de las vacumatic, imaginaros qué fin de semana descubriendo toda su historia en internet.
El caso es que el punto era tan fino que no me sentía a gusto y cometí el error de llevarla a una conocida casa de mi ciudad para aumentarle el iridio. Volvió con un punto más grueso, pero perdía tinta y me manchaba ocasionalmente las manos, cosa que soporto mal pero que muy mal.
Se quedaron ambas en la caja y en mi subconsciente quedaba la teoría de que era porque ambas eran de segunda mano.
Y mi familia me regaló la Graf Intuition a la que tenía echado el ojo desde hacía tiempo por su preciosa madera.
Con mi 149 son las plumas de mayor coste y la Graf... se atascaba a media carga y debía darle media vuelta al convertidor para seguir escribiendo, fatal.
He de decir que soy meticuloso, nunca cargo una pluma nueva sin la pertinente limpieza previa. A cambio les pido que escriban sin titubear si las saco del bolsillo para firmar, también que respondan a la primera tras una semana de reposo en la caja.
Y entonces conocí a Joseph Alardo. Tras un enfado con la nueva Graf (ésta no era de segunda mano), decidí buscarlo y me contestó al mail. Tras una charla más que cordial con un café, le entregué sin prisa las dos Parker para probar. Al cabo de unos 10 días me contestó que ya estaban, que ya iban bien. Las fui a buscar con una curiosa mezcla de esperanza e ilusión. Entonces le dejé la Graf y la Dolce Vita, gusanito introducido por MBonacina y las ofertas italianas.
Las recogí y a este café con Joseph me acompañó mi señora, ni decir que el ratito fue muy entretenido y agradable.
Concluyo para los que hayáis llegado hasta aquí. Es evidente que Joseph dejó mis cuatro plumas perfectas, fiables, suaves, ¡deliciosas! Ahora toda mi caja funciona perfectamente, escriben a la primera tras 10 días de reposo horizontal. También les hice otra prueba a las "reparadas": una noche de reposo vertical en un candelabro (la cara de mi MDD... sin comentarios) para dejar que el alimentador se secase, volteo a las 12 h y... perfecta firma a la primera.
Soy feliz con mis estilográficas y, hoy que tengo más tiempo pues desde el verano ya está bien, os lo cuento dándole las gracias a mi nibmaster favorito.
Saludos.