De lo poco bueno que tiene este periodo es que permite ponerse al día con buenas películas que por un motivo o por otro me salté. No es éste el caso (por lo de buena, no por no habérmela saltado).
Había oído ya de todo de esta película, incluidas numerosas críticas, ya tratadas por José Claudio, al pobre y lleno de prejuicios tratamiento del enfermo mental, tema recurrente de conversación en el mundillo psiquiátrico estos últimos meses, y no para bien, por cierto.
EMO, como película me ha parecido un refrito rayando el plagio de pelis mejores anteriores, en especial Taxi Driver, a la que directamente roba (supongo que unos dirán que “homenajea”), no sólo partes enteras de la trama, escenarios, ambientes y fotografía, sino escenas enteras. Previsible ( si quieres saber qué va a pasar, simplemente piensa qué le pasó a Travis) hasta decir basta es sin embargo de agradecer que no llegue a las dos horas de metraje.
Acerca del propósito casi pueril de justificar, diagnosticar y racionalizar un personaje que donde mejor se mueve es en el caos y el misterio (y así lo entendió muy bien Nolan, pero claro, una cosa es Nolan y otra el director de Resacón en las vegas, partes 1 a 3) mejor no entro, porque estoy ocioso pero no tanto.
Tampoco entro, porque me la pela (aunque comprendo que haya gente que no le haya hecho mucha gracia, SPOILER) en la alteración del canon de batman respecto al asesinato de los Wayne. Ahora resulta que no fue el joker, que en el fondo no era mal tío pero es que su padrastro no jugaba al béisbol con él. Ni en otro tema tb muy dado al cachondeo: dada la diferencia de edad entre Bruce Wayne (12-13 años) y the Joker (40-45 en esta película) supongo que debemos deducir que Batman dedicará toda su carrera a combatir a un habitual de la petanca y la partidita de dominó.
Joachim Phoenix muy bien, en su ambiente como jabalí en el lodazal. Repite su papel de The Master pero con más colorete y en versión “pa los niños” (que dirían los imitadores de Gloria Fuertes), que The Master al final se hace larga, no hay tiros ni moraleja y la vieron cuatro gatos. Pero como si veo a Messi dando toques a una mandarina en su casa: lo haces muy bien pero chico, estos despliegues y malabares hazlos en una final del mundial, no en una pachanga.
