Yo nunca he vendido un reloj (espero resolver este problema algún milenio de estos...), pero he comprado relojes a toneladas., y la experiencia me lleva a añadir mentalmente el precio de un servicio a todo lo que compro, antes de decidir si el precio me parece razonable o no.
Cuando me dicen que está hecho el servicio, no me lo creo, no porque dude de los vendedores, sino para no llevarme luego una decepción. Lo que sí espero de esos relojes es que funcionen con una razonable exactitud. Y si no lo hacen, sinceramente, no sabría cómo reaccionar; probablemente lo llevaría mi relojero, y si la avería es cosa de poco, asumiría yo su reparación. Una de las pocas veces que he comprado un reloj supuestamente revisado y con el servicio hecho, y que llegó con un defecto de funcionamiento claro e intenté hacer valer el servicio y la garantía implicita, me quedé sin reloj, porque el antiguo dueño se ofreció a repararlo, se lo envié y después decidió que no le convenía la venta y me reembolsó el dinero. Me quedé sin memosail, y hasta hoy. Si entonces hubiese hecho lo que haría hoy, el memosail me habría costado veinte o treinta euros más, y lo tendría yo. Los vintages con garantías que dan problema son un auténtico grano en el culo.
Cuando me dicen que un reloj funciona, entiendo que es un reloj que tiene todas las piezas, y que funciona, pero se puede parar o estropear en cualquier momento. De hecho, en los anuncios es muy habitual que indiquen que el reloj ha funcionado en las últimas doce horas, veinticuatro horas, lo que sea, pero que no se ha medido su exactitud.
Y cuando me dicen que es un reloj para reparar, pues eso, me espero cualquier cosa, desde que el movimiento esté sucio y sea cosa de una limpieza, a que le falte la mitad del movimiento.
Al final, la clave, a mi modo de ver, te la da el dinero que te pidan por el reloj, y la relación respecto de lo que se suela pedir por ese modelo.
Si por un reloj te piden 50 euros, alguien que no sea tu amigo, y todo lo que dice es que el reloj funciona, no creo que sea razonable esperar un reloj que vaya a funcionar sin problemas y que tenga el servicio recién hecho. Ese es, en mi humilde opinión, el problema de los relojes de 50 euros; que vale más la salsa que los caracoles, salvo que seas cocinero, o seas amigo de un cocinero.
Ya sé que por aquí hablar de dinero no está muy bien visto, pero es que en la compra de objetos mecánicos de colección, es un parámetro esencial. Todos sabemos, o deberíamos saber, lo que cuesta un servicio, y todos deberíamos saber que un reloj funciona, hasta que deja de funcionar, y que a veces cuando se para, el relojero nos dice que no sabe cómo ha podido seguir funcionando, porque estaba hecho puré.
Tal vez sería conveniente añadir una salvedad como la de los inversores: funcionamientos presentes no garantizan funcionamientos futuros.
Y tomo nota de una cosa para cuando empiece a vender relojes, si es que ocurre alguna vez: no vender jamás a niños. En todo caso, vender a los padres, y que sean los padres los que, si procede, regalen los relojes a sus hijos, una vez que hayan quedado satisfechos de que el reloj funciona correctamente. Dios me libre de provocar decepciones en hijos ajenos.
