Conocí a Santi en el año 1998, en Can fabes, con motivo de unas jordanas gastronómicas sobre setas. La guía Michelín acaba de concederle la primera estrella. Después de la comida, él y Àngels -su esposa- se sentaron en la mesa, hablamos de todo. De cocineros, de restaurantes, de críticos gastronómicos, de vinos...pero sobre todo "habló" de su comarca, de su tierra, del Montseny. Hoy, al escribir este post, aún recuerdo la forma en que se expresaba, de admiración total y respeto a su comarca, a las personas que le proporcionaban los productos que él utilizaba en su cocina.
Dicen, que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer. En el caso de Santi, no había ninguna duda. Ángels, además de llevar la sala, ha sido la compañera infatigable que ha estado en todo momento con él. En los momentos difíciles, ahí estaba ella, para apoyarle.
La última vez que estuve con Santi, fue en verano. Visitando las obras del restaurante que asesoraba y llevaba, en la bodega Abadía Retuerta. Aún tenía muchos proyectos por delante. Por desgarcia, en ninguno podrá participar.
Santi, amigo. Descansa en paz.