Magnífico post y muy trabajado, felicidades por tu entrega.
Si me lo permites, solo un par de apuntes.
Lo primero desechar el bonito de red porque no es del Cantábrico, y si os vais a pasar todo el día currando y enfangados, al menos que sea por algo bueno. En el Cantábrico se pesca siempre con anzuelo, pero el de red viene de Somalia o de su p… madre y es congelado y posteriormente descongelado para su venta.
En el tema de la sal, lo mejor y más sencillo es comprarse un pesa sales en cualquier farmacia o laboratorio; cuesta alrededor de 7€ y lo tienes para toda la vida. A partir de ahí le vas echando sal al agua de la cocción hasta alcanzar una densidad de 12,5 grados para el bonito y 7 grados en caso de cocer ventrescas (que no ijadas).
Para que salga más jugoso te recomiendo comprar bonitos pequeños, cocerlos enteros durante media hora y sacar después los lomos. Te ahorras una pasta en la tienda, tienen menos desperdicio al no estar ronclados y la parte de los extremos no se te reseca cuando lo cueces. Lleva algo más de trabajo, pero ya puestos a buscar la excelencia del producto…
Importantísimo: PROBAR UN POCO ANTES DE COMERLO.
Cada vez que se abre un tarro hay que probar un trocito, y al menor síntoma de picor en la punta de la lengua tirar el tarro a la basura…a no ser que quieras pillar una intoxicación de las gordas, porque también es posible que con el tiempo que le das no hay hecho bien el vacío y esté en mal estado. En Santoña tenemos costumbre de darle siempre dos horas y media de baño… y aun así.
Y lo más importante de todo y sin ánimo de chafar la ilusión de nadie:
EL BAÑO MARÍA CASERO HACE VACÍO PERO NO ESTERILIZA.
Esto es, que si el bonito se ha elaborado enfermo de botulismo, el baño que se le da y que alcanza una temperatura aproximada de 105 grados no se lo quita, por lo que al no detectarse al paladar, es muy probable que quien lo coma se vaya al otro barrio.
Pero de todas formas…un post cojonudo.
Y ahora…un consejo:
Recomiendo sacar la cuenta del dinero gastado en bonito, tarros, sal y gas. Sumar las horas empleadas para hacerlo y dividir el resultante entre los tarros que han salido. Luego visitar cualquier fábrica de la zona y preguntar el precio de venta del tarro de bonito. Y por último, en caso de que haya diferencia entre lo uno y lo otro, o que la diferencia económica esté a favor del trabajo casero, valorar el riesgo de que salga mal o que no esté en buen estado para la salud…y que cada uno decida.
Soy de Santoña y sé hacer bonito en tarro con los ojos cerrados, pero lo compro hecho, eso sí, como todos los productos del mercado, los hay mejores y no tan buenos.
Un saludo.