Sí amigos, el sueño de todo aficionado a la relojería se ha hecho realidad: me tengo que comprar un reloj por prescripción médica.
Se acabo lo de justificar la aparición de ¿ooootro relojjjjj? con excusas peregrinas como:
Este ya lo tenía...
Lo he cambiado por otro...
Es el mismo pero con otro bisel...
En efecto, en el último reconocimiento el doctor me comentó que había algunos valores alterados en la analítica de sangre que junto con otras pruebas (electrocardiograma, toma de tensión etc) hacían necesario instaurar un tratamiento de choque.
Bueno, al menos esa es la conclusión que yo saqué tras escuchar una retahíla de términos como «la bioquímica, ECG, HTA, LDL...»
-Le voy a recetar Ostar- me dijo en tono reprobador mientras me señalaba con in dedo índice desmesuradamente grande.
- Por Dios, que no sea un tacto rectal-pensé presa del temor.
-¿Y que es eso de Oster, doctor, pastillas, supositorios?
-Nada de eso, se trata de un tratamiento nuevo, un dispositivo innovador que viene del extranjero en forma de reloj de pulsera- Aseguró mientras apartaba por primera vez la mirada de la pantalla del ordenador
-Pues como se refiera a un Oyster y no entre por la Seguridad Social me puedo dar por deshauciado- Pensé angustiado.
En ese momento el doctor, que también tenía piernas, salió de detrás de la mesa y arramangándose la bata me mostró esta preciosidad mientras anunciaba.
-Ostar, la medicina del futuro ya está aquí.
Pero lo mejor de todo es cuando empezó a glosar sus cualidades:
Purificador de la sangre
Mejora de la tensión arterial
Prevención de la diabetes
Mejora de la circulación sanguínea en cerebro y corazón... y creo que también dijo algo sobre los miembros.
Reducción de la fatiga física y mental, el estrés...
No sé a qué estamos esperando para organizar una conjunta para hacernos con esta panacea. Si hace falta yo estoy dispuesto a desplazarme a Corea del Norte.