Jose Claudio
Forer@ Senior
Sin verificar
Vayan por delante dos cosas: una, si tienes el estómago delicado, ni se te ocurra ir a ver esta película. Dos, tengo que hacer spoilers, así es que si vas a ir a verla, no sigas leyendo.
Es la película más interesante que he visto este año desde el punto de vista puramente cinematográfico: el hallazgo del relato en dos profundidades visuales - un primer plano completamente centrado en el protagonista y un segundo plano borroso en el que transcurre la vida y, sobre todo, la maldad- vale la película y varias películas: no me extrañaría que la atiborren de premios porque desde el punto de vista fílmico, es extraordinaria.
Escribir poesía después de Austchwitz es un acto de barbarie, dijo Adorno. Esta frase se entiende de manera mucho más clara después de ver la película.
Y para salir con el estómago revuelto - pese a que la película no contiene ni una sola escena de violencia explícita -no faltan razones: no sólo la in-humanidad de unos nazis para los que una parte de la raza humana no era humana, sino para aquellas víctimas de esa locura que, enloquecidos ante todo aquellos que eran incapaces de asimilar, giraron su mirada hacia todo menos hacia lo único que cabía hacer: enfrentarse con sus enemigos a vida o muerte, aunque quizás lo segundo fuera mucho más probable. Que muchos judíos fueron engañados a la cámara de gas, es obvio. Que otros muchos contribuyeron a ello con su complicidad no es menos cierto, y ya lo dijo con toda claridad Hannah Arendt.
Así surge un discurso rico, abierto, demoledor, confuso, paradójico, horrible, creativo, insoportable,enloquecedor, increíble,bello y hasta esperanzador de una película singular que dará que hablar, para bien y para mal.
A lo dicho, id a verla sólo si tenéis el estómago a prueba de digestiones pesadas.
Es la película más interesante que he visto este año desde el punto de vista puramente cinematográfico: el hallazgo del relato en dos profundidades visuales - un primer plano completamente centrado en el protagonista y un segundo plano borroso en el que transcurre la vida y, sobre todo, la maldad- vale la película y varias películas: no me extrañaría que la atiborren de premios porque desde el punto de vista fílmico, es extraordinaria.
Escribir poesía después de Austchwitz es un acto de barbarie, dijo Adorno. Esta frase se entiende de manera mucho más clara después de ver la película.
Y para salir con el estómago revuelto - pese a que la película no contiene ni una sola escena de violencia explícita -no faltan razones: no sólo la in-humanidad de unos nazis para los que una parte de la raza humana no era humana, sino para aquellas víctimas de esa locura que, enloquecidos ante todo aquellos que eran incapaces de asimilar, giraron su mirada hacia todo menos hacia lo único que cabía hacer: enfrentarse con sus enemigos a vida o muerte, aunque quizás lo segundo fuera mucho más probable. Que muchos judíos fueron engañados a la cámara de gas, es obvio. Que otros muchos contribuyeron a ello con su complicidad no es menos cierto, y ya lo dijo con toda claridad Hannah Arendt.
Así surge un discurso rico, abierto, demoledor, confuso, paradójico, horrible, creativo, insoportable,enloquecedor, increíble,bello y hasta esperanzador de una película singular que dará que hablar, para bien y para mal.
A lo dicho, id a verla sólo si tenéis el estómago a prueba de digestiones pesadas.