Claudio
Milpostista
Sin verificar
Buscando otras cosas, el azar ha querido que me tropezara con esta curiosa noticia de hace la bonita cantidad de años tal que 123; o sea, de 1889. Uno de los dos protagonistas de la noticia es una superafamada casa mayorista relojera de Madrid: Girod y Fontánez (antes de ser J. G. Girod). Como curiosidad, comentar que esta noticia, donde están involucrados dos empresarios madrileños, salió publicada el día 15 de mayo, día del patrón de la capital, San Isidro. Este aporte me va a venir de perlas como preludio de otro aporte que más adelante pondré y que ahora está en fase de búsqueda de material. Creo que será interesante y, aunque en su momento consideré como "bomba", relacionada con las plumas, la noticia que aquí puse, creo sinceramente que ésta de la que doy anticipado aviso, ahora relacionada con los relojes, despertará más interés en los foreros que aquella relacionada con la tinta Super Quink y el Sr. Portús. Y no porque se trate de relojes y aquella otra de plumas, sino porque la noticia en sí creo que es de más calado. He dicho que me servirá de preludio ésta de aquélla, puesto que las historias de ambos aportes guardan una íntima relación, si no material, al menos sí moral. Ya se verá esto con detalle. En cuanto al tema que ahora y aquí nos ocupa, es fácilmente trasladable, al menos en el plano de discusión teórica, a la actualidad. Se debate con frecuencia (son dos conceptos políticos de ver la economía, o alguna faceta de ella) si es más conveniente para reactivar una economía aletargada el reducir los impuestos para así dejar en manos de los agentes sociales, particulares, familias y empresas sobre todo, mayor cantidad de dinero con el que hacer "engrasar" la maquinaria productiva y conseguir con ello, además, por derivación, una mayor recaudación tributaria en el futuro o, por el contrario, elevar los impuestos de tal manera que los poderes públicos dispongan de mayores recursos instantáneos para poder ser ellos la "locomotora" que tire de la economía del país. En este segundo caso, hay quienes dicen que haciendo esta política, el Estado no ingresaría más dinero, sino que al ser los impuestos muy elevados, surgiría una economía "opaca" al fisco (dinero negro), tratando, todo aquel que pudiera, de eludir las obligaciones tributarias y generando, al contrario que en el otro caso, una menor recaudación futura. Algo de esto, aunque en una parcela muy pequeña de la recaudación de la hacienda, aparece aquí retratado.
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