Yo me iría directamente a por un objetivo macro. Por comodidad, por practicidad, porque lo puedes usar para otras cosas que no sean relojes o macros. Y porque están creados para eso.
La segunda opción, serían los tubos de extensión. También creados para conseguir un motivo más ampliado. Menos prácticos, pues convierten a la cámara en algo pesado y aparatoso (sobre todo si pones los tres), y hay que manejarla con cuidado, pues puede sufrir la bayoneta (ahí donde enganchas los tubos o los objetivos). Hay una pérdida considerable de luz entrante, por lo que es obligatorio disparar con trípode, y/o con flash/es.
La tercera el anillo inversor. Esto está bien tenerlo, pues cuesta dos pesetas. Luego normalmente no se usa... salvo que seas un auténtico fanático del macro. Lo ideal es acoplarle un objetivo con anillo de diafragmas y mucha luminosidad (y si puede ser bien pequeño). Cuanto más angular tenga, más aumento se consigue. Los ideales son los objetivos antíguos, pues suelen cumplir todas las condiciones y se pueden encontrar a bajo precio por ebay (ojo con los hongos). Lo malo que tiene es la complicación para hacer fotos (abrir el diafragma al máximo para poder ver algo por el visor; enfocar mediante el método de acercarse/alejarse, pues el foco del objetivo no sirve; cerrar el diafragma (manualmente) para conseguir profundidad de campo; Disparar... Ups... al cerrar me he movido... Foto desenfocada y vuelta a empezar...). Eso sí, cuando te sale una buena...
Y descartaría las lentes de aproximación. Los objetivos tienen un número de cristales muy estudiado, unos cóncavos y otros convexos. De diferentes grosores, a diferentes distancias. En algunos casos se mueven en conjunto cuando enfocas. Vamos... ingeniería pura. Todo lo que sea añadir cristales para hacer una foto, es, en mi opinión, una pérdida de calidad en la fotografía final (ojo, también me refiero a los filtros, cuando no son estrictamente necesarios).
Uff... vaya ladrillo... y a estas horas!!
Disculpadme... y un saludo!!