Roger
Forer@ Senior
Sin verificar
De vez en cuando me gusta hacer balance del uso que doy a las plumas que tengo, de lo que me parecen meses o años después de haberlas comprado, una vez superado, pues, aquel momento de deslumbramiento que se produce cuando acabamos de recibir una pluma nueva y empezamos a escribir con ella... y a cantar sus maravillas.
Tengo cinco plumas:
En los últimos dos años he tenido siempre entintadas la más vieja y la más nueva: la Parker, siempre cargada con tinta roja porque la uso para corregir textos (si no, seguramente no lo estaría siempre), y la Aurora, que uso para todo lo demás. Son con mucha diferencia las dos plumas que utilizo más: perfectas por tamaño, de aparariencia elegante pero nada chillona, las llevo a todas partes. Además sus plumines son infalibles. La Aurora es hoy por hoy mi favorita por todos los motivos que pueda traer a colación un amante de las plumas: diseño, desempeño, capacidad de carga, etc. Además, me ha demostrado que no es necesario tener un plumín del 8 o del 9 para disfrutar escribiendo.
Después de estas dos, la que más uso es la Sailor, pero mucho menos. Su plumín es fabuloso (aunque tuvo que pasar por las manos de Mike Masuyama porque a veces perdía el trazo, sobre todo en papeles satinados o tipo Rhodia) y su medida y peso la hacen muy cómoda. El problema que tiene es que carga poca tinta y que en un par de horas tengo que repostar, mientras que con la Aurora puedo escribir una semana seguida, si no más. Es una lástima. En su momento creí que había comprado la pluma perfecta; ahora que ya sé que eso no existe, me pregunto cómo sería una KOP con un buen sistema de carga de tinta!
La cuarta menos usada es la Delta. La compré porqué podía rellenarla con cuentagotas. He de reconocer que su plumín también es muy bueno, que su peso da la sensación de tener una gran pluma en la mano, que me gusta el material con el que está hecha... Tengo pocas pegas, pero algo en ella no me acaba de enamorar. Si la relleno con un convertidor, a veces tiene un flujo más bien seco; si lo hago con el cuentagotas, el flujo se vuelve más húmedo pero también algo caprichoso. Sin embargo, la pluma me gusta y sé que puede darme buenas tardes de escritura.
Finalmente está la Pelikan, de buen desempeño, también bastante infalible, pero sosa como ella sola. De vez en cuando la lleno y la utilizo un par de semanas, hasta que me canso de ella. No le pasa nada, funciona bien, pero me aburre un poco. También es cierto que un tiempo atrás se me desenroscó el culote que acciona el pistón y me las vi y deseé para arreglarlo yo mismo, y siempre voy con miedo de que me vuelva a suceder.
Y bien..., en verdad hay una sexta pasajera a bordo: la pluma del foro, de Clavijo. La pluma me gusta pero el plumín es un horror. Por eso no la cargo nunca. Eso tiene solución, lo sé: un día la llevaré a Joseph para que me la afine muy mucho.
Ah, y la séptima, que ya está encargada: el regalo de mis próximos cincuenta años. Pero esta es otra historia...
Tengo cinco plumas:
- Parker Duofold Mosaic, adquirida en 2007
- Sailor KOP Ebonita, 2010
- Pelikan M1005 Silver&Black, 2013
- Delta Dolcevita Oversize, 2014
- Aurora 88 Chrome, 2016
En los últimos dos años he tenido siempre entintadas la más vieja y la más nueva: la Parker, siempre cargada con tinta roja porque la uso para corregir textos (si no, seguramente no lo estaría siempre), y la Aurora, que uso para todo lo demás. Son con mucha diferencia las dos plumas que utilizo más: perfectas por tamaño, de aparariencia elegante pero nada chillona, las llevo a todas partes. Además sus plumines son infalibles. La Aurora es hoy por hoy mi favorita por todos los motivos que pueda traer a colación un amante de las plumas: diseño, desempeño, capacidad de carga, etc. Además, me ha demostrado que no es necesario tener un plumín del 8 o del 9 para disfrutar escribiendo.
Después de estas dos, la que más uso es la Sailor, pero mucho menos. Su plumín es fabuloso (aunque tuvo que pasar por las manos de Mike Masuyama porque a veces perdía el trazo, sobre todo en papeles satinados o tipo Rhodia) y su medida y peso la hacen muy cómoda. El problema que tiene es que carga poca tinta y que en un par de horas tengo que repostar, mientras que con la Aurora puedo escribir una semana seguida, si no más. Es una lástima. En su momento creí que había comprado la pluma perfecta; ahora que ya sé que eso no existe, me pregunto cómo sería una KOP con un buen sistema de carga de tinta!
La cuarta menos usada es la Delta. La compré porqué podía rellenarla con cuentagotas. He de reconocer que su plumín también es muy bueno, que su peso da la sensación de tener una gran pluma en la mano, que me gusta el material con el que está hecha... Tengo pocas pegas, pero algo en ella no me acaba de enamorar. Si la relleno con un convertidor, a veces tiene un flujo más bien seco; si lo hago con el cuentagotas, el flujo se vuelve más húmedo pero también algo caprichoso. Sin embargo, la pluma me gusta y sé que puede darme buenas tardes de escritura.
Finalmente está la Pelikan, de buen desempeño, también bastante infalible, pero sosa como ella sola. De vez en cuando la lleno y la utilizo un par de semanas, hasta que me canso de ella. No le pasa nada, funciona bien, pero me aburre un poco. También es cierto que un tiempo atrás se me desenroscó el culote que acciona el pistón y me las vi y deseé para arreglarlo yo mismo, y siempre voy con miedo de que me vuelva a suceder.
Y bien..., en verdad hay una sexta pasajera a bordo: la pluma del foro, de Clavijo. La pluma me gusta pero el plumín es un horror. Por eso no la cargo nunca. Eso tiene solución, lo sé: un día la llevaré a Joseph para que me la afine muy mucho.
Ah, y la séptima, que ya está encargada: el regalo de mis próximos cincuenta años. Pero esta es otra historia...
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