rodilla
Milpostista
Sin verificar
Hola amigos.
Hacía mucho tiempo que en mi querido Rastro no cobraba una pieza digital digna de interés (la verdad es que de ninguna otra clase).
De dos años a esta parte, la infatigable labor policial ha conseguido erradicar la venta ambulante en su modalidad "de la manta".
Era allí, en la manta, donde solían terminar todo tipo de cachivaches y utensilios tecnológicamente obsoletos, para solaz y regodeo de los que disfrutamos precisamente de eso, de utensilios tecnológicamente obsoletos. Y no era raro encontrar, entre morralla de toda clase, algún relojillo digital meritorio, desheredado, arrinconado por la emergente fortaleza de los Nikes, Adidas y relojes inteligentes de uno y otro pelo ....
Pero, como decía, un esfuerzo policial sin precedentes, con generosa dotación de medios materiales y humanos, profundo conocimiento del terreno y elevadas dosis de arrojo e iniciativa personal, ha hecho desaparecer tan estimulante microcosmos. Un paisaje de gente "buscándose la vida" que, a buen seguro, no debía ser del agrado de nuestros dirigentes municipales, firmemente decididos a no permitir la degradación humana que supone que unos vendan, y otros compren, lo encontrado rebuscando entre los desechos de una ciudad con clara vocación europeísta y social.
Algunos de los viejos manteros, normalmente de origen magrebí, se han reciclado, asociándose, para compartir puesto y gastos de licencia, con vendedores ya implantados, en una suerte de UTE. Es una respuesta eficaz a las nuevas exigencias, pero se ha perdido cierto romanticismo.
Y es uno de éstos mercaderes, mi amigo Musta, quien ayer, entre montañas de relojes de desecho tenía la perla que os muestro.
Todo un G-Shock WW5300 Wide Temp, de 1984. Bien conocido por todos los aficionados a los G antiguos, es uno de los de primera hornada, caja de acero roscada y con la característica de su especial resistencia a las bajas temperaturas (hasta -30º) y ausencia de iluminación. Su edición fue muy pequeña, por lo que son muy escasos y cotizados.
El reloj traía puesto un viejo traje de un DW5400 (circular), que se caía a pedazos, pero su estado parecía bueno. En casa, guardado, conservaba un bisel y correa originales (no brasileños) a la espera de un ejemplar que lo mereciera. Tras un minucioso proceso de limpieza y adecentamiento, el resultado ha sido satisfactorio. Juzguen ustedes:
Hacía mucho tiempo que en mi querido Rastro no cobraba una pieza digital digna de interés (la verdad es que de ninguna otra clase).
De dos años a esta parte, la infatigable labor policial ha conseguido erradicar la venta ambulante en su modalidad "de la manta".
Era allí, en la manta, donde solían terminar todo tipo de cachivaches y utensilios tecnológicamente obsoletos, para solaz y regodeo de los que disfrutamos precisamente de eso, de utensilios tecnológicamente obsoletos. Y no era raro encontrar, entre morralla de toda clase, algún relojillo digital meritorio, desheredado, arrinconado por la emergente fortaleza de los Nikes, Adidas y relojes inteligentes de uno y otro pelo ....
Pero, como decía, un esfuerzo policial sin precedentes, con generosa dotación de medios materiales y humanos, profundo conocimiento del terreno y elevadas dosis de arrojo e iniciativa personal, ha hecho desaparecer tan estimulante microcosmos. Un paisaje de gente "buscándose la vida" que, a buen seguro, no debía ser del agrado de nuestros dirigentes municipales, firmemente decididos a no permitir la degradación humana que supone que unos vendan, y otros compren, lo encontrado rebuscando entre los desechos de una ciudad con clara vocación europeísta y social.
Algunos de los viejos manteros, normalmente de origen magrebí, se han reciclado, asociándose, para compartir puesto y gastos de licencia, con vendedores ya implantados, en una suerte de UTE. Es una respuesta eficaz a las nuevas exigencias, pero se ha perdido cierto romanticismo.
Y es uno de éstos mercaderes, mi amigo Musta, quien ayer, entre montañas de relojes de desecho tenía la perla que os muestro.
Todo un G-Shock WW5300 Wide Temp, de 1984. Bien conocido por todos los aficionados a los G antiguos, es uno de los de primera hornada, caja de acero roscada y con la característica de su especial resistencia a las bajas temperaturas (hasta -30º) y ausencia de iluminación. Su edición fue muy pequeña, por lo que son muy escasos y cotizados.
El reloj traía puesto un viejo traje de un DW5400 (circular), que se caía a pedazos, pero su estado parecía bueno. En casa, guardado, conservaba un bisel y correa originales (no brasileños) a la espera de un ejemplar que lo mereciera. Tras un minucioso proceso de limpieza y adecentamiento, el resultado ha sido satisfactorio. Juzguen ustedes: