Super 8
De la casa
Sin verificar
Empresarios catalanes planean una misión a la Luna en el 2012
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MICHELE CATANZARO
BARCELONA
Todavía no ha llegado el momento de desplegar una senyera en la Luna. Sin embargo, una nueva iniciativa empresarial –aun siendo un pequeño paso para la exploración del Cosmos– podría ser un gran salto para Catalunya en el campo de la industria del espacio. Catalunya a la Lluna es el nombre de un proyecto que aspira a enviar al satélite, en el 2012, un robot que se desplace 500 metros en la superficie y transmita imágenes y datos a la Tierra.
Según sus promotores, la iniciativa inyectaría optimismo en la industria aeroespacial y en la sociedad catalana. El Congreso está valorando, en el marco del debate presupuestario, la aplicación de rebajas fiscales a las empresas que inviertan en este proyecto, que tiene un presupuesto de 50 millones de euros. Sin embargo, algunos expertos cuestionan su viabilidad en el plazo establecido y la oportunidad del apoyo fiscal.
El promotor principal del plan espacial catalán se llama Xavier Claramunt y es director de la empresa barcelonesa Galactic Suite Design, que en los últimos cinco años ha trabajado en la arquitectura de futuros hoteles espaciales. La consultora estratégica New Output, dirigida por Jordi Rigual, y la fundación Centre de Tecnologia Aeronàutica i de l’Espai (CTAE), dirigida por Juan de Dalmau –ambos centros localizados en el área metropolitana de Barcelona– proporcionan asesoría al proyecto.
CERTAMEN ESPACIAL /La iniciativa catalana compite con una veintena de proyectos de todo el mundo, que participan en el Google Lunar X Prize. Este concurso internacional ofrece 30 millones de euros a quien consiga alunizar un robot que cumpla una tarea de desplazamiento y observación, dentro del 2012 y con financiación privada en un 90%. La inscripción del equipo catalán aún está en trámite, pero ya tiene «el apoyo verbal por parte de los organizadores», asegura Claramunt.
«Desde 1985, he visto muchas iniciativas y esta me parece viable y realista», explica De Dalmau, que, además de dirigir el CTAE, lleva un largo recorrido en la Agencia Espacial Europea. Sin embargo, Pablo Santos, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía implicado en otros proyectos espaciales, expresa dudas. «Toda la tecnología necesaria existe –afirma–. Sin embargo, una empresa más sencilla, como es el Gran Telescopio de Canarias, ha necesitado 10 años de trabajos». Quizá no se llegue a la Luna en el 2012, contesta Claramunt, pero «lo que cuenta es llegar». La competición prevé otro premio, de 15 millones, a quien llegue en el 2014.
Estimular la industria aeroespacial catalana, abrir al sector privado el mercado del espacio, aprovechar la Luna como fuente de conocimiento y reunir a la sociedad catalana alrededor de un projecte de país son los objetivos a los cuales apunta el director del proyecto. Por estas razones, según el empresario, merece la pena que las instituciones se impliquen en la iniciativa.
De momento, los promotores han conseguido que CiU, ERC, PP e ICV presentaran el jueves pasado una enmienda a los Presupuestos del Estado para que las empresas que inviertan en el proyecto puedan recuperar el 90% de esta inversión, restándola del impuesto de sociedades. También el PSC apoyará la enmienda, según dicen los impulsores. «Se trata del mismo esquema aplicado en la Copa América, en el Fòrum o en la Barcelona World Race, todos ellos considerados acontecimientos de excepcional interés ciudadano», explica Jordi Rigual.
Xavier Luri, del Departamento de Astronomía del la Universitat de Barcelona, cuestiona esta apuesta. El investigador está implicado en la fabricación de un pequeño satélite de observación de la tierra por parte del Institut Cartogràfic de Catalunya. También cita la iniciativa para promover el liderazgo de Barcelona en el campo de los vehículos no tripulados. «Estos proyectos no han recibido ningún trato especial», explica. «Todo proyecto para promover la I+D es bueno –agrega Jordi José, investigador del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya–. Sin embargo, no es bueno que los políticos se muevan de acuerdo con las modas y aún más en tiempos de recorte de presupuestos científicos».
Me parecería estupendo... si no me costara un duro.
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MICHELE CATANZARO
BARCELONA
Todavía no ha llegado el momento de desplegar una senyera en la Luna. Sin embargo, una nueva iniciativa empresarial –aun siendo un pequeño paso para la exploración del Cosmos– podría ser un gran salto para Catalunya en el campo de la industria del espacio. Catalunya a la Lluna es el nombre de un proyecto que aspira a enviar al satélite, en el 2012, un robot que se desplace 500 metros en la superficie y transmita imágenes y datos a la Tierra.
Según sus promotores, la iniciativa inyectaría optimismo en la industria aeroespacial y en la sociedad catalana. El Congreso está valorando, en el marco del debate presupuestario, la aplicación de rebajas fiscales a las empresas que inviertan en este proyecto, que tiene un presupuesto de 50 millones de euros. Sin embargo, algunos expertos cuestionan su viabilidad en el plazo establecido y la oportunidad del apoyo fiscal.
El promotor principal del plan espacial catalán se llama Xavier Claramunt y es director de la empresa barcelonesa Galactic Suite Design, que en los últimos cinco años ha trabajado en la arquitectura de futuros hoteles espaciales. La consultora estratégica New Output, dirigida por Jordi Rigual, y la fundación Centre de Tecnologia Aeronàutica i de l’Espai (CTAE), dirigida por Juan de Dalmau –ambos centros localizados en el área metropolitana de Barcelona– proporcionan asesoría al proyecto.
CERTAMEN ESPACIAL /La iniciativa catalana compite con una veintena de proyectos de todo el mundo, que participan en el Google Lunar X Prize. Este concurso internacional ofrece 30 millones de euros a quien consiga alunizar un robot que cumpla una tarea de desplazamiento y observación, dentro del 2012 y con financiación privada en un 90%. La inscripción del equipo catalán aún está en trámite, pero ya tiene «el apoyo verbal por parte de los organizadores», asegura Claramunt.
«Desde 1985, he visto muchas iniciativas y esta me parece viable y realista», explica De Dalmau, que, además de dirigir el CTAE, lleva un largo recorrido en la Agencia Espacial Europea. Sin embargo, Pablo Santos, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía implicado en otros proyectos espaciales, expresa dudas. «Toda la tecnología necesaria existe –afirma–. Sin embargo, una empresa más sencilla, como es el Gran Telescopio de Canarias, ha necesitado 10 años de trabajos». Quizá no se llegue a la Luna en el 2012, contesta Claramunt, pero «lo que cuenta es llegar». La competición prevé otro premio, de 15 millones, a quien llegue en el 2014.
Estimular la industria aeroespacial catalana, abrir al sector privado el mercado del espacio, aprovechar la Luna como fuente de conocimiento y reunir a la sociedad catalana alrededor de un projecte de país son los objetivos a los cuales apunta el director del proyecto. Por estas razones, según el empresario, merece la pena que las instituciones se impliquen en la iniciativa.
De momento, los promotores han conseguido que CiU, ERC, PP e ICV presentaran el jueves pasado una enmienda a los Presupuestos del Estado para que las empresas que inviertan en el proyecto puedan recuperar el 90% de esta inversión, restándola del impuesto de sociedades. También el PSC apoyará la enmienda, según dicen los impulsores. «Se trata del mismo esquema aplicado en la Copa América, en el Fòrum o en la Barcelona World Race, todos ellos considerados acontecimientos de excepcional interés ciudadano», explica Jordi Rigual.
Xavier Luri, del Departamento de Astronomía del la Universitat de Barcelona, cuestiona esta apuesta. El investigador está implicado en la fabricación de un pequeño satélite de observación de la tierra por parte del Institut Cartogràfic de Catalunya. También cita la iniciativa para promover el liderazgo de Barcelona en el campo de los vehículos no tripulados. «Estos proyectos no han recibido ningún trato especial», explica. «Todo proyecto para promover la I+D es bueno –agrega Jordi José, investigador del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya–. Sin embargo, no es bueno que los políticos se muevan de acuerdo con las modas y aún más en tiempos de recorte de presupuestos científicos».
Me parecería estupendo... si no me costara un duro.