Me parece muy interesante. Y en especial dos frases:
"Hay un retorno a la escritura como arte"
"Hay una vuelta a todo lo manual y artesanal por la frialdad del ordenador. La gente quiere mancharse, sentir el error, tiene mucho que ver con lo emocional y lo sensible"
Como leí hace un tiempo, hace unos años la gente estaba deseando recibir un correo electrónico. Hoy en día lo que realmente desea es recibir una carta manuscrita en su buzón. Nada de propaganda o cartas del banco. Y si, además, está escrita con cariño y buena caligrafía, el disfrute es total.
Creo que las herramientas que nos brinda la tecnología son increíbles. Nos permite conectarnos de forma casi instantánea con gente de todo el mundo. Recibir información de todo lo que nos pueda interesar. Expresar, difundir y compartir nuestras ideas. Pero una carta manuscrita necesita que quien la escribe piense antes de escribir. Un esfuerzo, sobre todo para algunos, para hacer legibles sus palabras. Un acto personal e íntimo que puede expresar tu propio ser al enviar unas letras que te identifican tanto como las ideas expresadas. Ya no eres uno más. NI tampoco el que recibe la carta. El papel, la tinta, la caligrafía e incluso tu corrección ortográfica te muestra como eres y delata el respeto y tus sentimientos hacia la persona a la que te diriges. Se vuelve a mostrar la parte humana, tu identidad personal, perdida en el uso de caracteres tipográficos y pantallas planas.
Yo suelo insistir en que la caligrafía ha de ser elegante, bella y legible. Nunca entenderé que sea perfecta y estandarizada. La caligrafía es el resultado de un acto humano y, por tanto, imperfecta. Pero ¡bendita imperfección!
Ahora solo nos queda pensar en alguien y mandarle una carta. Y a bien seguro, que sin leer la carta, tan solo tocando el papel, observando el tipo de caligrafía y el color de la tinta, ya irá vislumbrando el mensaje recibido.
Un saludo y que la tinta se convierta en emoción.