DBJZ
Milpostista
Sin verificar
Excelentes y didácticos comentarios basados en el fruto de la experiencia de los amigos que nos sirven a todos, sin embargo en ocasiones parece que el vendedor en general sea el enemigo a batir, muchas veces por las malas experiencias anteriores y otras por nuestra excesiva ambición de querer conseguir el preciado objeto a precio de derribo.
Esta esta visión diferente sólo se puede ver al otro lado del mostrador, tal vez si nos viéramos a nosotros mismos en el otro lado nos sorprenderiamos.
Muchos podemos hablar por experiencia propia tanto en el foro compra venta como en el mercado puro y duro . En dos ocasiones he compartido una parada en un mercado con otros amigos coleccionistas y compañeros del foro y os sorprendería la visión diferente. Desde mi experiencia he observado varios perfiles de comprador , desde el listo que su oferta roza el insulto, el vendedor profesional que compra para la posterior reventa, el típico que espera su momento de gloria en estos mercados y te "regala "una clase magistral de relojería , el desconfiado que no se fía de nadie ni de si mismo, o el que toca ,retoca y manipula varias veces el reloj sin ninguna intención de compra , recuerdo algún caso digno de estudio psiquiatríco profesional ,y todo ello sin olvidar al típico chorizo que espera el descuido.
Y todo esto es lo que día tras día y en diferentes lugares se encuentra el vendedor.
En general somos un colectivo especial y a menudo nos olvidamos de ello.
Saludos cordiales
Totalmente de acuerdo, como se nota que lo has vivido. Nos falta empatía, y no apetece imaginarse al otro lado del mostrador. Y lo digo por experiencia propia, me dedico a vender también. Proceloso e interesante camino el de la observación y estudio del lenguaje no verbal del personal, satisface mucho comprobar cuando has calado a la persona antes de abrir la boca, hay mucho caimán, rapaces de toda laya y escasez de educación, que se muestran sin ambajes en los mercadillos y el pequeño comercio, si eres cajero del Alcampo, no padecerás.
Como dicen los de Pawn Shop de las Vegas, no sabes qué ni quién coño entrará por la puerta