Si fuéramos animales racionales, ya no llevaríamos reloj. Tenemos el móvil, y la fecha y hora por todas las partes, en ordenadores, coche, moto, electrodomesticos, y así un sin fin. De hecho, ya es raro aquello de ¿Me puede decir la hora?.
Pero el reloj ya no es para dar la hora. Ni siquiera para que lo vean los demás. Es para sentirlo quien lo lleva. Y entre los sentimientos y la razón, esta ultima acaba perdiendo siempre, por mas que no queramos reconocerlo.
Por suerte, en este caso, para los relojes y nosotros.
Saludos