Decimos por aquí "eso es desnudar a un santo por vestir otro", y no, no se lo tomo a mal porque las opiniones nunca deben tomarse a mal. Se tomarán o no se tomarán en cuenta pero no a mal. El amigo Fran ya sabe de mi afición por montar relojes y en eso ando con los tres. Pero si pasado un tiempo, él no hubiera conseguido su fornitura, yo le traspasaría una de los míos como recientemente pasó con el también amigo Gods.
Y hablando de fumadores, amigo Luis, como yo también soy ya viejo y tengo mis anécdotas le voy a contar una.
Cuando yo andaba por la treintena en vez de relojes tenía el gusto por la caza. Y una de las modalidades que más me gustaba era en verano, aunque estaba prohibida, consistente en acechar a los conejos al amanecer en algún sitio que se tenía el conocimiento o la creencia de que ellos aparecerían por allí. Debía de ser en un sitio por mitad de la sierra donde no fuera frecuente que apareciera la G. Civil. Había que irse aún de noche durante una hora al menos y esperar a que la luz nos permitiera ver; durante ese tiempo no te podías mover ni hacer mínimo ruidos y ni mucho menos fumar ya que la luz del cigarrillo se ve muchísimo. Cuando amaneció, con mucha precaución en los movimientos, metías la mano al bolsillo, sacabas el pitillo y lo fumabas procurando mover el brazo con suavidad para no hacer ruídos ni visibilidad de los movimientos. Cuando le dí a la rueda del encendedor salió la mijita de piedra que le quedaba disparada y me quedé sin forma de encender.
Al rato pasó cerca un pastor con sus vacas y, a riesgo de que al moverme no apareciera conejo alguno por allí, fuí hasta el pastor, le pedí fuego y, luego, fui consumiendo cigarrillo tras cigarrillo sobre una piedra para mantener la candela encendida, je,je,je. Ni que decir tiene que no apareció conejo que llevarme a los cañones y que consumí el paquete entero en la espera hasta que llegó la hora de reunirme con mis compañeros. ¡Fíjese si sé lo que es no poder fumar para un fumador!.