M
manuleon
Habitual
Sin verificar
Para mi crónica última del peor año que recuerdo, quiero tener buen sabor de boca.
Y una de las cosas buenas de este periodo penoso de crisis y choriceo, ha sido el descubrimiento de este foro. Didáctico, ameno, lúdico... tiene mucho que enseñar a quien, como yo, entra sabiendo que le gusta escribir con estilográfica y que Mont Blanc es la marca de referencia aunque no guste...
He conocido gentes de todo tipo. He discutido, disputado, empatizado y reprobado (las menos veces) Pero, sobre todo, he aprendido y disfrutado muchísimo. Sé lo que es flexibilidad (he conocido el miedo viendo a Pompero torturar impúnemente a plumines que ningún delito tenían sobres sus gavilanes) La famiglia ha visitado a varios compañeros un tanto duros en el trato (Quichito y Kharma quizá hayan sido los más cercanos a un triste final) He descubierto el encanto de yayas que ahora miro una y otra vez. Juanito, Rierol, Diógenes y un largo etcétera me han enseñado mucho y bueno sobre un universo apasionante. Y cómo no, he descubierto que Centropen es un imán para mi cartera, gracias a Serenite (espero que pronto se anime a poner en venta alguna) FPlover me ha confirmado que Inoxcrom no es más, pero tampoco menos...
Sin embargo, mi rémora particular y mi centro de atención de esta despedida de año, es Zimmermann. Por muchos motivos, mi pesadilla de cabecera. Y es que, como ya no hay médicos de cabecera, pues son de familia, necesitaba cubrir esa carencia. Y me he buscado una pesadilla de cabecera. Y ésa es Zimmermann. Con el amigo Diógenes, el que ha traspasado la frontera virtual. Y ya van dos micro penshow, y un tercero es inminente.
Quienes sigáis mis crónicas, sabéis de su pérfida forma de intentar llevarme al lado oscuro, y mi gallarda forma de resistir. Huelga pues, que me extienda sobre un relato que ha sido seguido masivamente por el foro...
Hoy quiero ser honesto (hay que cambiar de vez en cuando) Por ello voy a comentar, grosso modo, su faceta de crítico literario. Y es que además de bueno, se atreve a decir lo que piensa. Y se lo agradezco de corazón.
Escribir una novela es una tarea de titanes. Sinceramente, dudo que vuelva a intentar semejante empresa. Me siento más cómodo en el relato corto y en la lírica. Un poema puede salir en un borbotón, y, bueno o malo, se aprovecha o se tira. Un relato corto no supone tormento si falla la musa: se deja y tarde o temprano sale otro.
Pero una novela, Dios de mi vida... "El último mensaje", una historia que ya estaba hecha, que solo tenía que poner en papel, que no necesitaba de imaginación ni investigación... ¡Cuántas veces revisé contenido y forma! Y si la musa se iba durante varios días, vuelta a leer todo para que no perdiera coherencia el discurso... En fin, que pese a que tengo varias iniciadas, dudo que vean la luz alguna vez.
Más aún, cuando te lee tu pesadilla de cabecera, y te saca los colores. Menos mal que uno, en su noble deportividad, acepta gustoso toda crítica seria, razonada, bienintecionada, constructiva... ¡PERO A OTROOOOOOOOOO! ¿CRITICAR MI NOVELA? ¿A MÍÍÍÍ? ¿CÓMO OSAS, TRAIDOOOORRRR? ¡TE MATOOOOOO!
Ejem, tras este pequeño lapsus, decir que Zimmer es de los pocos que ha tenido le decencia de decirme a la cara cosas que nadie me había hecho notar, y que sin duda han visto, pues son de verdadero bulto algunas. Errores de estilo garrafales que, con el cansancio de una corrección tras otra, en la rutina de leer una vez tras otra, habían pasado desapercibidas a mis ojos, harto ya de repetir una y otra vez la misma recensión.
Gracias a su honestidad, la segunda edición, si es que la editorial la saca, será mucho mejor que la primera, pues los errores de estilo que son más que evidentes, serán menos. Y si es así, lo es gracias a la única persona que ha tenido la gallardía de decirme lo que piensa de la novela: mi pesadilla de cabecera, Zimmermann.
Pd: quiera Dios que este hilo sirva para que en el próximo penshow leonés olvide los costes de un pequeño encargo que le hice ya son demasiadas las veces que tengo que hacerme cargo de los cafés por diversas causas. Y es que soy un santo varón
Y una de las cosas buenas de este periodo penoso de crisis y choriceo, ha sido el descubrimiento de este foro. Didáctico, ameno, lúdico... tiene mucho que enseñar a quien, como yo, entra sabiendo que le gusta escribir con estilográfica y que Mont Blanc es la marca de referencia aunque no guste...
He conocido gentes de todo tipo. He discutido, disputado, empatizado y reprobado (las menos veces) Pero, sobre todo, he aprendido y disfrutado muchísimo. Sé lo que es flexibilidad (he conocido el miedo viendo a Pompero torturar impúnemente a plumines que ningún delito tenían sobres sus gavilanes) La famiglia ha visitado a varios compañeros un tanto duros en el trato (Quichito y Kharma quizá hayan sido los más cercanos a un triste final) He descubierto el encanto de yayas que ahora miro una y otra vez. Juanito, Rierol, Diógenes y un largo etcétera me han enseñado mucho y bueno sobre un universo apasionante. Y cómo no, he descubierto que Centropen es un imán para mi cartera, gracias a Serenite (espero que pronto se anime a poner en venta alguna) FPlover me ha confirmado que Inoxcrom no es más, pero tampoco menos...
Sin embargo, mi rémora particular y mi centro de atención de esta despedida de año, es Zimmermann. Por muchos motivos, mi pesadilla de cabecera. Y es que, como ya no hay médicos de cabecera, pues son de familia, necesitaba cubrir esa carencia. Y me he buscado una pesadilla de cabecera. Y ésa es Zimmermann. Con el amigo Diógenes, el que ha traspasado la frontera virtual. Y ya van dos micro penshow, y un tercero es inminente.
Quienes sigáis mis crónicas, sabéis de su pérfida forma de intentar llevarme al lado oscuro, y mi gallarda forma de resistir. Huelga pues, que me extienda sobre un relato que ha sido seguido masivamente por el foro...
Hoy quiero ser honesto (hay que cambiar de vez en cuando) Por ello voy a comentar, grosso modo, su faceta de crítico literario. Y es que además de bueno, se atreve a decir lo que piensa. Y se lo agradezco de corazón.
Escribir una novela es una tarea de titanes. Sinceramente, dudo que vuelva a intentar semejante empresa. Me siento más cómodo en el relato corto y en la lírica. Un poema puede salir en un borbotón, y, bueno o malo, se aprovecha o se tira. Un relato corto no supone tormento si falla la musa: se deja y tarde o temprano sale otro.
Pero una novela, Dios de mi vida... "El último mensaje", una historia que ya estaba hecha, que solo tenía que poner en papel, que no necesitaba de imaginación ni investigación... ¡Cuántas veces revisé contenido y forma! Y si la musa se iba durante varios días, vuelta a leer todo para que no perdiera coherencia el discurso... En fin, que pese a que tengo varias iniciadas, dudo que vean la luz alguna vez.
Más aún, cuando te lee tu pesadilla de cabecera, y te saca los colores. Menos mal que uno, en su noble deportividad, acepta gustoso toda crítica seria, razonada, bienintecionada, constructiva... ¡PERO A OTROOOOOOOOOO! ¿CRITICAR MI NOVELA? ¿A MÍÍÍÍ? ¿CÓMO OSAS, TRAIDOOOORRRR? ¡TE MATOOOOOO!
Ejem, tras este pequeño lapsus, decir que Zimmer es de los pocos que ha tenido le decencia de decirme a la cara cosas que nadie me había hecho notar, y que sin duda han visto, pues son de verdadero bulto algunas. Errores de estilo garrafales que, con el cansancio de una corrección tras otra, en la rutina de leer una vez tras otra, habían pasado desapercibidas a mis ojos, harto ya de repetir una y otra vez la misma recensión.
Gracias a su honestidad, la segunda edición, si es que la editorial la saca, será mucho mejor que la primera, pues los errores de estilo que son más que evidentes, serán menos. Y si es así, lo es gracias a la única persona que ha tenido la gallardía de decirme lo que piensa de la novela: mi pesadilla de cabecera, Zimmermann.
Pd: quiera Dios que este hilo sirva para que en el próximo penshow leonés olvide los costes de un pequeño encargo que le hice ya son demasiadas las veces que tengo que hacerme cargo de los cafés por diversas causas. Y es que soy un santo varón
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