Nicolau
Crono-Historiador
Sin verificar
Reflexiones de un coleccionista III.
Para los más antiguos, quizás les suene el título del hilo y recuerden dos hilos precedentes con título similar, absolutamente distintos al actual. De cuando –apenas- había en el foro debate sobre los relojes vintage, para mí los únicos a considerar.
Entonces no existía nuestro foro de vintage. Lo reiterado eran los nuevos modelos lanzados, dando detalle en importante medida, del tamaño de la caja y de las excelencias de su estética, abarcando por unos pocos las modificaciones del calibre base. Cuando en el foro general era preciso estar ojo avizor por temor a crear controversias.
Por aquel entonces mis conocimientos eran mucho más limitados que hoy y mi aportación solo podía limitarse a reflexiones, con criterio acertado o no.
El hilo anterior de la saga, lo fue el 05 de noviembre de 2007, por un neófito con apenas más de un mes de experiencia en el foro y hasta su cierre, acumuló la friolera de 6.940 mensajes. No todos ellos agradables ni constructivos, precisamente.
Soy poco dado a dar consejos y a juzgar las conductas ajenas. Pero en este caso haré una excepción.
Aconsejo a los que empiezan que miren ya a partir del primer día el calibre, y a ser posible, adquieran un reloj con movimiento propio. Y soy consciente que ello crea dificultad, ya que no conocemos ni las marcas ni los calibres. Un primer paso será, pues, distinguir una patente de una manufactura.
También soy conocedor que no todos comparten mi criterio, y preferirán una de las impersonales e innumerables patentes, setenteras o no (ya que no fue una invención de esta década, pero sí cuando proliferaron hasta el infinito). Sigo pensando que es mejor conseguir un reloj original que no tres recreaciones del mismo calibre con distinta marca en la esfera. Es obvio que habrá excepciones en modelos muy concretos.
Es común, o al menos a mí me pasó, que cuando nos llega o apetecemos un reloj, no seamos totalmente conscientes de la historia que lleva detrás. De los pasos previos antes de su fabricación. Precisamente, el conocer estos detalles, lo que no resulta siempre fácil y será incómodo y laborioso -a mi entender-, es lo que distingue a un vintagero.
Dentro de los relojes que pueden adquirirse a precio aceptable con movimientos propios está la marca Cyma.
Pero ¿por qué los Cyma están a precio accesible y otras marcas de menor calidad y con calibres ajenos están a precio más elevado?.
Otra revalida, otro penoso estudio previo, otra forzada tomada de experiencia antes de llegar a una conclusión y otra vez tendré que “mojarme”.
Influirá, en mi opinión, dos extremos:
a) Parte muy considerable del precio final del los relojes está en el marketing, y dada la poca memoria relojera, medios de comunicación presentes y ocultación intencionada de la historia real de las patentes que siguen comercializándose. Solo nos llegará la propaganda actual. Cualquier marca que esté en el candelero, tendrá, pues, aplastante ventaja sobre las extintas y no resucitadas. Y si el renacimiento (no quiero hablar de suplantación) lo es por un importante grupo relojero, tampoco será oponible a la puesta de nuevo al mercado por un grupo con menos medios económicos. Si la marca se cotiza hoy en día, partimos de la falsa creencia de que toda la producción anterior fue de calidad, llegando al extremo de comparar los GUB –a título de ejemplo- con los Glashütte Original.
b) Incide en el precio del reloj, el número de ejemplares que podemos encontrar a la venta. Ello tiene una relación directa con el número de relojes fabricados en su día, que si es ingente, no habrán podido ser eliminados del mercado, aunque en ocasiones se ha intentado y casi conseguido. Otro ejemplo será el caso de los Cuervo y Sobrinos, al ser de producción corta y limitarse a ejemplares con esfera personalizada para una Joyería. Así lo hicieron los actuales propietarios de la patente, gran hazaña la de estos comerciantes que a base de publicidad ha conseguido despistar hasta a los iniciados en relojes actuales, que están en la convicción de que existió una marca suiza con este nombre, adquirida por los actuales explotadores. La realidad es que es una nueva patente, con nombre similar a una sociedad mercantil cubana fenecida, cuyo objeto social era la venta y no la fabricación………….. y nada más. Como el mercado demanda la marca, la solución ha sido la creación de falsificaciones en un tiempo record de ejemplares vintage.
La CYMA, cerró sus puertas en 1966 y fue “resucitada” sobre 1986, no por un gran grupo relojero, por un grupo independiente, con destino esencial hacia USA. Su producción fue tan fenomenal, tan mastodóntica, que el mercado sigue inundado con sus ejemplares. Consecuentemente, se cumplen las dos premisas para justificar su precio moderado, solo en base a vicisitudes mercantilistas y no por criterios de calidad y aportación a la evolución relojera.
No obstante, se trata de una de las grandes manufacturas suizas. Se confunde la CYMA con la TAVANNES, olvidándose los 30 primeros años de andadura de la manufactura.
La CYMA fue fundada en 1862 en Le Locle por los hermanos Jospeh y Theodor Schwob de Chaux-de-Fonds y una de sus especialidades fueron los despertadores. En 1892 se fusionó con la " Tavannes Watch Co. de Frédéric-Henri Sandoz”, instaurada el año anterior en la ciudad homónima, el Sr. Sandoz tomó las riendas del negocio de manera inmediata.
D. Frédéric-Henri Sandoz (1.851-1.913), había creado (1870) en Le Locle otra compañía junto con su hermano Jules que llevó el nombre de “Henri Sandoz & Co.”, cuya participación vendió para trasladarse a Tavannes y montar una nueva fábrica con el método de producción americano (la Sandoz siguió camino independiente).
Cuando falleció el Sr. Sandoz en 1.913 a los 62 años, la empresa contaba con más de 1.000 empleados y producía 2.500 relojes diarios. Para darnos una idea, el número de personal cuadruplicaba la población de Tavannes en el año en que montó la fábrica (1891). Dichas cifras en 1929, pasaron a ser de 2000 empleados, con una producción de 4000 relojes diarios, siendo la mayor fábrica de relojes de Europa. Recibiendo, por cierto, este mismo año un premio en la Exposición Internacional de Barcelona.
Pero no todos los CYMA están a precios accesibles. Existen ejemplares (además algunos relojes militares y cronómetros) a precio elevado, por lo corto de su producción y por su singularidad. Me limitaré a uno de ellos y prestaré homenaje a una de las especialidades de la CYMA primitiva (antes de su absorción por la Tavannes).
Trataré de un reloj despertador de pulsera. Otros despertadores de calidad de la CYMA de sobremesa, son un alarma de 8 días (1943) con carga mediante una sola llave y el Sonomatic (1947), también de 8 días y de carga con una sola llave, uno de los más fiables despertadores lanzados jamás al mercado.
Después de tanto rollo y reflexión, paso a uno de los icono de los relojes vintage. Difícil de conseguir en su versión estándar y de casi imposible acceso en su variante cronómetro, el “TIME-O-VOX”.
Fue provisto de calibre 464, el Dr. Ranfft no lo menciona (o al menos no lo he encontrado). La descripción del calibre, tendrá que ser de cosecha propia.
Sobre su fecha de lanzamiento, no hay unanimidad, se habla de los años 1950 o 1956. Tiendo a pensar que sería en 1953, coincidente con la familia 48x, si bien la obtención del certificado chronomètre sería en 1956.
Es un calibre de 12 líneas y media (como la familia 48x) y su altura de 5,38mm (frente a los 3,40 del calibre base) contando el martillo. Late a 18.000 A/h y lleva 17 rubíes, antichoque Cymaflex. Reserva de carga 48 horas. Fue provisto de un solo barrilete para la energía del reloj y del despertador. Segundero a las seis.
Su producción sería corta, ya que se ven pocos ejemplares.Lleva corona y dos pulsadores. Si no traduzco mal. La carga del único barrilete se practica a través de la corona, pulsando primero el botón de las dos. El despertador se pone en hora apretando el pulsador de las 4 y girando la corona. Para activar el despertador ninguno de los dos pulsadores tiene que estar apretado y para pararlo basta pulsar cualquiera de ambos.
Una de sus características del modelo son sus patas. Existe la versión normal y semi-esqueletizadas en caja de acero y esqueletizadas en los ejemplares con caja de oro.
Saludos cordiales, buen fin de semana.
Para los más antiguos, quizás les suene el título del hilo y recuerden dos hilos precedentes con título similar, absolutamente distintos al actual. De cuando –apenas- había en el foro debate sobre los relojes vintage, para mí los únicos a considerar.
Entonces no existía nuestro foro de vintage. Lo reiterado eran los nuevos modelos lanzados, dando detalle en importante medida, del tamaño de la caja y de las excelencias de su estética, abarcando por unos pocos las modificaciones del calibre base. Cuando en el foro general era preciso estar ojo avizor por temor a crear controversias.
Por aquel entonces mis conocimientos eran mucho más limitados que hoy y mi aportación solo podía limitarse a reflexiones, con criterio acertado o no.
El hilo anterior de la saga, lo fue el 05 de noviembre de 2007, por un neófito con apenas más de un mes de experiencia en el foro y hasta su cierre, acumuló la friolera de 6.940 mensajes. No todos ellos agradables ni constructivos, precisamente.
Soy poco dado a dar consejos y a juzgar las conductas ajenas. Pero en este caso haré una excepción.
Aconsejo a los que empiezan que miren ya a partir del primer día el calibre, y a ser posible, adquieran un reloj con movimiento propio. Y soy consciente que ello crea dificultad, ya que no conocemos ni las marcas ni los calibres. Un primer paso será, pues, distinguir una patente de una manufactura.
También soy conocedor que no todos comparten mi criterio, y preferirán una de las impersonales e innumerables patentes, setenteras o no (ya que no fue una invención de esta década, pero sí cuando proliferaron hasta el infinito). Sigo pensando que es mejor conseguir un reloj original que no tres recreaciones del mismo calibre con distinta marca en la esfera. Es obvio que habrá excepciones en modelos muy concretos.
Es común, o al menos a mí me pasó, que cuando nos llega o apetecemos un reloj, no seamos totalmente conscientes de la historia que lleva detrás. De los pasos previos antes de su fabricación. Precisamente, el conocer estos detalles, lo que no resulta siempre fácil y será incómodo y laborioso -a mi entender-, es lo que distingue a un vintagero.
Dentro de los relojes que pueden adquirirse a precio aceptable con movimientos propios está la marca Cyma.
Pero ¿por qué los Cyma están a precio accesible y otras marcas de menor calidad y con calibres ajenos están a precio más elevado?.
Otra revalida, otro penoso estudio previo, otra forzada tomada de experiencia antes de llegar a una conclusión y otra vez tendré que “mojarme”.
Influirá, en mi opinión, dos extremos:
a) Parte muy considerable del precio final del los relojes está en el marketing, y dada la poca memoria relojera, medios de comunicación presentes y ocultación intencionada de la historia real de las patentes que siguen comercializándose. Solo nos llegará la propaganda actual. Cualquier marca que esté en el candelero, tendrá, pues, aplastante ventaja sobre las extintas y no resucitadas. Y si el renacimiento (no quiero hablar de suplantación) lo es por un importante grupo relojero, tampoco será oponible a la puesta de nuevo al mercado por un grupo con menos medios económicos. Si la marca se cotiza hoy en día, partimos de la falsa creencia de que toda la producción anterior fue de calidad, llegando al extremo de comparar los GUB –a título de ejemplo- con los Glashütte Original.
b) Incide en el precio del reloj, el número de ejemplares que podemos encontrar a la venta. Ello tiene una relación directa con el número de relojes fabricados en su día, que si es ingente, no habrán podido ser eliminados del mercado, aunque en ocasiones se ha intentado y casi conseguido. Otro ejemplo será el caso de los Cuervo y Sobrinos, al ser de producción corta y limitarse a ejemplares con esfera personalizada para una Joyería. Así lo hicieron los actuales propietarios de la patente, gran hazaña la de estos comerciantes que a base de publicidad ha conseguido despistar hasta a los iniciados en relojes actuales, que están en la convicción de que existió una marca suiza con este nombre, adquirida por los actuales explotadores. La realidad es que es una nueva patente, con nombre similar a una sociedad mercantil cubana fenecida, cuyo objeto social era la venta y no la fabricación………….. y nada más. Como el mercado demanda la marca, la solución ha sido la creación de falsificaciones en un tiempo record de ejemplares vintage.
La CYMA, cerró sus puertas en 1966 y fue “resucitada” sobre 1986, no por un gran grupo relojero, por un grupo independiente, con destino esencial hacia USA. Su producción fue tan fenomenal, tan mastodóntica, que el mercado sigue inundado con sus ejemplares. Consecuentemente, se cumplen las dos premisas para justificar su precio moderado, solo en base a vicisitudes mercantilistas y no por criterios de calidad y aportación a la evolución relojera.
No obstante, se trata de una de las grandes manufacturas suizas. Se confunde la CYMA con la TAVANNES, olvidándose los 30 primeros años de andadura de la manufactura.
La CYMA fue fundada en 1862 en Le Locle por los hermanos Jospeh y Theodor Schwob de Chaux-de-Fonds y una de sus especialidades fueron los despertadores. En 1892 se fusionó con la " Tavannes Watch Co. de Frédéric-Henri Sandoz”, instaurada el año anterior en la ciudad homónima, el Sr. Sandoz tomó las riendas del negocio de manera inmediata.
D. Frédéric-Henri Sandoz (1.851-1.913), había creado (1870) en Le Locle otra compañía junto con su hermano Jules que llevó el nombre de “Henri Sandoz & Co.”, cuya participación vendió para trasladarse a Tavannes y montar una nueva fábrica con el método de producción americano (la Sandoz siguió camino independiente).
Cuando falleció el Sr. Sandoz en 1.913 a los 62 años, la empresa contaba con más de 1.000 empleados y producía 2.500 relojes diarios. Para darnos una idea, el número de personal cuadruplicaba la población de Tavannes en el año en que montó la fábrica (1891). Dichas cifras en 1929, pasaron a ser de 2000 empleados, con una producción de 4000 relojes diarios, siendo la mayor fábrica de relojes de Europa. Recibiendo, por cierto, este mismo año un premio en la Exposición Internacional de Barcelona.
Pero no todos los CYMA están a precios accesibles. Existen ejemplares (además algunos relojes militares y cronómetros) a precio elevado, por lo corto de su producción y por su singularidad. Me limitaré a uno de ellos y prestaré homenaje a una de las especialidades de la CYMA primitiva (antes de su absorción por la Tavannes).
Trataré de un reloj despertador de pulsera. Otros despertadores de calidad de la CYMA de sobremesa, son un alarma de 8 días (1943) con carga mediante una sola llave y el Sonomatic (1947), también de 8 días y de carga con una sola llave, uno de los más fiables despertadores lanzados jamás al mercado.
Después de tanto rollo y reflexión, paso a uno de los icono de los relojes vintage. Difícil de conseguir en su versión estándar y de casi imposible acceso en su variante cronómetro, el “TIME-O-VOX”.
Fue provisto de calibre 464, el Dr. Ranfft no lo menciona (o al menos no lo he encontrado). La descripción del calibre, tendrá que ser de cosecha propia.
Sobre su fecha de lanzamiento, no hay unanimidad, se habla de los años 1950 o 1956. Tiendo a pensar que sería en 1953, coincidente con la familia 48x, si bien la obtención del certificado chronomètre sería en 1956.
Es un calibre de 12 líneas y media (como la familia 48x) y su altura de 5,38mm (frente a los 3,40 del calibre base) contando el martillo. Late a 18.000 A/h y lleva 17 rubíes, antichoque Cymaflex. Reserva de carga 48 horas. Fue provisto de un solo barrilete para la energía del reloj y del despertador. Segundero a las seis.
Una de sus características del modelo son sus patas. Existe la versión normal y semi-esqueletizadas en caja de acero y esqueletizadas en los ejemplares con caja de oro.
Versión estándar
Patas semi-esqueletizadas
Caja de oro
Caja de oro con versión cronómetro
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